Capítulo 37

2.6K 521 19
                                    

Por fin habían ordenado un trago para ahogar sus penas juntos —aunque Emilie se negaba a reconocerle a Trevor porqué se sentía tan mal—, cuando sintieron una presencia detrás de ambos y una voz que ella reconoció al instante al pronunciar el nombr...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por fin habían ordenado un trago para ahogar sus penas juntos —aunque Emilie se negaba a reconocerle a Trevor porqué se sentía tan mal—, cuando sintieron una presencia detrás de ambos y una voz que ella reconoció al instante al pronunciar el nombre de su primo.

Emilie no llegó a girarse porque Marcus fue más rápido y se interpuso en el pequeño espacio que había entre ella y Trev para tomar a este último por las solapas de su chaqueta y obligarlo a ponerse de pie.

La rubia abrió los ojos de par en par cuando vio que el taburete de Trevor caía hacia atrás por la brusquedad con la que Marcus lo había levantado.

—Te voy a advertir una sola cosa —pronunció este último en voz baja y mirándolo directamente a los ojos con una furia jamás vista en él—. Mantente alejado de Olivia o yo mismo te arrancaré los ojos y te cortaré las manos.

Por lo general, Marcus era muy tranquilo, nunca lo había creído capaz de tal violencia.

Trevor soltó una risita provocadora que hizo que Emilie terminara suspirando. ¿Tan difícil era intentar mantener las cosas calmas por una vez en su vida?

—Qué amenaza tan poco original, Marcus —se burló Trev y Emilie sintió la necesidad de intervenir antes de que armaran un escándalo y lograran que quisieran echarlos del hotel.

—No lo hará, Marcus. No le hará nada a Olivia —musitó con cansancio—. Y tú no busques iniciar una pelea, Trevor. Están armando un escena, no estamos en un bar del pueblo, no quiero que nos echen de aquí.

Marcus lo soltó con tal ímpetu que Trev se tambaleó hacia atrás aunque logró mantenerse en pie.

—¿Está todo bien por aquí? —preguntó el camarero dejando sobre la barra los tragos que habían pedido antes.

—Sí, tranquilo, son así de cariñosos, es la forma en la que se saludan todos los días —respondió ella con una sonrisa tan calma que hasta hizo dudar el joven de la veracidad de sus palabras.

Pero como los otros dos se quedaron quietos y no la refutaron, terminó asintiendo y se retiró.

—Qué imbécil, y se supone que tú eres el civilizado de tu familia—masculló Trev acomodándose la camisa y el saco.

—Trevor —espetó Emilie, regañándolo.

—Soy civilizado hasta que alguien se mete con mi familia —le advirtió mirándolo por última vez antes de volverse hacia Emilie.

La joven lo contempló intentando mostrarse fría, algo sumamente difícil estando en su presencia.

—Trevor no es una amenaza para Olivia, se ha disculpado —le aclaró aunque sabiendo que a Trev no le agradaría nada que compartiera eso con él. Su fachada de chico malo era una especie de coraza que había ideado años antes para poner distancia con el resto del mundo.

Cereza PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora