Capítulo 9

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Con la llegada de Fatma sultan, llegaron muchos más problemas, ahora todo el palacio sabía que la sultana Hürrem estaba pasando su etapa de menopausia, la avergonzó delante de todas las concubinas y como si no fuera poco la sultana traía algo entr...

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Con la llegada de Fatma sultan, llegaron muchos más problemas, ahora todo el palacio sabía que la sultana Hürrem estaba pasando su etapa de menopausia, la avergonzó delante de todas las concubinas y como si no fuera poco la sultana traía algo entre manos.

—No te vez muy bien niña  -dijo la sultana cuando se cruzo con Selimeye, la joven le hizo una reverencia.

—Solo es cansancio sultana Fatma, me estoy recuperando a penas -la sultana mostró una sonrisa y se acercó.

—Eres muy bonita, lastima que Selim te haya dejado tirada -finalizó y siguo avanzando, Selimeye rodo los ojos y siguió su camino, la sultana Hürrem y Mihrimah la esperaban.

—Sultanas -hizo una reverencia y se acercó a ambas.

—Te vez muy mal querida, llamaremos a la doctora. -dijo Mihrimah.

—No, solo me acabo de cruzar con la sultana Fatma y no dijo cosas agradables - Hürrem rodo los ojos.

—Tantas hermanas y todas iguales de venenosas.-soltó la haseki.

—Solo hay que ignorar a los necios, son los que más buscan molestarte pero cuando caes en su provocación tu eres el malo - Hürrem asintió estando de acuerdo.

—¡Sultana! - el grito de Sumbul ingresando a sus aposentos las alertó. - sultana.

—Sumbul cálmate  -ordenó la haseki —Habla de una vez.

—Esmehan hanim esta en trabajo de parto -todas se pusieron de pié de inmediato —Quiere que Selimeye este a su lado.

Sin decir más Selimeye salió disparada hacia los aposentos de Esmehan, al entrar la doctora y sus ayudantes estaban a su lado.

—Selimeye  - gimió de dolor, la joven se acercó a tomar su mano —Es bueno tenerte.

—Siempre me tendrás -dijo la hatun limpiandole el sudor.






















—Siempre me tendrás -dijo la hatun limpiandole el sudor

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Horas parecieron aquellas, pero Esmehan seguía pujando sin parar, la doctora parecía estar en problemas y cantidades enormes de toallas salían de aquellos aposentos

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Horas parecieron aquellas, pero Esmehan seguía pujando sin parar, la doctora parecía estar en problemas y cantidades enormes de toallas salían de aquellos aposentos.

Dos horas después un llanto se escuchó por toda la habitación, Selimeye sonrió feliz y felicito a su amiga, aquel era un momento glorioso.

—Es una niña -dijo la doctora y Esmehan soltó a llorar.

—Mi amada niña -susurro tomándola entre sus brazos —Espero seas tan feliz como yo lo fui con tu padre -beso su frente y sonrió —Selimeye.

—Dime querida  -le sonrió.

—Quiero que me prometas algo.

—Dime -Selimeye le limpio el rostro, la medica miro alarmada a sus ayudantes y estas comenzaron a moverse rápidamente.

—Quiero que cuides a la bebé con tu vida -susurro.

—¿Que dices? Tu estarás bien.

—No es así  -le sonrió con lagrimas en los ojos —Es mi momento de ir con mi amado... pero no quiero dejar a mi hija sola -susurro — mi bebé ahora es tuya, tu se su madre y amala mucho, mucho.

—Lo prometo Esmehan, la cuidare con mi vida  -susurro bajo y las manos de Esmehan pronto soltaron a la bebé, Selimeye la tomó en brazos y con un sollozo salió a ver a las sultanas y el sultán.

—¿Cómo están mi nieta y su madre? -dijo Süleyman contento.

—Lo siento  -dijo en un sollozo.

—¿Que pasa Selimeye? -dijo alarmada Mihrimah, rápidamente ella se acercó y tomó a la bebé en brazo la cual reviso sin parar.

—Esmehan falleció -dijo cayendo al suelo, Hürrem aparto la mirada y Süleyman quito su sonrisa, solo se escuchaban los sollozos de Selimeye y la pequeña bebé.


























—Esmehan falleció -dijo cayendo al suelo, Hürrem aparto la mirada y Süleyman quito su sonrisa, solo se escuchaban los sollozos de Selimeye y la pequeña bebé

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Las horas pasaron y el dolor de Selimeye seguía aumentando, la pequeña bebé que yacía en sus brazos se removió incomoda

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Las horas pasaron y el dolor de Selimeye seguía aumentando, la pequeña bebé que yacía en sus brazos se removió incomoda.

—Tranquila -comenzó a tararear una canción que su madre siempre le cantaba, la pequeña se quedó quieta y la miro — Yo te amaré mucho  -susurro bajo y siguió cantando.




Hümaşah el fuego de Allah, aquel había sido el nombre que el sultán le había dado.

—Veo que estas muy cómoda con ella -dijo Hürrem —Y debido a la petición de Esmehan, ella estará bajo tu cuidado, debes criarla con amor y sabiduría.

—Lo prometo mi sultana -hizo una reverencia y beso su mano.

















































—Lo prometo mi sultana -hizo una reverencia y beso su mano

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