Una semana después
Suena el despertador, que molesto, hoy es mi primer día de clases después de varios días asistiendo a los cursos de la universidad, el no ver a Valeria me es difícil, estaba acostumbrada a estar con ella en la escuela y en mi casa.
Ahora no la he visto en una semana, sólo hablamos por celular en las noches para contarnos qué tal nos va en los cursos de inducción, pero no es lo mismo.
En estos días en la escuela he estado sola, me cuesta un poco de trabajo socializar, en la carrera que elegí hay pocas personas, la mayoría son hombres y sólo estamos dos chicas, pero no he hablado mucho con ella.
Me doy una ducha rápida, lavo mis dientes y elijo la ropa que me pondré, como el primer día todas las chicas se visten con lo mejor que tienen; me pongo un jeans de mezclilla acampanado y una camiseta rayada con un estampado de corazones, mi cabello lo dejo suelto y me pongo muchas pulseras coloridas.
—Mamá ya me voy a la uni —anuncio a mi madre quien está cocinando su desayuno.
Ella sigue en pijama y sin peinar, ya que está de vacaciones, que envidia, ya quisiera yo seguir levantándome tarde y desvelarme viendo películas o jugando videojuegos en la computadora.
—¿No vas a desayunar? —me pregunta sirviendo huevos revueltos en el plato.
—Allá desayuno algo, no te preocupes.
Los nervios me quitaron el hambre. En cambio mi madre está acomodando la mesa como si fuera a comer toda la familia, tiene una jarra con jugo de naranja recién exprimido, un tazón con fruta de temporada picada con chile en polvo.
No te vaya a dar una anemia mamá.
—Ok, pero desayunas Nel, mucha suerte —me da un beso en la mejilla y se sienta a desayunar.
—Provecho ma' no vayas a desmayarte de hambre —bromeo.
Agarro mi mochila y escucho el sonido de un claxon fuera de mi casa, seguramente es el taxi que ya llego por mí, apenas estoy aprendiendo a manejar, así que no me siento segura de hacerlo yo sola, no quiero atropellar a algún animalito inocente o a alguna persona.
—Buenos días señorita ¿A dónde la llevo? —pregunta el taxista.
—Buenos días señor, a la facultad de ingeniería y negocios, por favor —pido al cerrar la puerta del pequeño automóvil verde.
**
Al llegar a la escuela, entro al salón que me fue asignado, saludo ya que hay unos cuantos alumnos que serán mis compañeros, elijo la mesa que está pegada la ventana, justo enfrente del escritorio de los maestros.
Estoy perdida en mis pensamientos sobre qué ropa me pondré para la fiesta de cumpleaños de mi hermano, será éste fin de semana y aún no sé cómo vestirme, así que no doy cuenta de que alguien se sienta a un lado de mí.
—Hola, ¿Puedo sentarme? —pregunta una chica sentándose a mi lado.
Pues ya estás sentada.
Volteo a verla y abro la boca con la sorpresa que me causa al ver de quien se trata, es la misma chica con la que Damián estaba en la discoteca, ¿Qué hace aquí?
—Hola, claro —respondo quitando mi mochila de la mesa.
Ella sigue sonriéndome, ahora que la veo más cerca noto que es de mi edad, yo pensaba que era de la edad de Damián, pero me equivoque y eso hace que me sienta peor.
Vaya no qué no te gustaban las de mi edad, aunque la chica rubia es demasiado bonita, tiene unos grandes ojos color miel y una sonrisa perfecta; sin brackets como yo.
—Soy Tatiana ¿y tú? —su voz es demasiado tierna.
—Marinel —respondo cortante.
Creo que llegue demasiado temprano, porque el maestro Torres no ha llegado.
—Te vi en la disco la otra noche.
Que ganas de decir que no era yo, si no mi gemela.
—Sí, yo también te vi con Damián, hacen bonita pareja —doy una sonrisa fingida.
Tatiana se ríe de una forma nada discreta, se está burlando de mí y eso me hace mirarla de mala manera.
—Perdona que me ría, pero me parece bastante gracioso que pienses que él y yo somos pareja, en realidad somos primos —sigue riéndose.
¿Whaaat? En serio piensa que le voy a creer esa estúpida mentira, mija no nací ayer. Comienzo a reírme sarcásticamente.
—Haré como que te creo, si eres su novia a mí no me importa —miento mirando por la ventana unos pájaros volando.
—Entiendo que no me creas, pero es la verdad, yo me acabo de mudar a ésta ciudad para venir a estudiar y esa noche él me invito a bailar, ¿acaso viste un beso entre nosotros? —me pregunta.
De su bolso negro saca una pequeña cartera y de ésta su identificación.
Como no queriendo echo un vistazo en la credencial de la chica y efectivamente tiene el apellido de Damián. No me queda más que aceptar mi error y disculparme con ella.
—Lo siento —hablo entre dientes.
—Disculpa aceptada, ¿amigas? —me da la mano en señal de paz.
Tomo su mano, no sé si seremos amigas, pero trataré de llevar la fiesta en paz, no me gusta tener enemigos ya que me considero una chica tranquila.
—Compañeras por lo pronto y tal vez en un futuro amigas.
El maestro Torres entra al salón y todo mundo guarda silencio, ya que tiene fama de ser demasiado estricto y enojón que por cualquier cosa te quita puntos, así que calladita me veo más bonita.
—Es todo por hoy jóvenes, no olviden que para la próxima clase tienen que tener avanzada la exposición —guarda el libro en el maletín y baja el pequeño escalón, saliendo del salón.
Apenas es el primer día y ya tenemos que exponer, veo que es verdad eso que dicen de asistir a la universidad es pesado y estresante.
Entramos a la cafetería y nos dirigimos a donde están las bandejas con las diferentes comidas del menú de hoy, escojo un sándwich, una manzana y un refresco coca cola; Tatiana eligió unos burritos de huevo con jamón y un jugo de manzana.
Las mesas están llenas y un chico llamado Mauricio nos hace una seña con la mano para que nos sentemos con él y otra chica llamada Vianney quienes son nuestros compañeros en el salón.
—Hola —nos saludan con emoción.
—Hola.
Charlamos sobre que nos ha parecido la universidad hasta ahorita, es bueno tener con quien hablar; así no me siento tan sola.
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Rosas para Marinel
Teen FictionMarinel se enamora de Damián, quién es amigo de su hermano mayor Eduardo, Damián no se da cuenta de lo que siente por él la pequeña hermana de su mejor amigo, ella intentara conquistarlo a pesar de la pequeña diferencia de edad que hay. ¿Logrará con...