Capítulo 16

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Me encuentro con Valeria en una cafetería, estamos charlando sobre lo que no ha sucedido éstas semanas en las que no nos hemos visto. Ella tiene una taza con chocolate caliente con bombones y unas galletas de canela; yo tengo un café capuchino con un muffin de chocolate.

—No puedo creer que Francisco haya sido capaz de ponerte los cuernos con Laura, se supone que era su compañera de clases —digo molesta.

Mi amiga deja la taza encima de la mesa y me ve con los ojos llorosos. Me siento un poco culpable de haberle recordado eso, pero es parte de sacar lo que nos lastima.

—Ni me recuerdes eso, que me vuelven a dar ganas de golpearlo donde no le da la luz del sol —responde haciendo una mueca.

Valeria descubrió al que era su novio besando a la tal Laura en el cine, ellos iban saliendo y Vale iba entrando con su mamá; cuando los vio fue a enfrentarlos, él trato de mentir diciendo que había visto mal, pero la chica le dijo que llevaban 2 meses saliendo juntos.

Ahora que lo pienso la canción "La llamada" de Selena le queda como anillo al dedo a la situación de Vale.

—Es un estúpido —le doy un mordisco al muffin de chocolate.

—Concuerdo con tu opinión, no entiendo porque sigue llamándome por las noches, eso me atormenta, sigo queriéndolo; tú sabes que él fue mi primer amor —suspira limpiando una lágrima que escurre por su mejilla.

Aún recuerdo esos momentos en la secundaria donde ella lo veía y se desconectaba del mundo, yo la molestaba diciéndole que se iba a pancholandia, hoy ya no somos esas "niñas" que se ilusionaban con una mirada que posiblemente era por error.

Varios años después aquí estamos sufriendo por los mismos chicos de los que estábamos enamoradas en nuestra adolescencia, a quienes consideramos nuestro primer amor.

—No hay que recordar a esos, no merecen nuestras lagrimas, ni nuestros mocos; serán nuestros primeros amores, más no los últimos —lo que acabo de decir la hace reír y así me gusta verla, sus ojos se achican cuando sonríe.

Muchas veces pensamos que el primer amor tiene que durar toda la vida, que siempre seremos felices, pero no es así. No niego que puede ser maravilloso sentir las famosas mariposas en el estómago, sin embargo, no todo es color de rosa; como te hace sonreír también te hace llorar.

—Cambiando de tema, estoy nerviosa Nel, la próxima semana llegará el nuevo maestro de música, ya estaba acostumbrada a la maestra Marisol y sus regaños —bebe de su chocolate caliente.

—No estés nerviosa, qué tal si es un maestro joven y guapísimo —sonrío.

**

Los días han pasado y tal parece que Damián por fin entendió que quiero que me deje en paz.

—Es todo por hoy chicos, pueden retirarse —anuncia la maestra Ruiz, finalizando la clase.

Tomo mi mochila y mi botella con jugo, poniéndome de pie. Hoy Tatiana no vino a la universidad, así que tendré que irme a mi casa en camión, reviso que dentro de mi bolsa esté el gas pimienta que me regalo Lalo por si necesito defenderme.

Salgo de la escuela después de despedirme de varios de mis compañeros, estoy justo en la entrada cuando veo a una persona recargada en un automóvil azul.

—Puedes esconderte de mí, pero no podrás escapar de los sentimientos que te causo, Nel puedes intentar escapar, eso no cambiara lo que sucede entre nosotros —Damián está recargado en la puerta cruzado de brazos.

Se ve tan guapo vestido con pantalón negro, una camisa blanca y una corbata gris, en su rostro hay una ligera barba, dándole ese aspecto maduro que no sabía que me gustaba, se nota que acaba de salir de su trabajo.

—¿Qué parte de "déjame en paz" no entiendes? —le pregunto sin quitar la mirada de sus ojos.

Eso es un gran error, porque a mí me gustan mucho sus ojos y mi corazón empieza a palpitar rápidamente.

—¿Y a ti qué parte de quiero salir contigo, no te queda clara? —sonríe subiendo las mangas de su camisa, mis ojos se mueven hacia esa zona de su cuerpo, dándome cuenta que ha estado ejercitándose.

—Eso pasará el 30 de febrero —vuelvo a verlo a la cara, me armo de valor y le guiño el ojo.

A pesar de que hago esos comentarios para hacerlo enojar, sigue sin borrar esa sonrisa de su cara y se marca ese pequeño hoyuelo en su mejilla derecha.

—Dame una oportunidad, por favor Nel —me pide haciendo un puchero y uniendo sus manos.

Suspiro mirando mis pies y al levantar la vista nuestras miradas hacen explosión cuando éstas se encuentran.

—Ok, es la última oportunidad que te daré. Nos vemos mañana en el parque cercano a mi casa a las 5 —digo caminando por un lado de él sin esperar una respuesta.

No sé si hice lo correcto, pero como dice el dicho "De los errores se aprenden" y tal vez es momento de aprender, hay que correr el riesgo.


¡Hola! ¿Cómo están?  Quiero informarles que la historia se acerca a su recta final :(

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Rosas para MarinelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora