Noche sin estrellas

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El cielo oscurecido, la carretera vacía, ni una luz

El auto, el único auto que se podía ver en la calle, no podía exactamente verse.

Transitando con precaución, despacio y escondiéndose, sin ruido

En su interior, el conductor miraba no solo al frente si no a todos lados con insistencia.

Los dos hermanos sentados en la parte trasera, el menor recargando su rostro en la ventana con evidente aburrimiento, el mayor mirando al conductor con clara curiosidad.



Habían pasado ya unas horas desde que se despidieron de sus padres y la información que sabía seguía manteniéndose en un abismo, no sabían nada y el silencio de su acompañante les hacía ver qué no había nada bueno que saber

Era silencioso, lo bastante como para escuchar sus respiraciones, bastante cerca y agitadas.



No había luz, no había un porque solo silencio.

—¿A dónde nos llevas?— preguntó Kunihiro a pesar de las palabras de su padre

—A un lugar donde estén a salvó

—¿A salvó de que? ¿Qué peligro corremos?

Souichi quedó en silencio, estaba pensando detenidamente si era el momento de decirlo pero pudo observar a Tetsuhiro recargado en el vidrio con la mirada perdida en la oscuridad de la calle

—¿Tienen hambre?

Tal pregunta tan normal en medio de la extrañeza hizo levantar a Tetsuhiro.
Los dos hermanos se miraron y entonces se dieron cuenta que llevaban largas horas sin comer, desayunaron en la mañana y con todo el asunto del recital, el ataque, luego la visita al hospital para asegurarse de que estaban bien, y finalmente todo el ajetreo con irse de la casa que el mismo Souichi había armado los había dejado sin espacio para comer, no es que no hubieran podido hacerlo mientras su guardaespaldas hablaba con sus padres es que tras el ataque no podían pensar en comer y mucho menos tras ver la reacción del encargado de cuidarlos.

Ambos se dieron cuenta que tenían finalmente hambre y con algo de pena asintieron ante la pregunta

Souichi los miró, satisfecho y siguió conduciendo hasta que pudo encontrar un negocio abierto, era muy tarde pero en las autopistas siempre era posible encontrar alguno.

Una vieja gasolinera con un local de comida rápida y un minisuper era lo único que podía verse, era sin embargo algo inquietante lo solitario que se encontraba el lugar.


Podían verse en la gasolinera un par de autos, ambos abiertos pero en el momento en que Souichi bajó del vehículo y abrió la puerta trasera para que bajarán los dos jóvenes no podía ver a los pasajeros de los autos

Los hermanos no prestaron atención a este detalle hasta que Souichi detuvo su caminar, colocando con fuerza la mano en su pecho, Kunihiro lo miró sin entender y lo apartó con brusquedad.

La mirada de Souichi lo obligó a callar el reclamo que se aproximaba, sostuvo a su hermano detrás de él.

Souichi no dijo nada, no hizo ningún ruido solo llevo su dedo hasta su boca indicandoles que guardaran silencio y que lo siguieran


Kunihiro lo hizo y llevó a su hermano fuertemente.




Caminaron lentamente hasta llegar a los autos donde pudo ver un estado de reciente abandonó, las carteras con todo el efectivo en ellas, las llaves, y los celulares le indicaron lo que ya se temía, no solo no se trataba de un robo además ya los había encontrado.




Misterio en sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora