Un pequeño niño es encontrado por un grupo de hechiceros, pero al ver qué el pobre nene tenía una maldición, decidieron quedarse con el hasta entonces.
¿Qué clase de aventuras tendrá el pequeño junto a sus nuevos amigos?
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• Serás un...
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Era una mañana gloriosa, los pajarillos cantaban y el sol brillaba radiante sobre el cielo cubierto de aquellas esponjosas nubes blancas.
La mañana perfecta y no cualquier mañana.
El nene iría a su primer día de clases en una escuela primaria.
Los meses pasaron volando, y durante ese tiempo el pequeño (N) expandió un poco más su vocabulario y aprendió lo suficiente como contar hasta el cien e incluso Megumi le enseño a leer.
También en ese tiempo el nene cumplió su seis años, ya era todo un niño grande.
—- ¿Estás listo (N)? —- Megumi le cuestionó.
—- ¡Si tío Mumi! —- el nene dijo, le había dejado ese apodo.
Nobara le está cepillando su cabello, el menor vestía su lindo uniforme, se veía bastante adorable, tuvieron incluso un poco de dificultad en conseguir su talla, pues (N) era más pequeño un niño promedio.
—- Bien, estás guapo, ahora vamos —- la castaña le dijo.
—- Si mami —- de un salto bajo de la cama donde había estado parado.
Se puso el solito sus zapatos y los ató tal cual Itadori le había enseñado.
—- ¡Aquí está su mochila! —- el de rosa entró con la mochila del infante.
Yuji se acercó y ayudo a ponérsela.
—- Estás listo pequeño, ahora vamos que la escuela te espera —- el de rosita le dijo.
Los tres estudiantes de, ahora, segundo año, salieron de la habitación dejando al nene atrás.
Él iba a salir pero se acordó de algo, así que caminó hasta la mesita que está junto a su cama, ahí estaba la caja musical.
—- Me voy Babaya, adio adio —- con su manita acarició la tapa de la caja.
Salió corriendo y entusiasmado, mientras que Byacuya solo asomaba si cabeza y sonreía de manera gentil, orgulloso de su pequeño nene.
Con (N), este corrió hasta dónde se hallaba Satoru junto con los tres estudiantes, ahí esperando con el carro que los llevaría a la escuela primaria.
—- Bien, ¿no te hace falta nada? —- el albino se inclinó levemente y le cuestionó al niño.
—- No papá, no fata nada —- le regaló una sonrisa al albino.
Los cinco subieron al auto y ahí comenzó el recorrido del niño para ir a su primer día de escuela.
Los mayores estaban nerviosos, era la primera vez que iban a dejar solo al nene desde que lo rescataron.
Sus mentes volaban en los recuerdos, cuando lo conocieron, cuando comenzaron a cuidar de él, cuando se descubrió la verdad sobre su Maldición, les entró una nostalgia que los quería hacer llorar.
