Pedazos

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Vuelven.
Las grandes puertas se abren de par en par.

Fukushima jala las maletas mientras llama a otro empleado.

Los señores están atendiendo una llamada, aunque han llegado a casa el trabajo siempre los acompaña.

El mayordomo lleva las maletas a las habitaciones y de regreso justo a tiempo para verlos colgar la llamada.

—¿Dónde están los chicos?—Pregunta Sakae

—En la escuela y el trabajo señora¿Alguna petición especial para la comida?

—Definitivamente no, tenemos una reunión importante, nos daremos un baño y nos marcharemos.

—De acuerdo señor, prepararé el baño

—Y aprovecha nuestra ausencia para ordenar nuestro equipaje

El hombre asintió mientras subía las maletas

Agotados llegaron a su habitación, Fukushima terminaba de preparar el baño.

Los dejo solos y bajo a la cocina donde se encontraban sus compañeros almorzando

La señora Azumi apuntaba en un pequeño cuaderno la despensa que necesitaría.
Miharu Ayano calentaba la comida.

El señor Fukushima entró en silencio.

De inmediato dio la noticia de la llegada de los señores, la cocina quedó en silencio. Aquello no paso desapercibido por Souichi quien se estaba acostumbrando al buen ambiente de la casa.

La señora Azumi rompió el silencio mientras anotaba algo más a la lista.

—¿Comerán?

—No

Entonces el mismo ambiente regreso.

—¿Pasa algo si se quedan a comer?—pregunto a Fukushima que se había sentado a su lado para continuar con su desayuno.

—En absoluto—contesto dando un bocado a su comida, haciendo un esfuerzo por darle poca importancia a la situación.

—Aunque sería muy bueno que se quedarán para variar— intervino Tadokoro desde el otro lado; Miharu le dio un leve codazo para que guardara silencio

—¿Por qué?

—Oh cielo, simplemente les haría muy bien su presencia a los niños —repondió la señora Azumi arrancando la nota y dandosela al joven chófer

—No pasan mucho tiempo aquí?—continuó el guardaespaldas pasando por alto las miradas de sus compañeros

—Debes haberlo notado, no llaman, no sabemos cuándo llegarán hasta que se han marchado de nuevo— dijo el mayordomo levantándose al escuchar los pasos de los señores y saliendo a su encuentro.

Cuando escucharon la puerta principal cerrarse Miharu añadió

—Lo que pasa es que aquellos chicos pasan demasiado tiempo solos, nos preocupan— su rostro era sincero, lo que lo desconcertó

Súbitamente se levantó, agradeció por la comida y salió corriendo.

Había olvidado entregarles el informe de seguridad.

Los alcanzo cuando estaban por subir al auto.
Masahiro no respondió al saludo, tomo el documento que se le entrego, tenía prisa. Su esposa ya se encontraba en el auto, bajo el vidrio y le pidió un cigarrillo a Souichi

Antes de contestar miro al esposo quien ahora miraba su reloj esperando que el chófer apareciera

—¿Y bien?—repitió la mujer

Misterio en sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora