Capítulo 12

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Llego a la casa de Valeria y al tocar la puerta me abre su mamá me indica que suba a su cuarto que ya casi está lista. Subo las escaleras y entró sin tocar, la encuentro rociando perfume en su cuello.

—Hola Nel, ¿Qué tal me veo? —pregunta dando una vuelta.

Tiene puesta una minifalda negra con olanes y una blusa roja de tirantes, su rostro luce maquillado resaltando sus ojos color miel.

—Te ves chulísima, los chicos van a babear cuando te vean.

Me toma de la mano, hace que dé una vuelta y me chifla.

—Tú también te miras chula Nel, van a babear más por ti; tanto que van a parecer un caracol.

Después de levantarnos la autoestima mutuamente, salimos de su casa y alrededor de 20 minutos llegamos a la discoteca.

Entramos y localizamos una mesa vacía frente a la barra, no hay tanta gente dentro, así que perfectamente se pueden ver los rostros de las personas, entre esos rostros hay uno en particular que me llama la atención.

—¡No puede ser! —le doy un codazo a Valeria para que vea.

Ella levanta la vista y abre los ojos exageradamente como platos.

—Desgraciado —habla fuerte, pues el sonido de la música es demasiado alto.

A unos cuantos metros se encuentra Damián bailando alegremente con una chica rubia, ella mueve sus caderas y cintura mientras él la toma de las manos.

Por mis venas en lugar de sangre parece que transita lava de los celos que no puedo evitar sentir, ¿Destino qué te hice? No puedo creerlo que habiendo varias discotecas coincidamos en el mismo lugar.

—Necesito salir de aquí —tomo mi bolso y doy la vuelta, pero una mano me detiene.

—Nel que no te afecte, venimos a disfrutar. No dejes que la presencia de él y de esa güera oxigenada te arruine la noche —dice mi amiga abrazándome.

Tiene razón, ya estoy en este lugar y disfrutare así me encuentre con el tarado de Óscar también.

—¡Let's go baby! Vamos por unas margaritas —camino hacia la barra.

Sé que dije que no bebería hoy, pero la ocasión lo amerita.

Me pongo a bailar en el otro extremo de dónde se encuentra Damián, la música electrónica nos hace saltar al ritmo de ella, termino olvidando que él se encuentra aquí en el mismo lugar que yo.

—Voy al baño ahorita vuelvo —anuncio a mi amiga que asiente sin dejar de bailar.

Al salir del sanitario sin querer choco con la espalda de alguien; ese alguien se gira dejándome sin aliento.

—¡Qué sorpresa Marinel! Pero ¿Qué haces aquí? —habla Damián sin poder ocultar la sorpresa en su voz.

Ahora soy Marinel y no Nel. Ok no me importa.

Aja.

—Creo que es bastante obvio que lo que hago aquí es lo mismo que tú, divertirme con mi amiga y tú con ella —pongo los ojos en blanco y me voy dejándolo con la palabra en la boca.

Antes de llegar con Valeria me detengo en la barra, le pido al barman un shot de tequila me lo tomo de golpe y me voy con Vale.

Varios minutos han transcurrido y ya llevo 5 shots; comienzo a marearme, sé que mañana me arrepentiré.

—La que no iba a tomar, está que se cae de borracha —se burla.

Me limpio el sudor de la cara con la mano, empiezo a reírme sin motivo alguno, las personas siguen bailando alrededor nuestro, anuncian que el karaoke está por comenzar.

Algunos cantan muy feo y me tapo los oídos como si yo cantará muy bonito.

Al bajar un muchacho del mini escenario es cuando se me ocurre la grandiosa idea de subirme a cantar yo también, sin pensarlo me acerco a la persona que pone las pistas de canciones, le digo el nombre y con su ayuda subo al escenario.

—Buenas nochessss a todos, está canción va dedicada a él —hablo por el micrófono y señalo a Damián con mi dedo. Valeria me hace señas para que me baje, pero la ignoro.

Las personas gritan al empezar la música y reconocer de que canción se trata, canto a todo pulmón sin importarme las grandes desafinadas.

—Te necesito aquí pero tu amor ya no es para mí —finalizo la interpretación.

Vuelvo a señalarlo y lágrimas caen por mis mejillas al ver a la chica rubia vestida de azul mirarlo confundida.

Al bajar de hacer el ridículo Valeria me está esperando con cara de mamá enojada.

—¡Estas loca! ¿Cómo se te ocurre? Entiendo que te duele verlo con esa chica, pero como mejor amiga es mi deber decirte que hiciste el ridículo —me regaña.

—Perdón mamá Vale, quiero hacer pis, pero también tengo mushaa sed de agua —me burlo.

Ella blanquea los ojos y me dice que ella va a traerme un vaso con agua, yo mientras voy al baño de nuevo, hago mis necesidades. Me veo al espejo notando mis mejillas sonrojadas, tengo el labial regado por mi barbilla, soy un desastre, cuando salgo me encuentro con Damián.

—Nel ¿Por qué hiciste eso? Hasta donde sé tú me odias y no quieres más saber de mí —se pasa la mano por el pelo.

—Estoy borracha por eso lo hice, no te odio sólo estoy molesta, porque has sido un hombre muy malo conmigo y mereces que te castigue —respondo acercándome a él, su loción llega a mi nariz y no puedo resistirme a acariciar su mejilla.

Su ligera barba pica la palma de mi mano, él suspira profundamente y me ve a los ojos causando que las mariposas en mi estomago que están igual de borrachas que yo revoloteen sin parar.

—Estás borracha Nel ¿Por qué no te vas a tu casa? puedo llamar a un taxi para que venga por ustedes —detiene la caricia tomando mi mano y  besándola.

—Mejor bésame la boca o ¿Tienes miedo? —le pregunto con una sonrisa armándome de valor.

—¿Miedo yo? Claro que no, pero no es correcto, yo vengo acompañado; además estoy seguro que mañana cuando estés sobria te arrepentirás —habla tratando de sonar seguro.

En vez de contestarle me paro de puntas rozando nuestros labios.

—No hagas esto Nel, tu hermano... —trata de seguir hablando contra mis labios.

—Shhh no pienses en eso —lo calló.

Se ve tan guapo.

 Él cierra sus ojos al mismo tiempo que entreabre su boca, no puedo resistirme y junto nuestras bocas en un beso tierno y lento que dura segundos, al separarme le doy una leve mordida.

—Perdón por interrumpir —dice una voz de mujer.

Al abrir los ojos me encuentro con la chica que acompaña a Damián, se disculpa con ella separándose de mí.

—Ups creo que es hora de irme, disfruten su noche —me da hipo cuando termino la ultima palabra, les arrojo un beso a ambos.

Llego con Valeria caminando torpemente, me da el vaso con agua.

—Ya vamonos —le pido dejando el vaso vacío en la mesa.

—Sí, porque ya estás muy borracha.

Salgo de la discoteca sin voltear a mirar a Damián, quien se queda atrás.


Rosas para MarinelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora