capítulo 11

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Noche de karaoke parte 1

Siento que alguien me mueve del brazo y mi reacción es aventar una patada, pero no golpeo a nadie, abro los ojos y me encuentro a Valeria riendo.

—Nel casi me tumbas los dientes, creo que deberías de practicar karate —en su voz se escucha diversión.

La cabeza me duele; bebí de más de eso no hay duda, mi boca se siente muy seca y seguramente si la abro apestará a rayos.

Observo a Vale y ella luce fresca, tiene el cabello húmedo señal de que se acaba de bañar. Me doy cuenta de que sigo con el vestido de noche puesto el cual está arrugado como una pasa.

—Agua —pido como si estuviera en el desierto del Sahara, sentándome en la cama. Estas podrían ser mis ultimas palabras.

—Toma, y te aviso que Isa ya vino a tocar la puerta —me entrega una botella de plástico.

La bebida me sabe riquísima, así que me termino toda el agua sin separar mi boca de la botella.

—¡Ay qué dolor! Mi cabeza parece que va explotar —me sobo la frente.

—Bienvenida a la cruda realidad querida Nel —dice Valeria abriendo su maleta y guardando sus pertenencias.

Juro que no vuelvo a tomar así y mucho menos por un hombre que no merece mi amor.

—Para la próxima no me dejes beber tanto —me pongo de pie, agarro mi ropa y entro al baño.

Al verme en el espejo me trago un grito, parezco un mapache con todo el rímel alrededor de mis ojos, mi pelo parece un nido de pájaros por lo lleno de nudos que está.

Después de una ducha rápida, ya parezco humana de nuevo y no un zombie, me pongo mi jeans deslavado; una camiseta rayada color verde, mi pelo cedió un poco ante los nudos y ahora está peinado en una coleta.

Cuando salgo me encuentro con el desayuno que ya está aquí en la habitación, huele rico; hay variedad de fruta picada, pan tostado con mantequilla, huevos revueltos con jamón y jugo de naranja.

—¿Has hablado con Francisco? —le pregunto a mi amiga quien está bebiendo jugo.

Ella deja el vaso y niega con la cabeza.

—Es absurdo que por eso se haya enojado, no es mi culpa que Jaime me haya mandado decir que le gusto.

Francisco y Valeria son una pareja que casi nunca tiene problemas, pero desde hace unas semanas, el hermano de Betty le mando decir que le gusta mucho, Vale le contó a su novio, porque en una relación es muy importante la comunicación. En fin en lugar de agradecerle eso a mi amiga, se molestó y le dejo de hablar.

—Es que quien los entiende, ni ellos mismos lo hacen y luego dicen que somos nosotras— comento poniendo los ojos en blanco.

Tocan la puerta de la habitación y me levanto abrirla, se trata de mi mamá.

—Buenos días por la mañana —entra alegremente dándonos un beso en la mejilla a cada una.

Se sienta en la orilla de la cama mirándome fijamente, sé lo que esta pensando.

—Hija no debiste de haber bebido tanto anoche, tú nunca lo haces.

Y está en lo correcto, suspiro dejando el plato con pan tostado de lado.

—Mamá no tienes por qué preocuparte, no me siento morir —miento.

—Nel si te pones así de borracha delante de mi, que no harán cuando no estoy yo —dice levantándose y acercándose a mí.

Rosas para MarinelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora