Un pequeño niño es encontrado por un grupo de hechiceros, pero al ver qué el pobre nene tenía una maldición, decidieron quedarse con el hasta entonces.
¿Qué clase de aventuras tendrá el pequeño junto a sus nuevos amigos?
- Advertencias -
• Serás un...
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Era una bella mañana donde los pajarillos fastidiaban con su canto a aquellos que aún no se levantaban, el sol brillando más que tu futuro en el enorme cielo cubierto por esponjosas nubes blancas.
Una mañana perfecta para pescar maldiciones, o al menos eso hacía un grupo de estudiantes de hechicería, que se encontraba parado afuera de una casa de sucio aspecto y abandonado.
-- ¿Es aquí? -- pregunto una chica de cabello... ¿naranja, café?
-- Si, eso fue lo que dijo el profesor Gojo -- le respondió un chico con cara de "odio esta vida".
-- Pero no siento la presencia de ninguna maldición -- dijo ahora un chico tierno de cabello rosita.
Les habían dicho que en esa casa se hallaba una maldición que atormentaba a aquellos que quisieran entrar.
Según su extraño maestro, Satoru Gojo, no era de una categoría fuerte pero aún así debían de hacerse cargo.
-- Si, tampoco lo siento, pero Gojo-sensei dijo que estaba adentro
-- ¿Entonces qué esperamos? -- y el de rosita entró a toda prisa en dicha casa.
-- ¡Espera idiota!
-- Ya sabes cómo es, solo entremos -- le dijo la chica sin tomarle importancia, también entrando.
El de cabello negro solo suspiro e imitó lo mismo que sus compañeros.
Entro mirando todo, la sala, cocina, la escalera que lo llevaban al segundo piso de la casa.
Todo estaba lleno de polvo, sintió un leve olor a putrefacción, no sabía de dónde provenía así que decidió investigar.
-- Parece que no limpian este lugar desde hace meses -- comentó Nobara mientras salía de la cocina.
-- ¿Dónde esta Itadori ? -- le pregunto al no verlo ni escucharlo.
-- Subió las escaleras
Y como si lo hubiesen llamado, el chico de cabello rosa bajo rápidamente por las mismas escaleras.
-- Oiga... -- el los llamo en susurro -- Vengan rápido
Y volvió arriba, Megumi y Nobara se miraron entre ellos para luego seguir a su compañero.
Cuando estuvieron arriba, miraron a Itadori con la oreja pegada a una puerta que estaba algo alejada de las demás.
El chico noto a sus compañeros y con una seña les indico que se acerquen, les hizo la seña de silencio y en susurros bajos les indico que hicieran lo mismo que él.
Del otro lado de esa puerta, se oían cosas moverse, también oían pequeños pasos.
-- ¿Será la maldición? -- cuestionó la única chica en palabras bajas.
