Capitulo 36

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Hoy tengo que ser fuerte... Es el Cumplaños de Sebastián y no le puedo decir nada. Los chicos me obligaron.

"la parte fácil te tocó eh..."

Mi conciencia no me quiere por lo qué veo

Tener que fingir que no me acuerdo de su cumpleaños va a ser complicado. Y para colmo me acabo de despertar en sus brazos. Habíamos dormido así toda la noche.

"Esto no puede ser más difícil" —pensé.

A los pocos minutos se desperto.

—Buenos días hermosa.

—Buenos días pervertido—le sonreí.

"contené las ganas de dicirle feliz cumpleaños, es por una buena causa"—pensé.

tragué saliva fuerte.

—¿Y bien? —me preguntó

—¿qué? —pregunté haciéndome la desentendida.

—¿No sabes qué día es hoy?

—Eh... no... ¿qué tiene de especial?

Había decepción en sus ojos... lo vi.

Tenía ganas de abrazarlo y decirle que sí sabía, pero me contuve con todas mis fuerzas.

—Nada... deja... yo me... me voy a bañar—me soltó con delicadeza y sin siquiera mirarme se metió al baño.

respiré hondo y agarré el celular. Busqué el grupo que teníamos los tres.

—Chicos, es más fuerte que yo, no sé si voy a aguantar hasta las 7... ayuda.

—Clari, tranquila, venite a mi casa hoy, traete todo lo vayas a usar y el regalo... —me respondió Celeste.

—Sí, hace eso... asi no corremos riesgos—respondió Salvador.

—Pero no soy capaz de dejarlo solo, entre que yo no me "acuerdo de su cumpleaños",, su novia, si me voy de la casa, se va a deprimir.

—está bien, voy yo a contenerlo en el día, no le voy a decir feliz cumpleaños pero por lo menos lo voy a acompañar.

—Esta bien. En un rato salgo para allá Celes—respondí.

Agarré un pequeño bolso y puse mi maquillaje que, por suerte no tenía en el baño, el regalo que... ah... no les conté, le compré un osito de peluche con un corazón en el medio y tenía pensado compartir una pulsera roja con él. espero que le guste.

Lo guardé en el bolso y agarré el vestido rojo, que además de que no soy yo sin el rojo, hace poco me dijo que le gustaría que lo usara con él. Me agarre unos borcegos negros.

Me puse un libro en la mochila por si me aburría.

Me vestí con una remera blanca y pantalón celeste... en el pelo me hice un rodete despeinado.

Fui al living a dejar mi mochila y me senté a esperarlo para desayunar.

A los quince minutos salió del baño, ya cambiado.

Tenia puesto un buso negro y un pantalon. Su pelo, alborotado como siempre.

De pronto me entraron ganas de hacer cosas indebidas. "concentrate Clara"

—Hola—me saludó.

—Hola.

tenía cara triste.

—¿estás bien?

Ya sabía la respuesta, pero no me contuve a preguntarle.

—Sí, no pasa nada.

Nosotros: InseparablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora