¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Ya quédate quieta te estas arrugado la ropa y me estas estresando a mi-
-okey,pero sigo pensando que es una locura-
Sentadas en los enormes sillones mientras nezuko me acomodaba la ropa yo intentaba calmar mis nervios.
ahí estaba en el último piso que para mi gusto era muy alto,esperando ser antendida por nada más y nada menos que el dueño de la empresa y jefe de mi jefe el señor tomioka.
Pero bueno aquí estamos.
-tal vez pero se mostró muy interesado En tu caso y accedió a verte-dijo terminando de abrochar mis zapatos.
Como unica respuesta solo atine a suspirar mientras mi amiga me acomodaba el cabello. Mi vestuario consistía en un pantalon formal negro una blusa de seda y encaje blanco y un saco negro y por supuesto mis zapatos de tacon prada. podía decir que llevaba unos de mis mejores oufits de trabajo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
*esto es lo que llevaba shinobu ese dia*
-listo-dijo nezuko animada-te ves hermosa amiga-
No podía creer que en unos segundos entraria por esa puerta para finalmente conocer al señor tomioka el cual no sabia su nombre,pero lo que no podía creer era que iba a pedirle ayuda a el.
Recordé todo lo que nezuko me había dicho sobre el un hombre rico,bastante altruista,generoso y sobre todo justo,que no dudaría en ayudar a cualquiera en problemas.
¿Pero encerio lo haría desinteresadamente? eso todavía no lo sabía.
-bien-el susurro de nezuko me sacó de mis pensamientos-el ahora esta con alguien en su oficina pero te vera ni bien termine okey-
Suspire mientras acomodaba mi saco
-de acuerdo-
-bien,volveré a mi lugar suerte amiga-
-gracias-
Y sin decir más nezuko se levanto de los sillones y se fue a su mostrador a unos cuantos metros de distancia.yo por mientras me puse a mirar la puerta de la oficina esperando la más mínima Señal de movimiento,así estuve como por 10 largos minutos en los que la espera se hizo aburridamente eterna.
