CAPÍTULO 7.- Viejos amigos

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Regresar a casa de mis padres era algo que llevaba bastante tiempo posponiendo, sin embargo aquí me encontraba

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Regresar a casa de mis padres era algo que llevaba bastante tiempo posponiendo, sin embargo aquí me encontraba. Cuando mi hermana me mandó un mensaje por la mañana diciendo que quería salir hoy por el vestido, no pude negarme, no tenía ningún trabajo en la agenda, por lo que tenía el día libre, bien podría usarlo conviviendo con mi hermana o tomando hasta que no pudiera formar una oración comprensible.

Creo que tomé la decisión correcta.

Mis manos sudan excesivamente y mis piernas se mueven con nerviosismo de un lado a otro. Necesitaba un trago para calmar la ansiedad que se estaba adueñando de mi cuerpo cuanto antes. La pequeña botella que pesa dentro de mi bolso me tienta a dar un sorbo rápido, pero sabía que mi madre se daría cuenta de mi aliento en un instante.

Estaba considerando seriamente comprar a mi hermana un automóvil si eso significaba no tener que pasar por ella cada vez que salíamos, aunque no era tan seguido estas últimas semanas comparado a como lo hacíamos antes.

La puerta se abre y mi madre está al otro lado con su típica sonrisa falsa con dientes increíblemente blancos y un atuendo digno de una perfecta y típica esposa de Beverly Hills. Nadie pensaría que en realidad viene de un pueblo desconocido por dios.

- Agnes. - Asiente como saludo. - Es un milagro que te aparezcas por aquí.

- He estado ocupada.

Su ceja se levanta sin creer mis palabras, pero no pregunta más, en cambio, su mirada crítica baja para analizar mi atuendo; una falda de golf blanca, un suéter verde menta y unos tenis blancos, no era lo mejor, pero había hecho un esfuerzo por arreglarme para ella. Mi rostro está prácticamente libre de maquillaje, a excepción de un poco de rímel y rubor para no verme tan pálida.

- Te ves bien.

Puedo decir por la expresión en su rostro que no está siendo completamente honesta, pero en este punto de mi vida, no me importa más mi apariencia ni lo que piense mi madre.

- Gracias.

Mi hermana parece sentir la tensión que emana desde la entrada porque sale unos segundos después. El cabello está con rulos y usa un vestido arriba de la rodilla. Una sonrisa se forma en mi rostro, ella se veía bastante bien, mucho mejor que yo y eso me aliviaba enormemente.

- Estoy lista Agnes.

- Vamos.

- La quiero de vuelta antes de las nueve. - Ordena nuestra madre con una mirada seria. - No quiero retrasos.

- Está bien

Avanzamos hacia la camioneta y puedo sentir la mirada de ella pegada a mi espalda. Me mantengo recta e intento disimular mi incomodidad. Ambas subimos y salgo del lugar lo más rápido que puedo. Las llantas dejan un rastro de polvo detrás de nosotras y mientras más distancia pongo entre mi madre y yo, mejor puedo respirar.

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