La presentación

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Había llegado el día de la presentación y, por lo tanto, el momento que deseaba poder retrasar un poco más... Había llegado la ocasión de hacerle frente a las cámaras después del fallecimiento de su padre.

Las preguntas no faltarían, eso lo tenía muy claro.

No habría forma de evitar el tema, ya que todo había ocurrido justo en medio de las grabaciones de la novela y, por más que intentó prepararse mentalmente para poder sobrellevarlo, sabía que iba a ser un golpe muy duro.

Estaba llegando tarde, estaba al tanto de eso, pero necesitaba su tiempo para pensar y para mentalizarse sobre todo lo que le esperaba.

Sí, se encontraba feliz con el proyecto pero le faltaba él... Su shulada, su papito no estaría a su lado.

Sabía las ansias con las que esperaba poder verla nuevamente en las pantallas en el estreno de otra novela y recordaba la ilusión con la que anhelaba que llegara el día de la presentación de La Madrastra.

No llegó... Y eso la estaba matando por dentro.

Faltaban 5 días para que se cumpliera el primer mes sin su presencia física y, al no haber tenido el tiempo ni espacio suficiente para transitar su duelo, se le complicaba mucho más aquella experiencia.

Los pensamientos de Aracely se encontraban en cualquier lado, menos donde debían de estar en ese momento.

Todos estaban esperándola... Ya todo el elenco se encontraba en foro, listos y aguardando a que llegue la hora en la que se transmitiría la presentación.

Ana, como siempre, se encontraba con su teléfono en la mano tomándose fotos con todo el mundo y grabando TikToks. La habían autorizado para hacer un live todos juntos en lo que pasaba el tiempo y así lo hizo.

Apenas el Instagram Live comenzó, los comentarios empezaron a llegar:

"¿Y Ara?"

"Queremos ver a la madrastra."

"Qué hermosa familia, pero falta la mamá."

"Oye, Ana. ¿Dónde está tu mamá?"

Era como si nadie más importara, todos querían ver a Marcia... Todos querían ver a Aracely.

Andrés aparecía en el video en vivo por momentos pero aprovechaba cada segundo en que la jóven no lo enfocaba para mirar su teléfono esperando algún mensaje de su co-protagonista, avisándole que estaba en camino.

Esperó un momento, no quiso agobiarla pero ya se estaba preocupando, por lo que decidió llamarla.

Primer tono, segundo... Al tercero, lo atendió.

— ¡Andresito, mi corazón! —Contestó de manera jovial.

Quiso disimular, pero para Andrés no pasó por desapercibida su voz acongojada. Estuvo llorando, eso era más que evidente.

— ¿Estás bien? —Preguntó, alejándose de todo el mundo para tener un poco de privacidad y que nadie escuchara que hablaba con ella o hiciera preguntas.

— Claro, todo va genial. Estoy llegando tarde, lo sé.

— Tranquila, aún hay tiempo. ¿Ya estás cerca?

— Sí, en 5 minutos estoy allí.

— Bien, te esperaré en la entrada. —Contestó, ahora dirigiéndose hacia la salida del foro.

— No te preocupes, no hace falta, estoy lleg...

— Nos vemos en la entrada, Ara. Necesito hablar contigo.

Sorprendida por la determinación con la que Andrés le hablaba, decidió simplemente aceptar lo que decía.

— De acuerdo, Andrés. Nos vemos en un momento.

El actor no tenía algo en particular que decirle a su compañera, pero sabía perfectamente lo duro que sería aquel día para ella. Sabía que quizás necesitaría hablar o distraerse un momento para no pensar tanto.

Él estaría allí a su lado como tantas veces se lo había prometido.

La rubia, como en toda ocasión, llegó acompañada de su equipo.

A pesar de haber estado llorando, su maquillaje estaba impecable y casi no se le notaba la angustia por la que estaba pasando.

— ¡Andresito! —Le dijo al llegar junto a él y procedió a darle un fuerte abrazo, al que el moreno correspondió con la misma intensidad.

— ¿Cómo estás, preciosa? —Preguntó, buscando sus ojos para mirarla fijamente.

— De diez. —Le respondió con una sonrisa forzada, aunque sus ojos rojos por las lágrimas la delataban.

Andrés le lanzó una mirada inquisitiva, haciéndole entender que no creía lo que estaba diciéndole.

Ella suspiró rendida y, bajando la mirada hacia el suelo, confesó:

— No sabes lo difícil que será esto para mí, Andrés. No estoy preparada.

Él no tardó en tomar su rostro entre sus manos para hacer que lo mire nuevamente.

— Mírame, ¿sí? Tú puedes y sabes que no voy a soltarte, Ara. Te lo dije mil veces y eres la persona más fuerte que conozco. Dilo, por favor. Déjame escucharte decir que puedes con esto.

— Andrés, yo no...

— Ara, por favor, hazlo por mí... No, mejor no. Hazlo por él, ¿sí?

Las lágrimas ya habían vuelto a caer por sus mejillas. Nunca podía contenerse cuando estaba con él. Era tanta la confianza y la seguridad que sentía con el moreno, que no tenía miedo de dejarse llevar por sus sentimientos.

— Ara...

— Yo puedo. —Dijo en un tono casi inaudible.

— ¿Qué dijiste? Disculpa, no te he oído. —La miró con gesto divertido, haciéndola soltar una risita aniñada.

— Yo puedo con esto. —Respondió, esta vez más segura.

La sonrisa de Andrés podría iluminar hasta el peor de los días luego de escucharla decir eso. Secó sus lágrimas con el pulgar para luego abrazarla una vez más, mientras susurraba en su oído:

— Tú puedes, mi rubia.

Momentos más tarde, entraron juntos en el foro donde se realizaría la presentación, en la casa de los Lombardo.

Todos recibieron a Aracely con la misma alegría y emoción de siempre, llenándola de abrazos y besos, tal y como lo necesitaba.

Andrés la miraba orgulloso, sabía muy bien el esfuerzo que estaba haciendo al estar allí y eso lo sorprendía cada vez más.

La admiración que sentía por aquella mujer era cada vez más y más grande. Aracely lograba eso en todas las personas que tenían la dicha de conocerla.

Luego de los saludos e indicaciones de cómo se realizaría todo, cada uno de los actores se dirigió a sus respectivos lugares.

La transmisión había comenzado, todos se encontraban en silencio pero escuchando cómo cada persona del elenco presentaba a sus personajes.

Habían comenzado primero con la gente del pueblo, desde la cocina de la mansión Lombardo; luego seguirían por el comedor, presentando así a los villanos y sospechosos del asesinato de Nicolás; y por último lugar se encontrarían en la sala con Aracely, Andrés y quienes interpretaban a sus hijos.

"Necesito encontrarte" sonaba de fondo y Aracely sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Esa canción parecía estar escrita perfectamente para su padre y eso le generaba demasiado sentimiento.

Andrés notó los nervios de la rubia y, rápidamente pero sin moverse de su lugar en el sillón, tomó su mano y le dió un suave apretón, llamando la atención de la actriz y haciendo que concentrara su mirada en él.

— Tranquila, estoy contigo. —Susurró para que solo ella lo escuchara.

Aracely le sonrió, con su pulgar acarició la mano del moreno y, en el mismo tono que había implementado él, respondió:

— Gracias, mi corazón.

Mi fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora