Capítulo 29

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James tocó el timbre de la casa de los Gardiner esperando que no fuese Olivia quien saliera primero sino su padre

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James tocó el timbre de la casa de los Gardiner esperando que no fuese Olivia quien saliera primero sino su padre. Tenía que hablar con él, tenía que hacerle ver que tenía buenas intenciones con su hija y que los problemas que había entre ambas familias podrían resolverse con el tiempo.

Si lo veía desde el punto de vista de su objetivo del día, podría decirse que tuvo suerte ya que fue Cooper Gardiner quien abrió la puerta de entrada. El hombre se plantó debajo del umbral de la misma, mirándolo como si se tratase de la peor peste que existiera sobre la faz de la tierra.

—Buenos días, señor —saludó James con amabilidad y extendió una mano que quedó suspendida en el aire hasta que tuvo que bajarla.

No permitió que esa recibida le bajara el ánimo ni lo acobardara, había ido preparado para aquello y más.

—¿Qué haces aquí? ¿Estás buscando a mi hija? —preguntó Cooper sin más.

—En realidad, vine aquí para hablar con usted.

Cooper lo examinó de pies a cabeza, después de la discusión que James sabía que este había tenido con Marcus la noche pasada, quizás había meditado sobre la forma en la que estaba hiriendo a su hija.

Después de un momento de suspenso, abrió más la puerta y se hizo a un lado para dejarlo pasar. James entró a la casa, tenso, pero seguro de lo que tenía que decir porque no era nada más ni nada menos que la verdad.

Apenas ingresó al vestíbulo, oyó unos pasos apresurados provenientes de la escalera y Olivia estuvo a su lado en cuestión de segundos.

—¿Qué estás haciendo aquí? —demandó con los ojos abiertos como plato, sorprendida y aterrada por verlo allí.

James posó una mano en su brazo y le sonrió para tranquilizarla.

—Vine a verte. Pero primero quiero hablar con tu padre —musitó levantando la vista hacia el hombre que los observaba impertérrito.

Liv abrió la boca para decir algo, pero él se le adelantó.

—Solo será un momento, Liv.

—Pasemos a mi despacho, señor Johnson. Podemos hablar ahí —murmuró el señor Gardiner con el ceño fruncido.

Le hizo una seña para que se adelantara a él, señalando la puerta del estudio y James accedió sin vacilar.

Cuando la dejaron sola, Olivia sintió ganas de correr detrás y apoyar la oreja en la puerta para escuchar lo que dirían, pero no lo hizo, aunque si decidió quedarse cerca por si las cosas se salían de control de un momento a otro.

James entró al despacho y aceptó, extrañado, el ofrecimiento del padre de Liv para sentarse en uno de los sofás individuales. Gary hizo lo propio frente a él, levantando y apoyando un tobillo sobre su rodilla, recostando la espalda en el sillón, haciéndole saber de manera implícita que esperaba que fuese él quien comenzara la conversación.

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