Epílogo.

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–Ese vestido está hecho para ti.

Tatiana tenía razón, mientras más me miraba en el espejo no podía creer que ese era mi reflejo. El vestido tiene escote en corazón y unas mangas caídas que tenían pequeñas florecillas bordadas. Parecía una princesa del bosque.

–Todavía no puedo creer que me vaya a casar – dije mientras Tatiana me ajustaba el corset.

–Ni yo – sonrió – todavía recuerdo el casi infarto que le causaste a Dario hace dos años cuando le dijiste que fuera a por mi hermano.

–Que vergüenza – me cubrí la cara con las manos – no sabía que su padre estaba molesto contigo porque te ibas a vivir a Francia y pensé que era un padre estricto obsesionado con el futuro de sus hijos, que desastre causé.

–Olvídalo, todo está bien ahora. Hiciste que el idiota de mi hermano por fin acentara cabeza.

–¡Qué no puedes entrar! – mi madre entró a la habitación y cerró la puerta de un tortazo.

–El impaciente de tu novio me está molestando para que lo deje pasar a verte.

–Mamá – la regañé un poco.

–Me intentó comprar una copa de vino y entretenerme para colarse.

–Es que sigue siendo un chiquillo – Tatiana sonrió.

Mi madre estaba mirándome y vi ese brillo de orgullo en sus ojos.

–No puedo esperar a que tu padre, Fede y Sergio te vean, estás hermosa.

–Gracias mamá.

–Voy a admitir algo – sonaba demasiado seria, me preocupaba lo que estaba a punto de decir –Dante se ve muy atractivo y a pesar de ser un pesado a veces, estoy feliz de ver hasta donde han llegado, hacen una pareja estupenda.

Tatiana asintió.

–Me hace muy feliz oír eso mamá.

Tocaron a la puerta.

–Si es él te juro que lo voy a echar con un palo de escoba. ¿Quién es?

–Diana, Kamila y Carolina – dijo una voz desde el otro lado.

Las chicas pasaron, estaban hermosas como mis damas de honor con sus vestidos azul pastel.

–¡Oh! Te ves espectacular – dijo Kami.

Di una vuelta para que vieran el vestido completo.

–Dante me pagó para que le llevará una fotografía tuya – Diana sacó el móvil y mi madre se llevó las manos a la cabeza.

–Fueron cien euros – dijo Carolina sacando el billete.

–Pero no te preocupes no lo haremos – me aseguró.

–¿Le devolverás el dinero? – pregunté aunque ya sabía la respuesta.

–¡Ya, claro! no me parece me lo quedo por las molestias.

Carolina le dio un beso en la mejilla a Diana, se me hacían muy tiernas que comenzaran a salir hace tan solo unos meses cuando nos pasamos tanto tiempo diciéndole a Diana que se declarara que ya todos sabíamos que se gustaban y la verdad es que hacían una pareja muy encantadora y divertida.

Kami también estaba muy feliz porque recién iba a comenzar su propio estudio de arquitectura y Dante le había encargado un proyecto bastante grande e importante. Estaba muy agradecida de esta gran familia que habíamos creado.

–¿Ya están Juls y Carlos aquí? – le pregunté a Carolina.

–Si, no han podido venir más temprano porque Carla no quería peinarse.

Quiero que te quedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora