Capitulo 24

5 0 0
                                    

A mi casa, llegue lo más tarde posible después de visitar a Sebastián, así no tenía que verle la cara a mi papá.

Mi mamá me ayudó bastante con eso porque justo cuando mi papá ya estaba dormido me envió un mensaje para que vuelva a casa.

Decidimos hacer lo siguiente: cuando llegué eran las 10 de la noche. Hice lo más silenciosamente mi bolso y me acosté.

No tuve tiempo de pensar en nada, me dormí al segundo.

—Buenos días Clari. —dijo mi mamá cuando me despiertó

—Hola. ¿Qué hora es? —Pregunté apenas pudiendo abrir los ojos.

—Son las nueve. Tu papá se acaba de ir al trabajo, así que aprovecha y ándate a la casa de Sebastián.

Me levanté de la cama y me arreglé lo más decente posible. mientras tanto le enviaba un mensaje a Sebastián de que ya estaba por ir.

Mi mamá mientras tanto agarraba los detalles del bolso que se me olvidaron agarrar ayer en la noche (Como cepillo de dientes etc.)

Cuando ya estaba todo listo y me estaba por ir, me percaté de una cosa: ¿qué le iba inventar mi mamá a mi papá para que no sospeche que me fui?

—Che Ma. —dije.

—Decime

—¿Qué le vas a inventar a mi papá para que no sospeche porque me fui?

—Ya tengo todo solucionado Clari no te preocupes, le voy a decir que te fuiste a vivir a lo de Sebastián por un tiempo porque está viviendo solo. No voy a decirle que te vas a lo de Celeste porque le va dar un ataque.

—Perfecto. Pero me parece que no es muy creíble.

—Creíble o no, yo voy a hacer todo lo que esté en mis manos para que se lo crea.

La miré con ternura y le dije:

—Gracias por todo, sé que no es fácil.

—No hay de qué. Agradecele a Sebastian.

—Es lo que voy a hacer.

Nos abrazamos por un buen tiempo y dijo:

—Bueno, ahora ándate antes de que llegue tu papá, por favor.

—Suerte, cualquier cosa me decís. Si te hace algo me decís. —dije. Estaba muy preocupada porque me parecía egoísta dejarla sola.

—No te preocupes, yo voy a estar bien

Me despedí por última vez y fui caminando a lo de Sebastián.

Cuando llegué, él estaba acomodando algunas cosas.

—Hola hermosa —dijo cuando me abrió la puerta.

—Holis. ¿cómo estás?

— Mejor ahora que te veo. ¿Y usted señorita?

—Ay. —Me reí. Con un poco de miedo pero bien.

—No tenes porque tener miedo, ya estás en mi casa. Cerré las puertas con llave por las dudas. Ya podés estar tranquila. Tu papá no va a entrar acá. Y si lo hace, sobre mi cadáver te va a tocar.

Lo observé con ternura y agradecimiento y dije:

—Gracias... por absolutamente todo

—No es nada —dijo tocándome el pelo.

—¿Eso es nuevo?—dije sonriendo.

—Creo que sí, nunca lo hice con vos.

— Ah ¿o sea que lo hiciste con otra chica antes? —dije en tono gracioso.

Nosotros: InseparablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora