Capítulo 41

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Tres años después.

Nurbanu sostuvo la mano de Selim y siguió dándole un suave masaje, el pelirrojo solo cerró los ojos

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Nurbanu sostuvo la mano de Selim y siguió dándole un suave masaje, el pelirrojo solo cerró los ojos. La veneciana había comenzado a mover sus piezas, debía de deshacerse de los obstáculos y el príncipe Bayaceto era uno de ellos.

—Solo es cuestión de tiempo  - Selim suspiro —Ahora que el príncipe Mustafa no está, su propio hermano sera su mayor rival.

—Eso lo se, deja de repetirlo cada que me vez - Nurbanu beso su cuello y siguió.

— Pero si lo sabe ¿por qué no hace nada?

—Es mi hermano - Nurbanu rodó los ojos y tomo una copa para luego servirle un poco de vino, Selim lo tomo gustosamente.

—Hemos visto lo que el poder hace - Selim asintió.

Las puertas fueron abiertas de par en par y la mirada seria de Selimeye dio con la de ella, Nurbanu apreto sin medir su fuerza los hombros de Selim el cual se quejo levemente.

Las puertas fueron abiertas de par en par y la mirada seria de Selimeye dio con la de ella, Nurbanu apreto sin medir su fuerza los hombros de Selim el cual se quejo levemente

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—Nurbanu ¿Cuantas veces he dicho que su alteza no puede tomar nada de vino?

—Ese no es tu asunto Selimeye.

—Te recuerdo Nurbanu, soy su esposa, la haseki de su alteza Selim y yo puedo meterme en donde yo quiera -se acercó y le quitó la copa —¡Aghas! Lleven a Nurbanu y azotenla diez veces por desobedecer mis órdenes - Nurbanu miro a Selim pidiendo su ayuda pero este simple se sentó ergido y recibió a su esposa.

—Selimeye.

—Cállate  - el la miro sorprendido —Aveces me caes tan mal que quisiera matarte - el tomó su mano — De ahora en más no recibirás a Nurbanu y si la recibes será con mi supervicion, estoy a nada de cometer un asesinato.

El la beso rápidamente y asintió, su relación había mejorado desde la boda, pero Selimeye seguía negándose a su cariño por completo, quería tenerlo controlado pero sabía muy bien que Selim amaba estar con su harén.

—Tome una decisión  - Selimeye le miro —Cerraré el harén.

—¿Qué? ¿Estas demente? Aun no haz tomado el trono, no puedes hacer eso.

𝑴𝑨𝑮𝑵𝑰𝑭𝑰𝑪𝑨| 𝑺𝑬𝑳𝑰𝑴 𝑰𝑰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora