Un pequeño niño es encontrado por un grupo de hechiceros, pero al ver qué el pobre nene tenía una maldición, decidieron quedarse con el hasta entonces.
¿Qué clase de aventuras tendrá el pequeño junto a sus nuevos amigos?
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• Serás un...
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La bella chica de cabello café, le daba un buen baño al pequeño niño, tallaba su enredado cabello, y quitaba esas manchas de suciedad en su cuerpo.
Nobara en realidad quería decorar la habitación del menor, quería darle ese toque femenino, pero (N) se negó a qué Itadori, Megumi o Gojo se acercaran para bañarlo.
Así que Kugisaki fue quien lo termino limpiando.
—- Estás listo pequeñito —- la chica colocó una toalla alrededor del infante.
—- ¡Má! —- apuntó a Nobara.
—- No soy tu mami
El nene ladeo su cabeza antes de ser cargado como bebé por Kugisaki.
La de cabello castaño se encaminó hasta lo que se sería la habitación del infante, ya debería estar finalizada, y si, cuando entró miró como los tres varones terminaban de acomodar los peluches no malditos, cortesía del director, y la enorme alfombra.
La cama era un tanto baja, estaba a medida del niño para que esté pudiera subir y bajar a placer.
—- Que bonito se ve todo —- halago.
Itadori se fijo en la chica y el rollito de niño al cual se le veía parte de su cara y sus piecitos.
—- ¡Hola pequeñito! ¿Estás fresco como una lechuga?
(N) asintió.
—- Muy bien, hemos terminado justo a tiempo —- Gojo comentó —- Nobara, por ahora ponle las camisetas viejas de Itadori, aún no conseguimos ropa para el
—- ¡Entonces yo compraré su ropita! —- la chica chilló emocionada.
La linda dama caminó hasta la cama, dejo acostado al taquito de niño ahí, después de secarlo tomó una camisa limpia de Itadori y se la colocó.
—- Por ahora es suficiente —- mencionó Gojo —- Mientras ustedes supervisan que coma, yo iré hacer unas compras para el niño
—- ¡Yo iré con usted profesor Gojo! —- reclamó Nobara alzando su mano.
Y no podría negarle tal petición, después de todo, ella tenía un buen ojo para las cosas lindas, confiaba en su instinto femenino.
—- De acuerdo, Megumi e Itadori, ustedes lleven al pequeño conejito a la cafetería del instituto, los cocineros ya están informados sobre lo que debe comer nuestro pequeño amigo
Uno asintió normal y el otro eufórico, tanto la chica como el profesor salieron dejando solos al par de amigos quienes voltearon a ver al nene que se había quedado parado en la cama.
—- Vamos pequeñito, ¡hora de comer!
—- ¡Pa, má! —- (N) apuntó a la caja musical, la cuál había dejado en una mesa que estaba a la altura del infante.
