Estoy muy nerviosa, falta tan sólo 1 hora para mi no cita con Damián en el parque, no negare que he estado pensando en dejarlo plantado, pero al mismo tiempo siento curiosidad sobre qué es lo que dirá.
—Tranquila Nel —me digo a mí misma, me pongo un pantalón negro y una camiseta amarilla con estampado de letras.
Termino de hacerme una coleta alta y pongo un poco de labial rosado, no quiero exagerar y arreglarme de más.
Volteo a ver el reloj que cuelga de la pared y noto que faltan quince minutos, la sensación dentro de mí parece un enjambre de mariposas o puede que sea hambre, porque de los nervios no pude comer nada, sólo tome un poco de jugo de uva.
—Mucha suerte Nel y recuerda hacer lo que dicte tu corazón —habla mi madre viéndome desde la entrada de mi habitación.
Rocío un poco de perfume en mi cuello y tomo mi celular poniéndolo en el bolsillo trasero de mi pantalón.
En el parque se encuentran varias personas practicando deporte; niños jugando en las resbaladillas y algunas parejas caminando agarrados de las manos mientras comen algodón de azúcar.
Tomo asiento en una de las bancas de madera que están bajo un pequeño kiosco, frente a mí hay unos rosales y árboles pequeños. Me fijo en mi reloj y ya se acerca la hora.
Estoy distraída mirando a unas niñas jugando con sus padres y pienso en esos momentos con mi padre antes de que nos abandonará, sin duda me hubiera encantado compartir esas experiencias con él.
—Hola —susurran a mi lado y siento que tocan mi hombro izquierdo sacándome de mis pensamientos.
Me giro hacia a un lado dándome cuenta de que se trata de Damián, quien se ve demasiado guapo con su camiseta negra Volcom, un pantalón de mezclilla y unos tenis vans negros.
—Pensé que no llegarías —es mi respuesta, mientras veo como me recorre con la mirada y sonríe.
—No te dejaría plantada Nel, desde anoche estuve contando las horas para poder verte —se sienta a un lado de mí.
No voy a admitirle que a mí me paso igual, en la noche desperté varias veces y me puse a pensar en él.
—No tengo tanto tiempo, así que habla —miro mis zapatos para no verlo a él.
Escucho que suspira profundamente y toma mi mano; intento retirarla, pero la calidez de la suya me lo impide.
—Como ya te he dicho, estoy interesado en ti, me gustas mucho Nel y sé que te lastime, pero no volveré a hacerlo —aprieta mi mano—. Dame una oportunidad para conquistarte, por favor.
Ahora es mi turno de suspirar, no sé cuanto tiempo espere por escucharlo decir esto, me asusta salir lastimada si le doy una oportunidad, pero de igual forma me da miedo arrepentirme de no haberlo hecho.
—Tú también me gustas Damián; eso lo sabes, te daré una última oportunidad —le digo tratando de escucharme segura, aunque por dentro esté temblando como gelatina.
Él sonríe, levanta mi mano entre las suyas y deposita un beso en los nudillos.
—Gracias por esto hermosa, ya veras que te conquistare y te voy a enamorar.
—Eso está por verse —me pongo de pie y avanzo hacia donde están los columpios.
Damián me sigue y nos detenemos frente a éstos, me subo a uno color rojo y él a uno verde, ya no somos unos jovencitos, pero aún podemos subirnos a los columpios de vez en cuando.
—Hace mucho que no me subía a uno de éstos —habla riéndose.
El calor del atardecer me provoca sed, veo a lo lejos el puesto en donde venden aguas frescas de diversos sabores, volteo y noto que Damián sigue con una sonrisa en su cara.
—Quién llegue más alto le paga al otro un agua de horchata —lo reto y me impulso con fuerza para llegar más alto que él.
El chico asiente riendo deteniéndose para impulsarse igual de alto que yo; se escucha el rechinido de las cadenas que sostienen nuestros columpios, vamos bastante parejos a veces parece que él ganará y en otros instantes ganó yo.
—¡Te gane! —emocionada grito frenando con mis pies levantando tierra.
—Te deje ganar, Nel —contesta él con voz agitada, poniéndose de pie.
Mi orgullo es un poco herido al escuchar eso, definitivamente no voy a creer en lo que dice.
—Mentiroso, ahora cumple tu palabra como el hombre que eres —acomodo mi cabello despeinado por el viento.
Comenzamos a caminar y llegamos al puesto que es atendido por una señora que nos sonríe, ésta se pone de pie.
—Buenas tardes señora, me da dos aguas de horchata, por favor —pide Damián.
Ella nos entrega los vasos, él paga y nos vamos a sentar a una de las bancas, el sol se está ocultando y la naturaleza nos regala una hermosa puesta de sol digna de ser fotografiada.
—Gracias —pongo el popote en mi bebida.
—Por nada, por ti hago todo para hacerte feliz —Damián comenta viéndome a los ojos.
Su mirada me sigue poniendo nerviosa, y quito mi mirada viendo el vaso, le doy un gran trago, no logrando evitar un gran eructo.
—Wow, vaya manera de responder a mi romanticismo —ríe y yo tapo mi boca.
—Perdón —me disculpo apenada.
Seguramente esto quedará para la historia como el mayor oso que he cometido, agradezco que no haya personas cerca de nosotros que hayan podido escuchar.
—Lo bueno que no estuve a punto de besarte, porque me hubieses eructado en la cara —sigue riéndose y eso provoca el hoyuelo en su mejilla que tanto me gusta.
Me uno a él riéndome mientras una persona se nos queda viendo, seguramente pensando que estamos locos por el sonido de nuestras carcajadas.
—Creo que es hora de irme, tengo que estudiar para el examen —veo el reloj.
—Te acompaño a tu casa Nel, no es hora de que una jovencita como tú ande sola por la calle.
Pienso en negarme, pero quiero pasar más tiempo con él, así que le respondo que me acompañe, caminamos unos minutos en silencio cuando estamos llegando a mi casa, el silencio queda atrás.
—¿Quieres ir el próximo sábado a patinar?
—Si quiero —respondo tal vez demasiado rápido.
—Eso me alegra, buenas noches Nel —se acerca y yo me paro de puntitas para darle un beso en la mejilla.
—Buenas noches Damián, que descanses.
Entro a mi casa sonriendo y parece que estoy flotando entre las nubes, hoy fue una bonita tarde en compañía del chico que fue mi primer amor, sin duda alguna ya quiero volver a verlo.

ESTÁS LEYENDO
Rosas para Marinel
Teen FictionMarinel se enamora de Damián, quién es amigo de su hermano mayor Eduardo, Damián no se da cuenta de lo que siente por él la pequeña hermana de su mejor amigo, ella intentara conquistarlo a pesar de la pequeña diferencia de edad que hay. ¿Logrará con...