Estoy criando bebés lindos en los últimos días (2 Parte)

Capítulo 218

Los gorriones volaron en bandada, y fue espectacular. Ding Jiajia lanzó la hoja de viento y se dislocó la mano, seguida de gansos y muchas especies de pájaros carpinteros, especialmente el pájaro carpintero, cuyo pico es tan afilado como una flecha y puede romper huesos de un picotazo.

Había tantos pájaros que Ding Jiajia estaba hecho un lío, dando saltos y pidiendo ayuda a gritos a su hermano mayor.

Ao Chengyi esquivó el ataque de una marmota y lanzó unas cuantas bolas de fuego, quemando una gran área, Ding Jiajia exhaló, "Aún así mi propio hermano es grande".

Ao Chengyi puso los ojos en blanco y le ignoró.

Fang Tongtong estaba echando una mano a He Ren, que sólo era buena atacando desde lejos con su ballesta, y una vez que las bestias mutantes se acercaban, tocaban sus defectos. Fang Tongtong sigilosamente, esquiva y roba, los dos trabajan bien juntos y no se han quedado atrás.

Un gorila saltó hacia ella, una mutación de poder de piel gruesa y fuerza inmensa, la ballesta de He Ren no logró atravesarla y disparó varias flechas más, todas las cuales quedaron atrapadas en la mano del gorila y se hicieron pedazos.

En un abrir y cerrar de ojos, He Ren sólo pudo guardar su ballesta y sacó la katana que le había dado Lan Shi Ruo para cortar, pero la hoja golpeó la carne del gorila con un ruido sordo, sin herirle lo más mínimo, pero su propia mano quedó casi destrozada.

Fang Tongtong fue sigilosamente detrás del gorila y vio el momento oportuno para prender fuego, rociando aceite al mismo tiempo, lo que barrió el fuego al instante.

El gorila gritó de dolor, abandonó a He Ren y se volvió furioso, pero al no encontrar al culpable, rodó apresuradamente por el suelo para sofocar el fuego.

Viendo el momento, He Ren levantó su katana y lo apuñaló en la parte más débil de su estómago.

"Rugido", los ojos del gorila brillaron de dolor, y con un movimiento de su largo brazo, destrozó la katana, y He Ren fue arrastrada, estrellándose contra el suelo, con la sangre revuelta.

Cuando el gorila trató de retroceder, Fang Tong Tong se abalanzó sobre él y le asestó un tajo en el estómago, apretando los dientes e infligiéndole varias esquinas despiadadas. El gorila levantó los brazos y se disponía a contraatacar cuando He Ren abrió la boca y un sonido difícil de captar por los oídos atravesó sus tímpanos y resonó en su cabeza, haciéndose cada vez más fuerte.

"El gorila agitó el brazo y se golpeó la cabeza, con los ojos enrojecidos por el dolor.

La lucha del gorila no duró mucho, ya que agotó su último aliento y dejó caer los brazos.

Ren recuperó su katana y continuó enfrentándose a la bestia mutante que se le echó encima de nuevo.

Le Bao se apoyó en la pared, las lianas a su lado mantenían una vigilia preparada, sus grandes ojos oscuros parpadeaban al ver a un astuto cocodrilo que cargaba hacia él, barriendo a varias personas en su camino, finalmente apuntándole.

Su boca abierta, sus dientes afilados, su piel dura y su cuerpo mutado, que se ha vuelto ágil, muestran su ferocidad. Tenía heridas en la cola y un trozo de cadena roto incrustado en la herida, que mostraba cómo había sido antes. Ahora sólo sale con odio en los ojos y en el corazón, un odio imperecedero.

Allá donde iba, fuera humano o de su especie, no se libraba, marchando casi aplastantemente.

Cuando Le Bao se asomó, incluso levantó la mirada y la clavó en Le Bao, sus ojos escarlata eran fríos y helados.

El pequeño Lebao no pudo evitar estremecerse y su poderosa energía mental salió disparada, clavándose directamente en el cerebro del cocodrilo. El cocodrilo se quedó atónito un momento. El cosquilleo en su cerebro no era una ilusión, era el niño humano.