XXXIV: Tener tiempo solos es difícil con unas amigas pesadas y un gato asesino

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Paul

Pese a que Camille me había intentado tranquilizar, sentía todo lo opuesto. Estaba en mi piso caminando de lado a lado. Sin parar.

—Me estás poniendo nerviosa. ¿Qué te pasa?¿No fue bien en casa de tus tíos?

Seguí sin responder. Necesitaba pensar. La llamada de Antoine acababa de empezar algo. Algo muy gordo y que si no frenaba, iba a acabar con mucha gente. Sobre todo conmigo.

Marie me agarró de los hombros y me hizo mirarla a la cara.

—Dime qué está pasando. Ahora.

—Antoine. Me llamó y... Creo que podría volver a pasar.

Supo al momento de lo que hablaba. Solo había dos cosas que me habían marcado; lo de Élise y lo de mis padres. Lo de Antoine era lo primero. Ella lo sabía. Yo también.

No podía decirle a Camille que se quedara en casa. Le había prometido que ella se iba a ocupar de la situación que la involucraba. No podía mantenerme apartado. Ni tampoco protegerla siempre...

***

Ya faltaba menos para el baile de Halloween. Tenía la ropa en la cómoda y lista para la ocasión. Estaba perfectamente doblada y planchada.

Me vestí rápido con una sudadera y un chándal viejo. Lo más cómodo para acurrucarse en el sofá. Había quedado con Camille para ver unas películas y pasar la tarde.

Me dirigí hacia la calle. Todo era un barullo de gente y ruido. Más de lo normal. Todos empujaban y nadie se preocupaba por los de su alrededor. Me fui sin más al piso de mi persona favorita.

Toqué el timbre y al instante me abrió. En la mano llevaba una especie de café. Llevaba el pelo recogido en un moño rápido y su pijama de Pluto. Su gato pasó por mis piernas para saludarme. Lo acaricié mientras ella iba de nuevo a la cocina.

La seguí. Estaba poniendo las palomitas en un bol. La abracé por la cintura y le planté besos por todo el brazo. Soltó una risilla por lo bajo. Fui subiendo poco a poco por mi línea de besos. Llegué a su mejilla y la besé con dulzura.

—¿Qué quieres ver? —dije al lado de su oreja, con un susurro

—Vamos a ver Las Kardashian.

Me aparté para buscar algún rastro de ironía. Nada.

—No me hagas esto...

—Vaaale. Aburrido. Mmm... —Puso su dedo índice en la barbilla fingiendo pensar—. ¿Vemos Brooklyn 99?

—¿Qué es eso? ¿Un reality?

Se empezó a reír a carcajadas. Sin intentar disimular ni nada. 

—Es una de mis series favoritas. Es sobre unos policías que resuelven crímenes y destapan a corruptos. Es... Simplemente de las mejores que he escuchado.

Nunca había oído hablar de esta serie. Acepté verla con ella, por curiosidad de saber qué le gustaba a parte de Star Wars y Harry Potter. Estaba obsesionada con esas dos sagas. Seguro que no eran para tanto.

Antes de que llegara a poner la serie, fui a buscar mi bolsa. Saqué una venda de ojos y al sentarme, me la puse. En igualdad de condiciones. Todo estaba negro y solo podía guiarme por mi oído.

Empezó una introducción donde se presentaban a los personajes. Luego una música introductoria y ya el capítulo de verdad. La verdad, me estaba gustando bastante. Mi favorito era el personaje principal, el más divertido de todos. Un tal Jake.

Apoyé la cabeza en el reposabrazos y Camille quedó estirada encima mío. Su cabeza quedó en mi pecho. Pasé mi mano entre su cabello, peinando algunos mechones en el proceso. Notaba su respiración acompasada. Frotó su mejilla mientras se acurrucaba un poco más.

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