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George se despertó en su habitación debido al sonido que producía el despertador. Como todos los días, alargó el brazo para que el molesto sonido cesara y se sentó en su cama frotándose los ojos tratando de despejarse.

Miró por la ventana y pudo ver las nubes tapando el cielo que normalmente estaba de color azul con un sol brillante. Estaba casi seguro de que hoy llovería.

El príncipe se levantó de la cama y caminó hacia el cuarto de baño con la intención de cambiarse la ropa y prepararse para volver a la normalidad tras el día de ayer.

Mientras se lavaba la cara un recuerdo de presentó en su mente, el cual hizo que sus mejillas se tornasen de un vibrante color rojo. Había besado a Clay y después se había marchado, sin esperar a ver ninguna reacción.

No sabía cómo se lo tomaría Clay, si se enfadaría con él o por el contrario correspondía a sus sentimientos. En cualquier caso George salía perdiendo. Si Clay no sentía lo mismo todo se tornaría incómodo entre ellos y perdería a la única persona que le importa. Por otro lado, aún si Clay siente lo mismo que él sus padres no lo aceptarían bajo ninguna circunstancia y se verían obligados a mantenerlo todo en secreto y a espaldas de los reyes.

Aún cuando ambas opciones le parecían realmente malas deseaba con todo su ser que se pudiese cumplir la segunda.

Ya estaba acostumbrado a los malos tratos de sus padres por lo que nada cambiaría al fin y al cabo.

Salió del cuarto de baño aún algo nervioso. Clay muy posiblemente estuviera tras la puerta de su habitación, de hecho, le resultaba extraño que aún no hubiese entrado.

Cuando tuvo todo listo abrió la puerta y ahí se encontraba Clay con la máscara puesta esperándole.

–Hola Clay– dijo el príncipe al verle mientras cerraba la puerta. Esperaba que el caballero preguntase algo con respecto a la noche anterior pero eso no sucedió.

–Buenos días George– saludó cordialmente Dream. Al príncipe le extrañó pues Clay había usado el tipo de voz con la que se comunicaba con sus padres, los reyes, y eso no le daba buena espina.

El camino al ala este fue bastante raro para George. Las habituales conversaciones que tenían no surgieron y el príncipe tan solo podía pensar en lo peor. Cuando llegaron al ala este ni siquiera se escuchó una despedida.

George entró al edificio y Dream tan solo formuló unas palabras que el príncipe no se esperaba.

–Nos vemos más tarde alteza– realizó una reverencia y se perdió por el largo pasillo dejando a George solo en la puerta del ala este.

El castaño entró en su salón de clases y así empezó su mañana. Con la excepción de que no pudo prestar atención a ninguna de las horas de clase. Su mente no podía ir más allá de como lo había arruinado todo con Clay.

Sentía como si hubiesen vuelto a empezar, Dream le trataba tal y como hace siete meses cuando a penas comenzaba a trabajar para él. Se pasó las primeras cuatro horas de clases pensando en como podía arreglarlo tan solo para darse cuenta de que no podía.

Ahora Dream sabía que a George le gustaba y no había manera de que su amistad volviese a como lo era hace unos días.

Cuando llegó el primer descanso el príncipe había perdido por completo el apetito por lo que permaneció sentado solo en la cafetería sin probar bocado.

Las próximas horas de clases fueron agotadoras para George. No podía concentrase en la case pues todo lo que el profesor decía le recordaba a Clay. Se sentía horrible por haberlo besado y haber arruinado lo único que le hacía feliz.

Desearía volver en el tiempo y rehacer las cosas de forma diferente.

(...)

La hora de salida finalmente llegó. George salió del edificio encontrándose a Dream esperándole abajo como siempre pero la sensación al verle fue una totalmente diferente.

Dream realizó una reverencia al ver al príncipe y ambos comenzaron a caminar en completo silencio de nuevo. George no sabía si iba a poder lidiar con eso por mucho tiempo.

Cuando llegaron a la habitación de George aún no habían formulado palabra en todo el día. El príncipe abrió la puerta y se giró para mirar a Dream.

Suspiró profundamente no sabiendo si se arrepentiría más tarde de lo que estaba a punto de hacer. Tomó la mano del más alto y tiró de ella haciendo que los dos entrasen en la habitación, después cerró la puerta a sus espaldas.

–¿Que pasa contigo?– cuestionó George mirándole algo enfadado.

–No se a que te refieres– respondió el caballero. George suspiró y movió su mano para tratar de quitarle la máscara al rubio. Para su sorpresa no se movió por lo que pudo ver de nuevo la expresión del contrario.

–Sabes perfectamente de que estoy hablando– añadió George a lo que Dream suspiró.

–No se que quieres que te diga, estabas cansado ayer.

–Primero, eso no te da derecho a ignorarme, y segundo, se perfectamente lo que hice y no me arrepiento– el príncipe miró a los ojos al contrario sin saber de dónde había sacado la valentía para confrontarlo. Para su sorpresa Dream le miraba con algo de tristeza en los ojos.

–¿Y que quieres que te diga entonces?– preguntó el más alto devolviéndole la mirada al contrario algo alterado.

–Quiero que me des una respuesta– sentenció George– Quiero que me digas si correspondes a mis sentimientos o no y quiero que me lo digas a la cara porque llevo toda mi vida ocultándome de los demás y no quiero esconderme de tí– mientras dijo esto una lágrima se deslizó por la mejilla del príncipe.

Pasaron unos segundos que se percibieron como horas para los dos presentes. No separaron las miradas de los ojos del otro. Ambos habían pasado toda su vida escondiéndose de los demás, tras una máscara, sin opción de decir lo que realmente pensaban.

Mucha gente cree que una mirada puede decir más que mil palabras y que las acciones valen más que las cosas materiales.

Con miedo a proporcionar una respuesta con palabras pues son muy fácilmente confundidas, Clay respiró hondo y unió sus labios con los del príncipe, con la esperanza de que esa acción fuera una respuesta válida para él.

George se sorprendió al sentir la respiración del más alto contra la suya y un segundo después sus labios también pero algo en su interior encajó por fin por lo que no hizo más que corresponder al beso.

Cerró los ojos y sintió las manos del contrario posarse en su cintura acercándolo más a si. No queriendo que ese momento terminase nunca puso sus manos en el cuello del más alto uniendo más sus labios si eso era posible.

Pero como todo momento ha de tener un final tuvieron que separarse con las respiraciones agitadas y sin dejar de verse a los ojos.

–¿Eso te sirve como respuesta?– cuestionó el caballero acariciando suavemente la mejilla del contrario y sonriendo ligeramente.

–Eres un idiota– añadió George tratando de esconder su sonrisa. Clay le regaló una mirada de absoluto cariño y volvió a inclinarse para unir sus labios en un beso que George correspondió felizmente.

Por supuesto que le servía como respuesta.

Rewrite the stars - DreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora