Elise llevaba las manos sobre su falda, su mirada estaba dirigida a la ventana, sabía que si fijaba sus ojos en él, se sonrojaría a más no poder, ya estaba demasiado avergonzada con haber titubeado al darle las gracias.
No entendía por qué, él la ponía en extremo nerviosa, quizás de debía al echo de que nunca nadie la había tratado de esa manera. Se encontraba tan ocupada de su familia y negocio, que jamás se permitió aceptar un cortejo.
Uno que otro muchacho lo había intentado, pero afortunadamente comprendieron las negativas por parte de ella, a excepción de Angus, el mafioso no daba su brazo a torcer.—¿Adónde vamos? —preguntó esta.
—Es una sopresa —contestó él tapando aún más la cesta que llevaba a su lado.
—¿Alguna pista?.
—No, lo siento —se inclinó para mirar a través de la ventana—. Ya falta poco, no se preocupe.
La joven se acercó a la misma ventana por la cuál él miraba. De pronto, su cuerpo se alzó con fuerza hacia el techo del carro, un dolor punzante recorrió su columna, y un gritó desgarrador salió de su boca.
Cerró sus ojos para esperar el impacto contra el suelo, sin embargo no ocurrió, las manos de Andrés la habían sostenido con fuerza, apegando su frágil y tembloroso cuerpo al de él.—Shh, tranquila, acá estoy —susurró suavemente —. No sé que ha pasado, discúlpame por favor
El carruaje se detuvo, y el cochero abrió la puerta desesperado.
—¿Están bien?, disculpeme, no pude percatarme de la enorme piedra que estaba en el camino, no la noté ya que estaba cubierta de barro y pasto, para cuando trate de esquivarla ya era demasiado tarde.
—Eestamos bien, espera unos minutos antes de partir nuevamente por favor.
—Si —asintió con la cabeza y cerró la puerta.
Luego de que el cochero se fué, Andrés respiró con difícultad, haber visto a Elise alzarse hasta el techo, fue una escena realmente terrible.
—¿Te encuentras bien?—preguntó sumamente preocupado —.¡Dios, que terrible fué, lo lamento tanto!, dime si estás bien por favor.
Ella sólo pudo asentir con la cabeza, inhalaba y exhalaba agitada, sus manos temblaban ligeramente.
—Me duele la espalda—susurró. Podía escuchar los latidos del corazón de Andrés, sus brazos temblorosos rodeaban su cintura, cerró sus ojos con fuerza, e inhaló profundamente, el olor a vainilla que desprendía de su cuello la tranquilizaba.
—Lo supuse, fue un golpe fuerte. Debí haber sido yo, no usted.
Con una mano acarició el cabello de Elise, y con la otra le acarició la espalda con suaves movimientos circulares.
—Lo lamento—dijo mientras apoyaba su nariz en la coronilla de su cabeza, y respiraba su aroma.
—Tienes un exquisito olor a flores.
—¡¿Qué?!—Elise levantó su vista, los ojos brillantes de Andrés la observaban con ternura, la muchacha quiso abrir su boca para hablar, pero al ver como él apartaba la vista de sus ojos para ver sus labios con deseo, sólo pudo tragar con dificultad, su respiración se detuvo quemando con fuerza su interior, apoyó las palmas de sus manos sobre el pecho de Andrés, su corazón latía tan rápido como el de ella, ambos estaban nerviosos, y a la vez anhelantes.
—Eres hermosa—la calidez de su aliento chocaba con la nariz de Elise.
—Yo...yo...—tartamudeo—. Gracias —soltó con timidez mordiendo su labio inferior —. Creo que debemos separarnos, el carruaje partirá y temo hacerme daño nuevamente.
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En tu mirada | °2 Trilogía "Amores Verdaderos" | √ COMPLETA
RomanceEl respetado e intachable vizconde George Chesterfield, ha cedido el título a su hijo Andrés con la condición de abandonar su despreocupada vida de excesos y lujuria, para casarse con alguna dama de intachable reputación y linaje distinguido, lo que...