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George abrió los ojos tras un reparador sueño. Llevaba semanas sin dormir tan bien por lo que le resultaba agradable haber cargado energías de nuevo.

De un momento a otro recordó lo sucedido la noche anterior y no pudo evitar sonrojarse por ello. Miró a su al rededor pensando encontrarse con Dream dormido a su lado pero no fue así. No fue hasta que miró el resto de la habitación que se dio cuenta de la presencia del contrario.

Dream se encontraba tranquilamente mirando por la ventana. Suspiró de alivio al darse cuenta de que no se había ido y se le escapó una sonrisa de entre los labios.

–Buenos días Dream– saludó George incorporándose en la cama. El caballero dio un respingo al escuchar la voz del príncipe de repente pero ni un segundo después le miró y le devolvió la sonrisa.

–Buenos días George.

–Creí que te habías ido– añadió el príncipe levantándose de la cama– ¿Hace cuánto estás despierto?

–Desperté hace una media hora, quería evitar que alguien entrase y nos viera así que me levanté pero tampoco quería dejarte solo aquí por lo que simplemente me quedé mirando por la ventana. Las vistas son maravillosas.

George se sonrojó ante lo dicho por el contrario. Dream había mencionado con demasiada naturalidad que habían dormido juntos y el castaño aún se encontraba procesando esa información.

–Sobre eso... Siento mucho haberte hecho dormir conmigo.

–George, si de veras no hubiera estado de acuerdo me habría marchado. No tienes que disculparte por nada– la sonrisa que Dream le regaló hizo que el sonrojo en sus mejillas se volviese más visible por lo que cambió de tema rápidamente.

–Voy al baño, espera aquí por favor.

–Claro– y tras escuchar la respuesta del caballero George corrió al baño de su habitación para después cerrar la puerta tras de si y apoyar ambas manos en la repisa.

Respiró hondo tratando de regular los latidos de su corazón. Tras un par de segundos decidió que lo mejor era pensar en otra cosa y lavarse la cara con esperanza de que Dream no notase el pigmento rosa en sus mejillas.

No pasaron más de cinco minutos cuando salió del baño y se encontró con Dream mirando por la ventana de nuevo. Se colocó a su lado mirando también y no pudo evitar sonreír al ver su pueblo.

–L'Manburg es un bonito lugar.

–Lo es– coincidió George.

–La ventana tiene una muy buena vista– mencionó Dream, y era cierto.

Tras la ventana se podía ver perfectamente todo el pueblo, los habitantes iban de un lado a otro, cada uno viviendo sus vidas. El palacio estaba situado en la cima de una colina por lo que la perspectiva del pueblo era simplemente perfecta.

–Hay un lugar mejor– recordó George– solía ir cuando era más joven con Eret.

Una idea cruzó la mente del príncipe y decidió seguir adelante con su idea. Tomó a Dream de la mano y ambos corrieron fuera de la habitación hacia un lugar desconocido para el rubio.

Ambos habían dormido con su ropa habitual en lugar de con el pijama por lo que no tuvieron que detenerse a cambiarse la ropa y simplemente salieron del palacio aún sosteniendo sus manos.

Cuando llegaron al patio en el que habían estado unos días antes y ambos, dirigidos por George, caminaron hasta llegar al pie del gran árbol.

–Cuando éramos pequeños había un columpio aquí como ya te dije y cuando lo quitaron Eret y yo comenzamos a escalar el árbol muy a menudo para seguir viendo las vistas.

–¿Insinúas que...?

–¡Vamos!– exclamó George para finalmente soltar la mano de Dream y comenzar a escalar el árbol. El caballero mostró una sonrisa para acto seguido comenzar a escalar también, controlando al mismo tiempo que el príncipe no se caiga del árbol.

Finalmente, tras una sorprendentemente fácil subida, llegaron a la copa del árbol. George se sentó primero en una de las ramas y Dream se sentó a su lado. La vista desde ahí no se comparaba a la de ningún otro sitio, ni siquiera a la ventana de la habitación de George.

–Te dije que desde aquí se veía mejor.

Dream quedó maravillado ante las vistas. El pueblo de L'Manburg era considerado uno de los lugares más hermosos entre el resto de reinos que había en el mundo y, aún siendo tan conocido, nunca perdió esa esencia familiar que poseía. La nación había crecido con los años, había pasado por innumerables guerras que aún hoy en día dejan rastros en el terreno del lugar. Todo había sido destruido en dos ocasiones, dos ocasiones en las que la nación y sus habitantes pensaron que sería el final, pero nunca lo fue. Fueron los antepasados de George los que reconstruyeron la nación desde los escombros y la tornaron en lo que era hoy en día. Es por eso que se les considera la realeza.

Pasaron minutos que se vieron como horas para ambos en los que se mantuvieron en completo silencio simplemente contemplando la belleza del lugar. George en un momento dado apoyó la cabeza en el hombro del contrario sin formular palabra y a Dream no pareció importarle.

Los minutos siguieron pasando y tristemente la hora de las clases de George se acercaba también. El inconveniente es que no se dieron cuenta del tiempo hasta cinco minutos antes de que George tuviera que entrar a clases por lo que bajaron del árbol con rapidez y corrieron lo más rápido que les permitían las piernas hasta llegar al edificio en el que George impartía las clases.

Al llegar a la puerta George a penas tenía aliento, por otro lado Dream lucia perfectamente bien, como si acabara de despertar de un sueño reparador. Ese era el momento en el que debían separarse por un par de horas por lo que con mucho pesar así hicieron.

(...)

La hora en la que acababan las clases de George llegó por fin así que Dream se dirigió a esperarle en el lugar donde antes se habían despedido.

No pasó más de un minutos cuando George al fin salió de esas puertas para encontrarse con su caballero esperándolo.

–Hola de nuevo– saludó el príncipe amablemente al verle ahí.

–Hola de nuevo a ti también George.

Ambos comenzaron a caminar hacia la habitación de George puesto que la noche estaba por caer. Aún cuando su día había sido tan monótono como habitualmente esos momentos que pasaba con Dream eran sin duda sus favoritos.

Tras haber pasado toda la mañana impartiendo clases también pasó toda la tarde realizando tareas que debía hacer como príncipe heredero por lo que todo lo que le quedaba de día era ese camino de vuelta a la habitación junto con Dream.

La conversación entre ambos era siempre muy fluida, siempre tenían algo que decir y les gustaba escuchar al otro por lo que nunca había espacios de silencio en sus conversaciones.

Finalmente llegaron a la puerta de la habitación, lo que quería decir que su tiempo de conversar estaba por agotarse. Ahora tan solo tenían tiempo de despedirse.

–No creo que mañana tenga tiempo para hacer nada– suspiró George cansado.

–¿Demasiadas tareas?– preguntó Dream, a lo que el príncipe asintió.

–Pero bueno... Nos vemos mañana Dream.

–¿Sabes que si estamos solos puedes llamarme Clay, verdad?– cuestionó el caballero haciendo que George lo recordase de pronto.

Los pensamientos sobre el hecho de haber dormido a su lado por primera vez habían tapado por completo ese pequeño dato que conoció la noche anterior.

–¿Me creerías si te dijera que lo había olvidado?– preguntó inocentemente el castaño, a lo que Dream rio.

–Con todo el estrés por los estudios que llevas encima no me extraña.

–Si...– "los estudios" dijo en su mente.

–Bueno, ya hablaremos mañana, descansa George.

–Buenas noches Clay– se despidió también George.

Con esas palabras George abrió la puerta y entró a la habitación cerrándola su paso al mismo tiempo que Clay volvía a recorrer el pasillo en dirección esta vez a su habitación.

Rewrite the stars - DreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora