Capítulo 40

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Como de costumbre, Fred hizo su entrada a la fiesta de manera tardía bajo la mirada fulminante de su padre

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Como de costumbre, Fred hizo su entrada a la fiesta de manera tardía bajo la mirada fulminante de su padre. Como también era habitual, el muchacho se hizo el desentendido y lo saludó como si nada pasara, sin comentar lo extraño que resultaba verlos junto a los Austin recibiendo a los invitados.

—Asumo que no tienes ninguna excusa —masculló Gary, apoyando una mano en su hombro—. Simplemente te encanta llegar tarde, Fredric... este es un día importante.

—Lo sé. Estoy aquí ahora ¿no? Eso es lo que cuenta.

Miró a su madre, quien lo ignoró por completo y siguió saludando a los invitados con esa sonrisa forzada que a él, que la conocía lo suficiente, le dió escalofríos. De todas formas, para mantener la imagen de familia feliz, la besó su mejilla y se acercó a los otros anfitriones.

—Señora y señor Austin —musitó con un asentimiento con la cabeza—. Buenas tardes.

Los otros dos lo saludaron con la misma cordialidad, y él, ansioso por alejarse de ese ambiente tan incómodo que reinaba entre los cuatro adultos, se giró dispuesto a marcharse, pero se olvidó de todo cuando vió que Cece estaba ingresando a la fiesta.

—¡Señora Austin! —saludó primero a Anne con alegría y la tomó por ambas manos—. Qué hermoso día nos ha tocado. ¿No cree? Buenas tardes para usted también, señor Austin. Se ve tan guapo como siempre.

Este último le regaló una sonrisa a modo de respuesta y Fred aprovechó ese momento para sorprenderla. Puso una mano sobre la parte baja de su espalda y le habló cerca del oído haciendo que diera un respingo.

—¿No hay un saludo afectuoso para mi?—susurró.

Cece se giró hacia él, entre sorprendida y molesta.

—Fredric —masculló con evidente disgusto.

El curvó los labios hacia arriba, mostrando los dientes en una sonrisa encantadora para cualquiera excepto para ella.

—Ven, hay dos anfitriones más a los que deberías de saludar. No quieres ser descortés, hoy es todo sobre amor y paz ¿no? —ofreció sabiendo que la idea no le gustaría en absoluto pero sin darle lugar a negarse pues sus padres estaban junto a ellos.

Alice la miró de pies a cabeza sin reparos y todo en su rostro señaló que la desaprobaba.

—¿Nueva amiga? —preguntó con un suspiro.

—Si, mamá. En realidad Cece es amiga de Liv, trabajan juntas en la pastelería.

—Bueno, es un placer conocerte, Cece —musitó Gary con un gesto amistoso ante el silencio pétreo de su esposa.

Ella hizo lo mismo, aunque la mirada penetrante de la madre de Fredric la estaba poniendo de malhumor.

—Lo mismo digo, a los dos —dijo de todas formas.

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