El despertador de la habitación del príncipe sonó haciéndole saber que un nuevo día de trabajo había comenzado.
George alargó un brazo para apagar el molesto sonido que provenía de su cómoda y tras dejar de escucharlo volvió a acurrucarse entre sus sabanas con la esperanza de descansar aunque fueran unos segundos más.
Pero justo antes de poder caer dormido alguien tiró de su manta dejándolo expuesto al frío de la habitación. Miró con un enojo que se disipó al ver quién había sido el responsable de despertarlo.
Lo que le esperó al abrir los ojos fue la sonrisa de Clay, el cual se había quitado la máscara y le miraba con una expresión de genuino cariño mientras recitaba unas palabras.
–Lamento despertarlo majestad, pero debe cumplir con su labor en el reino– mencionó el rubio burlando la voz del resto de mayordomos que se dirigían al principe. George no pudo evitar dejar escapar una ligera risa.
–Eres un idiota– dijo mientras los recuerdos de la noche pasada volvían a su mente. Ya había conseguido aceptar que estaba enamorado de Clay por lo que no pudo evitar sonrojarse al ver su sonrisa. Verle sin la máscara fue lo que le dejó claro a George que su amistad era especial, claro que también sabía que lo era por las veces anteriores que Clay se lo había dicho, pero que le confiara ver su rostro fue la prueba física que George necesitaba.
–No tardes principito– mencionó el rubio mientras volvía a ponerse la máscara y tomaba el pomo de la puerta con la otra mano.
George rodó los ojos ante el estúpido apodo pero ni eso pudo quitarle la sonrisa aún mas estúpida de la cara. Cuando Clay salió de la habitación el príncipe permaneció tumbado en su cama sonriendo y pensando en Clay, sobre todo en como se sentía con respecto a él.
(...)
No pasaron más de quince minutos hasta que George finalmente salió de su habitación tan solo para encontrarse con Clay esperándole en la puerta de esta.
–Hola de nuevo George– saludó el caballero.
–Buenos días Clay– añadió el príncipe mientras ambos comenzaban a caminar.
La ruta entre la habitación de George y el ala este, ya sea de ida o de vuelta, era sin duda su momento favorito de los días. Teniendo en cuenta que el resto de horas se las pasaba estudiando, haciendo tareas reales o acudiendo a reuniones el hecho de poder pasar tiempo con Clay, aunque fueran tan solo diez minutos, lo agradecía muchísimo.
Su conversación fluyó como de costumbre, simplemente ellos charlando sobre cosas banales y sin importancia, George tratando de huir del estrés de pertenecer a la familia real y Clay tratando de distraerle y disfrutar de la presencia del contrario.
Su conversación terminó tras diez minutos de camino cuando finalmente llegaron a la entrada al ala este donde George estudiaba.
–Nos vemos George– se despidió Clay.
–Hasta pronto Dream– añadió George volviendo al nombre en clave del contrario. Al ser la única persona en todo el palacio que sabía el verdadero nombre del caballero sabía que debía mantenerlo en secreto y no podían arriesgarse a mencionar su verdadero nombre en publico. Era algo solo entre ellos.
George se dio la vuelta y caminó hacia el interior del edificio dispuesto a estudiar y realizar todas sus tareas lo antes posible y reunirse con Dream de nuevo cuando antes.
(...)
Tras unas nueve horas de realizar tareas con tan solo dos descansos para comer y cenar de veinte minutos respectivamente entre las tantas horas el príncipe finalmente terminó todos sus quehaceres. Sonrió satisfecho y sintiéndose productivo y se levantó de su asintió dispuesto a recoger y marcharse.
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Rewrite the stars - Dreamnotfound
FanfictionGeorge Henry Davidson es el segundo hijo de la realeza en L'Manburg. Sus padres no quieren que la desgracia de su primer hijo se repita con el segundo así que le asignan a un guardia que le seguirá a todos lados. Un guardia del que nadie conoce la i...