Pestañeo

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Vuelve aquí, ahora que estás a punto de morir es cuando el viento te arrastra hasta él. Es tu salvación y eso también te matará.





Vuelve al auto está hecho de lágrimas, Souichi no dice nada cuando lo ve subir al auto y empieza a conducir

Para Tetsuhiro no existe nadie más, está solo y deja de sentir el movimiento del mundo.
Su llanto es silencioso pero a través del espejo retrovisor Souichi puede verlo

No hay dignidad ni honor en el corazón decepcionado de un joven rechazado

Y a pesar de lo infantil de la situación que lo acerca más a la juventud que a la madurez Souichi se siente conmovido.



Detiene el auto.
Tetsuhiro baja ya pensando en subir corriendo a su habitación y no salir más, se limpia las lágrimas para ver el camino y se encuentra con un desconocido parque.

El lugar está casi vacío, hay unas cuantas personas caminando con el lento ritmo del viento pero no le prestan atención


Gira para encontrarle un sentido a la situación pero en su lugar ve a Souichi calmado en una banca del parque, no le indica que se siente pero lo hace de todas maneras


—Debí saber que se trataba de eso, le habría detenido

—¿Lo habría hecho? ¿Por qué?

—Porque— pensó muy bien lo que diría y decidió no ser completamente sincero con los detalles—sabría que eso le causaría daño, es mi deber evitarselo

—Creo que su trabajo se enfoca en el daño físico —sonrió amargamente— ¿Por qué me ha traído aquí?

—Necesita calmarse antes de la cena

—No iré

—Hicimos un trato, le traje a verlo antes de la cena

—Eso no implicaba que yo debía asistir

—¿Cómo se vería si por llevarte a un lugar antes de ello usted decidiera no asistir?

—Tendrá que ocuparse de eso

—Eso hago

—¿Solo le importa su trabajo?

—¿Hay otra cosa?

—No puede obligarme

—Es un niño, cuando le veo comportarse de este modo puedo entender el fracaso de hoy


Tetsuhiro se levantó furioso pero Souichi era calma, había sido cruel y no se veía ningún cambio en su rostro



—¿Dice que lo merezco?

—El amor, no es algo que se merezca, lo que digo es que se comporta como un crío quiere desesperadamente ser tratado como un adulto por sus padres, hermano y hasta sus empleados, quiere ser visto como un hombre por aquel que quiere pero cuando los demás le piden que se comporte como tal, usted les falla y va a encerrarse en su habitación

—No deb...

—Déjeme terminar; sus padres y hermano cuentan con su presencia hoy, es importante. Ahora le duele y lo hará de todos modos aunque no vea a nadie así que su deber es estar presente aunque le duela

—Que tontería

—Es horrible pero eso hacen los adultos constantemente, no importa lo que les pase estarán ahí si deben estarlo y es ahora que debe decidirse, ¿Será un niño y hará un berrinche o será un hombre y estará presente?

—Tiene un concepto penoso de lo que es ser adulto

—No me diga, ¿Todavía cree en los cuentos donde ser adulto es poder hacer lo que uno quiera?


Tetsuhiro derrotado se sentó de nuevo y tras unos minutos el atardecer dibujaba con los colores brillantes que lastimaban sus ojos

—De haber sabido, ¿Me habría detenido?

—Lo habría hecho

—Aunque ser hombre es igual enfrentarse a lo que uno siente.

—A pesar de eso, le habría detenido

—Entonces, tengo que alegrarme de no haberle dicho, a pesar de todo estoy feliz de habérselo dicho


Souichi lo miró sorprendido dirigiéndose al auto.

—Parece que sí es capaz de crecer—dijo lentamente.














Finalmente llego a casa, los invitados ya estaban ahí, no le dio tiempo de refrescarse antes de cenar pero nadie pareció notarlo

Era una bella muchacha, tenía la edad de su hermano, iba con un hermoso vestido rosa y un color rosa sobre sus mejillas, su cabello era largo, negro y brillante.
Tenía una voz nerviosa e iba prendida del brazo de su hermano.

También estaban sus padres, socios de la empresa, su padre orgulloso y su madre al borde de las lágrimas.

Pasaron a sentarse en cuanto llegó, solo lo esperaban para dar inicio.

El señor Morinaga dio una mirada de desaprobación a Souichi que solo se inclinó como disculpa y se retiró sin decir más.

También Tetsuhiro recibió una severa mirada por su leve retraso pero por la confusión de su estado no se percató.





La cena transcurrió con normalidad, pláticas del trabajo, respuestas preparadas pero con un toque de familiaridad, Tetsuhiro se mantenía en silencio porque no había espacio para él, lo único que se solicitaba era su presencia y así parecía ser para todos

Todavía no entendía la razón de la cena pero no pasaba por alto el agarré fuerte de la joven sobre su hermano.






Había oscurecido.
Ahora todos tenían una copa de vino, esperando por brindar.

Los padres Morinaga estaban en calma, mostrándose amables y serviciales.



Finalmente lo supo, la noticia cayó, pasó a través de sus oídos y en realidad siguió su camino.

Lo sorprendió por supuesto porque consideraba a su hermano demasiado joven, porque no sabía nada hasta ahora que era oficial, porque no conocía a esa joven.

Y sobre todo porque su hermano quién era el protagonista de la noticia junto a la mujer se veía tan o más sorprendido que él mismo.

















"Tenía la sensación de ser amado y de que eso no era suficiente para mantenerme despierto"

Todos brindaron, la joven se oprimió con fuerza de Kunihiro, recibió junto con la dama que lo acompañaba abrazos de sus padres y felicitaciones, él contestaba como si estuviera feliz.

Mentía, porque era un experto haciéndolo, porque lo había hecho toda su vida, cuando sus padres escogieron su escuela y tuvo que despedirse de amigos, como cuando le prohibieron hablar con cierta gente, cuando le escogieron la carrera para qué llevara la empresa, cuando le decían que ropa usar, qué corte de cabello, que colores.

O como ahora, que escogieron su futura esposa y él mintió lo suficientemente para hacer parecer que todo era su idea.

Porque estaba tan acostumbrado a mentir a todo el mundo para dar gusto a sus padres que una mentira más no cambiaba nada.

Le había mentido a todos, se había mentido a sí mismo.

Y era natural aunque doliera mentirle a su futura esposa mientras la veía aferrarse con fuerza a su cuerpo, era normal decirle que la quería aunque fuera un engaño. Ella lo veía con tal amor que era obvio le creía


Y por eso no le pudo decir a Masaki qué no todo estaba bien, tal vez ya no podía mentirle.




Su hermano, a pesar de nunca hablar con él y mantener cierta distancia, no lo felicito.

¿Podía ver su mentira?
¿Todas ellas?

Misterio en sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora