Capítulo 60.

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Saúl notaba unos pequeños cambios en la actitud del médico, al preguntarle por su día, el médico solo se limitaba a decir que todo estaba bien, solamente unas cuantas complicaciones.

El horario del médico había cambiado por completo la mayor parte del día se la pasaba en el hospital, cuando antes eran solamente unas cuantas horas.

Cierta tarde, el beta fue de imprevisto al hospital, un fuerte dolor de estómago había estado presente todo el día, logrando  que abandonara su trabajo durante el resto del día.

Cruzando por unos de los pasillos, logro ver a su pareja hablando muy animado con una hermosa chica en los amplios patios del hospital, eso ocasionó un fuerte dolor en su pecho, pues llegando a casa solía ser un poco distante, usando la excusa de que estaba cansado, sin embargo esa tarde parecía estar muy animado.

La consulta le tocó con un médico nuevo, Uriel, quien al descartar la diabetes o gastritis, mandó a hacerle unos ultrasonidos, mismos que le hicieron de inmediato, esperando los resultados, se quedó en la pequeña oficina de aquel médico.

-¿Conoce al médico Daniel Villalobos?- preguntó sin rodeos.

El médico lo miro pensativo, hasta que supo de quién hablaba.-no me a tocado la suerte de entablar una buena conversación con él, pero dicen que es uno de los mejores.-

-lo es. Lo conozco desde hace unos meses... Somos amigos... No tan cercanos.-

-ya veo. Debo admitir que es afortunado, no todos tenemos la suerte de encontrar a nuestro destinado en el hospital.-

Un fuerte dolor se apoderó de su pecho.-¿Perdón?-

-su destinada está aquí tomando terapias, hace poco tuvo un accidente y está entrenando de nuevo sus piernas. Ellos se encontraron hace unos días.-

¿Destinada? Entonces eso era el motivo de su distancia en la relación.

Trato de contener las lágrimas, sus manos se hicieron puño y mordió con fuerza su labio inferior.

Una enfermera entro, entregándole al médico un sobre con el logo del hospital.-los resultados de los ultrasonidos y análisis.-

-gracias.-la enferma se fue y el médico reviso los papeles.-¿Eres un "especial"?-

-ah... Si.-

Al continuar leyendo, la cara del médico cambio por completo.-¿Tú pareja es estable?-

-¿Hay algo malo?-comenzó a asustarse.

Uriel lo miro con un poco de tristeza.-perdiste a tu bebé, aproximadamente hace tres semanas.-

-¿Qué?-una extraña sensacion se hizo presente, dolor, tristeza y confusión.

Fue entonces cuando comprendió el sueño que Daniel había tenido hace unos días, aquel en dónde había soñado que alguien pequeño descansaba en sus brazos, el alfa había despertado muy emocionado, sabía de la condición especial del beta, y muy en el fondo anhelaba tener una familia con Saúl.

-¿Estás ocupado?-aquella voz y esa persona eran familiares para el beta maestro, quien solamente se puso de pie sin pensamientos en la cabeza.

Gustavo lo miro confundido.-¿Saúl?-

El beta perdió el equilibrio, su cuerpo se ladeó y su cabeza estaba por golpearse contra un pequeño escritorio en la esquina de la habitación.

-¡Cuidado!-el maestro alfa rápidamente se interpuso, recibiendo el golpe de la mesa en la espalda, importandole poco, miro al beta, quien ahora estaba desmayado. Asustado miro a su amigo.-¡Atiendelo!-

***

Al despertar pudo distinguir a su compañero de trabajo, quien al ver que abría los ojos le dedicó una pequeña sonrisa.

-¿Cómo estás? ¿Te duele algo?-

-¿Que sucedió?-preguntó desconcertado.

-te desmayaste, dice Uriel que no es grave, solo fue el cambio de emociones.-

La puerta de la habitación se abrió, dejando ver a aquel pelinegro que muy bien conocía, pero que ahora no quería ver.

Daniel se acercó frunciendo el seño al ver que aquel alfa ajeno estaba muy cerca del beta.

-¿Te duele algo?-pregunto un poco molesto por aquel "intruso". Saúl solamente desvío la mirada.-¿Estás molesto? Debiste decirme que te sentías mal, hubiera pedido permiso para ir a casa.-sin respuesta.-¿En verdad harás una rabieta?-

Uriel entro a la habitación con los análisis en la mano. Se acercó al pelinegro y le dirigió la palabra.-¿Conoces a la pareja de Saúl? Necesitamos que venga para firmar unos papeles.-

-¿Papeles?-Uriel se los mostró, Daniel los tomo y de inmediato comenzó a revisarlos, cambiando su semblante por completo.-¿Perdiste un bebé?-su pregunta fue un poco brusca.-¡Saúl! ¡¿Cuando pensabas decírmelo?!-

-yo no lo sabía.-susurro con pequeñas lágrimas en los ojos.

Uriel los miraba sin entender.-¿No crees que es mejor llamarle a su pareja?-

-¡Yo soy su esposo!-afirmó molesto, no le gustaba que se entrometieran en su relación.

-¿Esposo?-una pequeña risa burlona se escapó de los labios del beta, llevándose de inmediato todas las miradas.-ni siquiera estamos casados. ¿Cuando pensabas hablarme sobre tu destinada?-

Daniel se sorprendió.-no cambies las cosas.-

-¡¿Te atreves a reclamarme cuando eres tu quien ha estado mintiendo?! Los estudios me los hice hoy, yo no sabía nada. ¿En cambio tú? Casi no llegas a casa, eres distante y ni siquiera eres capaz de hablarme con la verdad.-

De enojo, la mirada y voz del alfa pasaron a ser tristes.-por favor, no hagas suposiciones.-

-te ví. Estabas feliz con ella, sonreias. Mientras a mi solo me ignorabas, ya no tenías tiempo para mí.-

-Saúl...-

-¡Vete! ¡Déjame solo!-

Fue ahí cuando el alfa entendió cuanto daño había y estaba soportando su amado, se dió cuenta que realmente estaba herido.

Sin decir más palabras salió de la habitación, con más de un nudo en la garganta. Uriel salió tras de él.

-me duele.-susurro llevando sus manos al pecho.

Gustavo se acercó y con delicadeza lo envolvió entre sus brazos.-shhh. Tranquilo.-

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SOLO QUERÍA UN BEBÉ. (2da parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora