Capítulo 26

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6 años después.

Selimeye bajo del carruaje junto a sus hijos, habían pasado años desde que había estado ahí, en ese tiempo había dado a luz a más hijos, el pequeño Süleyman, Habbab y su melliza Hürrem, y ahora estaba embarazada nuevamente, la vida le había sonreído a medias.

El tema con Nurbanu seguía siendo delicado, esa mujer seguía siendo una piedra en su zapato, había intentado matarla más veces de lo que se podía imaginar, Selim aveces hacia de la vista gorda por sus hijos y Selimeye aveces callaba para no perturbar a nadie, a esos intentos se había unido Zeynep kadin, la mujer era insistente también.

—Tülay ve por mis hijos - la criada asintió y se acercó al carruaje de los príncipes, Güven se paro al lado de Selimeye y emprendieron la marcha.

—Tülay se comporta torpe aveces -hablo Güven —Deberías de buscar a otra criada.

—Es leal, lo torpe se le quitara - Güven nego e ingresaron al palacio, ahí estaban la sultana Hürrem y la sultana Mihrimah.

—Selimeye, que hermosa que estas -elogió Mihrimah.

—No tanto como usted sultana, es una belleza única  -beso su mano —Espero estén bien.

—Lo mismo digo Selimeye, ¿Cómo va tu embarazo? - hablo la Haseki del imperio, Selimeye sonrió.

—Muy buen sultana.

—Sultanas -hablo Nurbanu llamando la atencion, una ligera tensión se sintió en el aire, Zeynep también se acercó y saludo.

—Lleva a las kadins a sus aposentos, acompáñanos Selimeye - la joven asintió y siguió a la Haseki.

—Su majestad ira de campaña, solo durará algunos meses, Selim se quedará cuidando la capital - Selimeye asintió.

—Me parece bien, me gustaría que el bebé naciera aquí  - Hürrem asintió, Fatma sultan se cruzo en el camino de las tres, con una pequeña sonría miro a Selimeye.

—Veo que en estos años jamás dejaste de dar a luz a hijos de esta dinastia, eso es magnífico, haz cumplido bien tu deber  -Selimeye asintió  —Pero el cuerpo cambia con cada embarazo, puede que el príncipe busque a otra mujer más joven y con el cuerpo intacto...

Selimeye solo sonrió falsamente, ella lo sabía perfectamente, no había necesidad de recordarle que estaba en un harem, incluso ella misma había enviado a otras mujeres para evitarse problemas.

—Incluso dando a luz a hijos tras hijos, el amor es el que gana siempre -hablo Hürrem— yo di a luz a cinco hijos, y aun poseo el amor de su majestad  -sonrió y miró a Selimeye —El cuerpo cambia, el rostro envejece, el cabello pierde su color, pero el amor sigue ahí mientras se tenga vida, creo que Selim heredó eso de sus padres, ¿no es así sultana Fatma?

𝑴𝑨𝑮𝑵𝑰𝑭𝑰𝑪𝑨| 𝑺𝑬𝑳𝑰𝑴 𝑰𝑰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora