Charles había llegado temprano a la estación policial, mientras antes supiera los detalles del plan, y los pasos a seguir. Antes podría comentarselo a Elise. Cada minuto era importante y ventajoso.Henry lo guió hasta su oficina, le indicó que se sentara, le sirvió una copa de whisky y lo miró fijamente.
—Mañana, mañana será —soltó de golpe antes de que Charles pudiera preguntar.
La copa de el hombre quedó a medio beber —. ¿Mañana lo detendrán?
—Así es, tenemos una ventaja a nuestro favor.
El hombre enarcó una ceja —. ¿Y cuál sería?.
—No ha visto a Elise. Un hombre con ese tipo de obsesión, debe estar vuelto loco por su ausencia. Si la joven se presenta mañana en el mercado, puedo apostar mi cuello a qué no aguantará las ganas de ir a hablarle.
Charles asintió en silencio, Henry tenía razón —. Entonces, ¿Desde el primer minuto los oficiales estarán infiltrados esperando el momento en el que Angus aparezca?
—Si... si lo que le preocupa es la seguridad de la muchacha, los oficiales la acompañaran desde que salga de su hogar. No debe preocuparse por eso. De lo que debe estar preocupado ... es que la jóven actúe de acuerdo al plan, no debe haber cabida para los nervios o inseguridades. ¿Comprende?
—En ese caso debo irme de inmediato, hablaré con ella ya mismo —se levantó y le estrechó su mano al oficial, quien correspondió y luego lo acompañó hasta la salida.
—Hasta mañana señor Pembroke.
—Hasta mañana.
Charles subió al carruaje y emprendió el rumbo. Al cabo de diez minutos llegó, bajó de su carruaje, y con un asentamiento de cabeza saludo a un par de sus hombres que se encontraban unos metros más allá de la residencia.
Clarise ya lo esperaba, por lo que al verlo abrió la puerta apresuradamente. En el sillón estaba Elise.
—Buenos días...¿Alguna noticia? —preguntó la castaña.
—Si, necesito hablar con ambas.
Clarise y Elise se miraron por un segundo.
—Permiso —dijo para luego sentarse en una banqueta frente a ellas.
—Mañana será el día —dijo apretando la mandíbula.
—¡¿Qué?!, es muy pronto. ¡Charles no! —exclamó —. Elise, no lo harás —declaró mirándola a los ojos.
—Lo haré madre. Mañana tío —confirmó sin mostrar una pizca de temor.
—¡No puede ser!, Charles, tú sabes que es muy pronto.
El hombre apretaba la mandíbula cada vez más fuerte. Lo sabía, sabía que era muy pronto, pero aquella era una oportunidad que no podían dejar pasar. La ventaja estaba a su favor, y las cartas ya estaban echadas.
—Elise, necesito que seas fuerte, y que lo mantengas en el puesto lo más que puedas. Debes mostrarte interesada, y bajo ningún motivo debes ponerte nerviosa, o sospechara.
—Entiendo.
Clarise farfullaba palabras ininteligibles, se levantó y fue a la cocina por un vaso de agua.
—Mañana, los oficiales estarán a tu lado desde que salgas de la casa. Estarán encubiertos, así que no te preocupes si no puedes verlos. No estarás sola.
La pelirroja sonrió confiada —. Tranquilo tío, todo estará bien.
—Eso espero —musitó.
—¿Se queda a comer?.
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En tu mirada | °2 Trilogía "Amores Verdaderos" | √ COMPLETA
RomanceEl respetado e intachable vizconde George Chesterfield, ha cedido el título a su hijo Andrés con la condición de abandonar su despreocupada vida de excesos y lujuria, para casarse con alguna dama de intachable reputación y linaje distinguido, lo que...