Capitulo 13

18 0 0
                                    

Comienza a escribir tu historia

Con mi mayor esfuerzo intenté preparar mi mochila para ir a lo de Celeste. Mis pensamientos y mi miedo no me dejaban hacer mi vida normal.

Cada minuto que pasaba se me hacía eterno sabiendo que Sebastián estaba en peligro.

En el fondo sentía un terror inmenso de qué Sebastián se despierte... si es que lo hace... es lo que más me duele, que piense que la culpable de su accidente fui yo y por ende que nuestra amistad cambie o que ni siquiera siga.

Me largué a llorar nuevamente. Ya no podía más. Mi única solución fue decir una oración en voz alta.

"—Dios... sé que casi nunca rezo... te pido perdón por eso. Necesito por favor que me mandes todas tus fuerzas para que Sebastián se pueda despertar. Voy a hacer todo lo posible pero mi miedo va creciendo más y más.

—Te pido perdón también por no haberlo tratado como él me trata a mi... porque siempre me mostré fría cuando en realidad lo quiero muchísimo.

—No sé como él me quiere tanto cuando no merezco tanto cariño. —dije mientras sollozaba.

—Te voy a confesar algo que nadie lo sabe... ni siquiera Celeste. —mi corazón empezó a palpitar más fuerte.

—Hace un tiempo estoy desarrollando un sentimiento extraño hacia él que no sé que es. Tal vez es la razón por la cual le muestro un poco fría cuando estoy con él. Por miedo a que mis sentimientos crezcan.

—Necesito que me mandes una señal o ayudes a descifrarlo... Tengo miedo de que sea el sentimiento que estoy pensando.

—Necesito que se despierte por muchas razones pero la principal es esa... que Sebastián esté conmigo para poder descifrarlo bien.

—Cómo dijo Salvador nuestra conexión es bastante fuerte y creo que lo voy a poder despertar... no sé cómo pero lo voy a lograr. Amén.

Me sentí un poco mejor después de decirlo. Tenía un poco más de fuerzas sabiendo que tengo la ayuda de Dios.

Luego de 30 minutos llegué a la casa de Celeste

Me abre la puerta su papá.

—Hola Clari. ¿cómo estás?

—Si te digo que bien te miento, pero más o menos lo manejo. —Le contesté.

—Me imagino... Celeste está arriba con Salvador. Me dijo que te avisara.

Abrí los ojos como platos. —¿Salvador?

—Si. En su habitación.

—Okey. gracias —le conteste.

Para mis adentros estaba gritando de alegría. "Vamos amiga" —Pensé.

Para asegurarme de no interrumpir nada fui subiendo de a poco.

Cuándo llegue a su habitación Celeste saltó de la cama y me abrazó.

—¿Cómo estás? Perdón si te trate mal en la llamada, es que es un golpe muy fuerte y a veces no sé manejar mis emociones. —Dijo Salvador.

—Cómo puedo. —Le contesté. No te disculpes, no hay problema, somos amigos.

—¿Puedo saber qué haces acá? —dije mientras miraba al Celeste con un poquito de sonrisa en la cara.

—ah, perdón que no te avisé pero fue muy improvisado... me preguntó si podía pasar por mi casa ya que se sentía muy triste y no podía solo. —Me contestó Celeste.

—No pasa nada. Mejor. estamos los tres. —Conteste.

—Gracias Clari. —me contestó Salvador.

—¿Y de qué hablaban? —pregunté.

—De mis miedos por esta situación... ya Celes debe estar cansada de escucharme —dijo lanzando una carcajada.

—Nunca me voy a cansar de vos. —Dijo Celeste mirándolo.

—"Ah bueno bueno, no sé de qué me perdí parece que cuando no estoy pasan cosas" —Dije para mis adentros.

Muy entusiasmada no estaba de hablar de chicos sabiendo que el único chico que me importa en este momento no está.

—"basta Clara" —me dije.

Durante la pijamada pude olvidarme un poco de todos mis miedos y entre los tres nos divertimos un rato.

Luego de 40 minutos Salvador se fue a su casa. Fue muy divertido estar con él, no lo conocía mucho.

Luego de que nos despedimos de Salvador, Celeste me dijo:

—¿Queres hablar de algo?

—Nada en especial. No quiero volver a Sebastián porque me pongo mal otra vez.

Por dentro me estaba muriendo por contarle lo que me estaba pasando en ese momento pero mi miedo me frenó.

—¿Y vos? —le pregunté. Te vi demasiado cercana a Salvador ¿que fue eso de "nunca me voy a aburrir de vos"?

—Nada, está creciendo nuestro vínculo, pero creo que un poco más profundo.

—Yo te voy avisando que le voy a decir cuñado más adelante.

—Cállate. — dijo lanzando una carcajada.

Luego de esa conversación nos pusimos a mirar una película que nos subiera el ánimo y nos dormimos rápidamente.

Nosotros: InseparablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora