Mi cuerpo se sentía tan lleno de adrenalina después de la presentación que mis manos aún tiemblan y mi corazón palpita furiosamente contra mi pecho.
No había notado lo mucho que extrañaba estar frente al público y cantar para ellos hasta este momento. Mi alma añoraba hacerlo hasta que la garganta me doliera y mis dedos estuvieran entumecidos de tanto tocar la guitarra. Era lo que más me gustaba hacer,
Pero no era por eso por lo que mi cuerpo se sentía al límite, sino que era por ella. Agnes. Se veía más hermosa de lo que recordaba. El cabello rubio y suave, los ojos brillantes que removían algo dentro de mi pecho y la sonrisa cálida que te hacía sentir cómodo aunque no la conocieras. Había sido la elección perfecta para una presentadora de los premios, todos la habían mirado como si fuera algún ser mitológico único del que simplemente era imposible alejar la mirada por miedo a que desapareciera, incluyéndome.
Para mí, había sido una jodida tortura.
Ninguna de las personas en mi equipo me habían informado que sería la presentadora, ni siquiera mi pareja falsa, Marissa, con quien había tenido una relación fugaz que se basaba únicamente del sexo. Me había enterado cuando llegué a las premiaciones y solo pude ver desaparecer su llamativo vestido azul mientras iba del brazo de otro hombre.
Primera señal de que las cosas no irían bien.
Me había saltado las partes de las entrevistas en la alfombra porque, mierda, apenas había llegado y ya quería largarme. No ayudaba que Marissa no paraba de quejarse sobre el color de uñas que le habían puesto y como opacaba su tono de piel. Mi cabeza se sentía a punto de explotar durante todo el espectáculo de las fotografías y había tomado un desvío rápido a los baños para colocar un poco de coca en mi sistema.
Después de eso, me había sido casi posible relajarme en el recinto. Casi, porque mi estúpido cuerpo parecía no hacer caso a mis indicaciones y había estado mirando a Agnes como un idiota obsesionado aunque intentara evitarlo. Había tenido un total de tres cambios, cada vestido la hacía ver aún mejor que el otro y había despertado un deseo sexual que llevaba reprimido por semanas.
Inhalo profundamente y abro los ojos regresando a la realidad.
Mi reflejo me regresa la vista frente a mi. Los ojos azul oscuro me regresan una mirada cansada, tenía ojeras que habían intentado cubrir con maquillaje, pero aún eran ligeramente perceptibles, el cabello oscuro está revuelto y húmedo por la presentación y tenía un ceño fruncido que parecía no querer desaparecer de mi cara.
El espejo ridículamente iluminado me da jaqueca y mejor me alejo. Tara se encuentra sentada sobre el sofá del camerino que me asignaron enviando mensajes como si su vida dependiera de eso, los chicos de mi banda están sentados a su alrededor mientras platican animadamente y beben cerveza y Marissa... No tenía ni puta idea de a dónde diablos había ido, pero me alegraba descansar de su voz y de sus uñas clavándose en mi antebrazo como si tuviera miedo a que desapareciera de su vista.
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NO LO ARRUINES
RomanceCuando la vida te da una segunda oportunidad, no huyes o te escondes, la tomas y solamente tienes algo en mente... no lo arruines. [Libro 2: Trilogía Reflectores]. Obra protegida por derechos de autor, se prohíbe su copia, adaptación o distribución...