Acercamiento

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Parece que no soporta el silencio.

Mientras vigila con el rabillo del ojo a aquellos jóvenes puede notar de inmediato el brillo en aquella mirada infantil.

Algo espero pero ¿Qué?

El causante de que aquel chiquillo rebelde se convierta de pronto en una vergüenza andante no es otro que Masaki, con sus castaños cabellos y sus ojos café claro, con la confianza propia de un joven de su edad, dueños de un mundo que todavía no conocen y que los romperá, inevitablemente.

A su alrededor Tetsuhiro no es más que un niño haciendo circo, maroma y teatro para conseguir un poco de su atención.

Souichi pudo verlo, tantos años siendo testigo de vidas ajenas lo convirtieron en un excelente observador, en su rostro de dibujo una sonrisa, propia de aquella calma de aquella satisfacción de que se había convertido en su máxima distracción.

Ver historias, no vivirlas. Era incluso más seguro.

Pero distraído por los infantiles intentos de Tetsuhiro término ignorando los otros.

Kunihiro cenaba fuera, Tetsuhiro cenaba solo.

Souichi cenaba poco y apenas, se pasó parte de la noche en vela esperando la llegada segura de Kunihiro, estaba por salir a buscarlo cuando Tadokoro lo llamo para decirle que iban de camino.

Kunihiro que gran parte de las noches llegaba con copas de más, disimulando con torpeza que sus sentidos estaban bien, llego, apenas capaz de dar las buenas noches a su enojado guardaespaldas y soltando a Tadokoro que lo sostenía, dando cinco pasos en orden antes de tambalearse.

—Me encargaré desde aquí, puedes ir a dormir— le dijo a Tadokoro mientras tomaba a Kunihiro en su brazo

—Puedo ayudarlo a subir

—Está bien, seguro estás cansado. Gracias por traerlo a salvo— ahora se daba la vuelta hacia las escaleras.

—Siendo así buenas noches joven Morinaga, y Tatsumi

Souichi asintió, Kunihiro levanto la mano con pereza.

Souichi lo ayudaba a subir las escaleras sin disimular el enojo de su rostro transparente, su ceño estaba fruncido y sus ojos echaban chispas que le daban un camino claro a sus pisadas firmes, pero no decía nada, ni un reclamo, ni llamado de atención, sabía de sobra que no le correspondía, era su trabajo cuidar de ellos y asegurarse de que estuvieran a salvo, claro que preferiría estar durmiendo.

Fue a medio camino que sintió la mirada fija de Kunihiro, no le gustaba ser observado pero en lugar de ignorarlo lo miro fijamente con aún más furia que entonces.

Kunihiro aparto la mirada entonces.

Llegaron a la habitación, Souichi lo dejo caer en la cama, le quitaba los zapatos mientras Kunihiro lo observaba con atención.

— ¿Por qué está molesto?— dijo inundando aún más el espacio con olor a alcohol.

—No lo estoy— se apresuró a contestar, dejando caer los zapatos

—Dígaselo a su cara

Souichi se acercó y le quito los lentes del rostro

—Entonces deje de verme— su paciencia se agotaba y ahora que el ebrio Kunihiro empezó con las preguntas un impulso lo hizo sentir que tenía permitido hacer algunos comentarios.

— ¿Con quién bebía?— pregunto sonando más exigente de lo que pretendía

—Con Masaki

—Debería evitar salir con su amigo si solo se pondrá a usted mismo en este lamentable estado

Misterio en sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora