Capítulo 62.

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Después de que Candela recogiera a la pequeña, Demián subió a la habitación, encontrando a su amado Omega dormido entre sus sábanas, sonrió encantado.

Se acercó para cobijarlo, más sin embargo el aroma a flores invadió su nariz, inhaló aquel delicioso aroma, y suavemente paso sus labios por el dulce cuello del Omega.

Depósito suaves besos en la piel ajena, inconscientes, sus manos se colaron por debajo de la camiseta del menor, quién ante el tacto, soltó suaves suspiros.

-vuelve a dormir.-pidió el alfa al ver aquellos azules ojos adormilados mirándolo.

-no quiero.-sentencio sujetando al alfa del rostro y acercándolo para comenzar a devorarlo con sus labios.

El instinto del alfa se activo, comenzó a desnudar al Omega, rompiendo una que otra prenda.

De inmediato el alfa le abrió las piernas con suavidad, bajo hasta su entrada y comenzó a deslizar su deseosa lengua, si, estaba en celo, pero eso no significaba que lo iba a lastimar.

-agh. Demián.-el castaño enredo sus dedos entre los cabellos oscuros, comenzando a mover sus caderas hacia el rostro del alfa.

-eres dulce.-susurro levantándose un poco y metiendo uno de sus dedos al interior del Omega.

-Demian... Te deseo... Agh.-el alfa se alineó, de una sola estocada embistió al menos, sus movimientos eran lentos, los cuales comenzaron a subir de intensidad en cuanto el castaño comenzó a rasguñarle la espalda.

Al escuchar esos dulces gemidos, el alfa salió del cuerpo ajeno y se corrió sobre su blanca piel, más sin embargo, nuevamente volvió a tener otra erección.

Nuevamente penetró al Omega, está vez llevo una de las piernas ajenas a su hombro, sus movimientos eran lentos, y suaves besos eran depositados en aquella delgada pierna.

Aquella mirada del Omega lograba hacer lo que nadie podía, hacerlo perder la razón, era hermoso, los días a su lado eran maravillosos, aunque aún no recobraba la memoria.

La habitación se llenaba de feromonas, los cristales se empañaban, y cada rincón de la habitación era testigo de aquel celo lleno de amor.

Después de varias posiciones más, éxtasis y placer dados, el cuerpo del Omega se encontraba con las rodillas y los brazos pegados al colchon, al alfa lo embistió y comenzó a besar aquella espalda, lo tomo de los brazos y lo levanto sin dejar de darle placer, acaricio su pecho y jugueteo con los rosados pezones.

Taylor estaba perdido en el placer, pero era consciente de lo que quería hacer. Llevo su mano a su nuca y aparto los cabellos que la cubrían, los cuales se habían pegado por el sudor.

-Demian... Quiero ser tuyo... Reclamame.-

Los ojos del alfa brillaron con intensidad, unos pequeños colmillos aparecieron, y sin dudarlo lo mordió, para poder reclamarlo y ser uno.

Taylor podía sentir un líquido caliente entrando a su cuerpo, pero no solo eso, su cabeza comenzó a doler, y las imágenes de su pasado regresaban como si fuese una película, su decisión, el error de Jack, la primera vez que vio al padre de su hija, la perdida de su abuelo, su historia de amor, y el nacimiento de su hermosa hija.

Demián estaba por terminar, al querer salir del cuerpo del Omega, inconscientemente este se hizo hacia atrás, quedando sentado sobre las piernas del alfa, quién no logro salir y se corrió dentro del Omega, provocando así que el nudo sucediera.

Taylor sintió como el miembro del alfa comenzaba a crecer, su interior dolía, el dolor se hizo presente y comenzó a quejarse.

-no te muevas. Tranquilo. Solo respira.-el alfa estaba asustado, todos decían que el nudo dolía, y odiaba hacer sufrir al castaño.

Lo rodeo con sus brazos y trato de tranquilizarlo con su aroma, logrando hacer que se quedara dormido.

***

A la mañana siguiente Taylor amaneció con unos brazos rodeando su cuerpo, volteo con una enorme sonrisa, el hombre que amaba estaba a su lado.

Suavemente picoteo la nariz del alfa, quién se removió un poco pero no despertó, al Omega le parecía bella esa imagen, se veía tan tranquilo, nuevamente picoteo la nariz del contrario, quién ahora sí despertó con una pequeña sonrisa.

-buenos días.-saludo el alfa.

-buenos días.-

Deslizó su mano por la espalda del Omega, llenado a su nuca, donde horas atrás había marcado al Omega, recordó entonces todo lo de la noche anterior.-¿Estás bien?-

-claro... Oye, recupere mis recuerdos.-la enorme sonrisa del alfa era muy difícil de esconder.

-¿Lo dices en serio?-el Omega asintió, llevándose una suave caricia por parte del alfa. -volviste a mí.-

-siempre lo haré. Soy tuyo.-

Ambos sonriendo alegres, sabían que juntos podrían ser felices, se amaban y todo lo demás no importaba.

Taylor no quería una familia, no quería un romance, no quería dramas ni mucho menos problemas, simplemente había anhelado un bebé, y gracias a eso, tenía una familia.

~ FIN. ~

SOLO QUERÍA UN BEBÉ. (2da parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora