Capítulo 40.

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Candela estaba caminando por las calles donde habían dicho que se había visto la pelinaranja.

La lluvia comenzó a caer, obligando a la rubia a entrar a una cafeteria que estaba por la zona.

-maldición.-susurro para si misma mientras se acercaba a una mesa disponible. Pero una chica que estaba de espaldas llamo su atención. Se acercó, y sin preguntar se sentó.

La pelinaranja se molestó, estaba por discutir cuando reconocío a aquella rubia.-¿Que quieres?-

-de ti, nada.-

-entonces vete.-

La oji verde sonrió.-jamas te despediste.-

-¿De que hablas?- pregunto la pelinaranja evitando mirar a la rubia.

-sabes de lo que hablo. Te fuiste sin despedirte ni de mi, ni de Demián.-

La beta suspiro.-bueno, Demián estaba con su bebé, no podía interrumpir ese momento.-

-¿Y yo?-

La pelinaranja recordó el beso que la rubia le había dado, sonrió irónicamente.-no eres importante.-

-¿En serio? Paola, no puedes huir siempre. Demián tiene una familia, pero aún así está preocupado, te fuiste sin decir nada, y nadie sabía en donde estabas.-

-¿Cómo podría preocuparse?-

-porque eres nuestra amiga.-aseguró.-Serás odiosa y un dolor de cabeza, pero somos amigos.-

Paola recordó la fiesta de cumpleaños, la mirada del alfa hacia aquel hermoso Omega, una mirada llena de amor.-no se si pueda verlo como amigo.-

-podras, cuando te des cuenta que no es amor lo que vez en él.-

***

Jack terminaba su turno en el trabajo, aún era temprano, así que decidió caminar un rato por las calles de la ciudad. Aunque también debía hacer sus compras de la semana, así que mejor optó por ir al supermercado.

En el camino pensaba en cosas de la escuela, al igual que en las del trabajo, no sabía que estudiar y trabajar al mismo tiempo lo estresaria cómo lo estaba en esos momentos.

-disculpa.-la tímida voz de un Omega llamo su atención.-¿Podrías ayudarme? No puedo bajar la caja de galletas.-

El Omega señaló el lugar, el rubio se acercó, y gracias a su estatura, pudo bajar la caja.-aquí tienes.-

-te lo agradezco.-el Omega le entrego la caja al pequeño que lo acompañaba.-¿Cómo se dice?-

El pequeño de cabellos castaños sonrió enormemente.-¡Gracias señor!-

Jack sonrió, sentía raro el hecho de que lo llamarán señor.-por nada. ¿Cuántos años tienes?-

El pequeño miro sus manos, contó sus dedos y mostró seis dedos.-cuatro, ¿Usted?-

-veintidós.-respondio divertido.

-¿Cómo se llama?-

-Jack Méndez.-

-yo soy Noa, y él es mi mamá, Alex.-

-un placer.-saludo el Omega tímido.

Jack le dedico una sonrisa sutil.-un gusto. Bueno Noa, debo terminar de comprar mis cosas, nos vemos luego.-

-¡Adiós!-

El Omega y su hijo se alejaron, Jack continúo con sus compras y se dedico a pagar. Salió y subió a su coche mientras esperaba que la lluvia se calmara un poco, el clima iba perfecto con un café caliente.

Del supermercado vio salir a cierto pelirrojo, quién al ver la lluvia se quedó pegado a las paredes del supermercado para no empaparse.

Iba a pasarlo por alto, pero aquella enorme pancita le llamaba. Se bajó del coche y se acercó al Omega.

-¿Dónde está tu esposo?- cuestionó posicionandose a un lado del Omega que alguna vez había amado.

Liam sonrió amablemente.-él tenía un asunto pendiente, vine solo.-

-¿Vendrá por ti?-

-no. Tomaré un taxi, espero a que la lluvia se calme.-

-si no tienes problemas puedo llevarte.-

-¡Oh no! No sería correcto.-

-no pasará nada. Aunque no lo creas, ya te he olvidado. Tómalo como un favor de amigos.-

Las puertas del local se abrieron y cerraron, dejando ver al tímido Omega y a su pequeño.

-¡Esta lloviendo!-

-si, cariño.-el Omega se quitó su sudadera y rodeo a su hijo con ella, lo cargo entre sus brazos.-usaras mi suéter. Procura no moverte mucho.-

Inconcientemente, Jack se acercó a ellos.-Alex.-

El Omega volteo un asustado, pero al ver al rubio relajo su mirada.-hola. Comenzó a llover de repente.-

-si... Ah...-el rubio miro aquel pequeño cuerpo, pantalones de mezclilla y solo una camiseta delgada, obviamente el Omega tendría frío.-¿se irán en taxi?-

-caminando, de hecho. Solo esperaré a que la lluvia se calme.-

-puedo llevarlos a casa. También lo acompañaré a él.-señalo al pelirrojo.

-no queremos molestar.-

-no es molestia. Pero tampoco quiero que te sientas extraño o...-

El pequeño tosió, se removió entre los brazos del Omega y asomó su dulce y tierna carita.-tengo frío.-

Liam sonrió enternecido.-vamos juntos. Podemos pasar por algo caliente, se me antoja un chocolate.-

***

La lluvia golpeaba con fuerza los cristales, afuera era sin duda una horrible tormenta. Taylor cargaba a su bebé, pero aún así se sentía intranquilo, la lluvia afuera era el motivo.

La puerta de la habitación se abrió, el alfa se rasco la nariz un poco incómodo.-¿Estás bien?-

-intenta dormir a nuestra hija.-

Demián sonrió encantado al ver a su pareja y a su pequeña.-¿Puedo?-el Omega sonrió y traspaso a su hija a los brazos de su padre.

Demián dejo libre un poco de su aroma, logrando que su pequeña se tranquilizara y finalmente consiliara el sueño.

Recostó a su pequeña en la cuna, y tras asegurarse que no soltaría en llanto, fue directo a la cama junto a su pareja, a quien rodeo en un fuerte abrazo.-¿Que sucede amor?-

-pense que había superado estos días.-

-aqui estoy.-entrelazó sus manos. -nada malo va a pasar.-

Taylor sonrió, se acercó más a su pareja y olfateo el aroma a menta que su amado desprendía naturalmente.-tu aroma me tranquiliza.-

El alfa sonrió encantado, con suavidad levanto el mentón del Omega, dándole un suave y dulce beso.

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SOLO QUERÍA UN BEBÉ. (2da parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora