10. CLOTHES ON

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No habían sido capaces de llegar siquiera al salón, se habían quedado en el recibidor del piso de Dante.

Hacía tanto que no se veían... Él había ido a buscarla a la estación de tren, se habían quedado abrazados ahí en medio más de lo que deberían, habían ido a cenar directamente a un restaurante que quedaba cerca, se habían puesto al día y, cuando llegó el momento de pisar el portal de ese edificio todavía desconocido para Estela, perdieron el control de sus hormonas por completo. Besos, caricias, jadeos, sus brazos tratando de juntar sus cuerpos lo máximo posible... Los vecinos todavía podían dar gracias a que habían sido capaces de subirse al ascensor y entrar a casa.

A partir de ahí, se habían convertido en animales y ni se habían planteado algo tan básico como desnudarse, se habían limitado a quitarle las bragas a ella y bajarle la bragueta a él. Mientras que la más alta había quedado sentada en el suelo, con la espalda contra la puerta y las piernas sobre los hombros del otro, el mayor estaba arrodillado, sujetando las extremidades de su novia y arremetiendo con todo. Estela trataba con todas sus fuerzas de ser benevolente con las personas que pudiesen escucharlos y no hacer demasiado ruido, hasta tenía una mano por encima de la boca para amortiguar cualquier tipo de sonido que se le pudiera escapar. No estaba sirviendo de mucho, pero la intención es lo que cuenta.

Casi no podía mantener los ojos abiertos de lo intenso de la situación, el cuerpo se le había desacostumbrado a todo lo que no fuese masturbación y casi se le había olvidado lo bueno que era compartir el placer con el moreno. Temblaba por la estimulación y la mezcla de felicidad y nervios de poder volver a verle y tenerle tan cerca, su cuerpo se había rendido y se encontraba tan débil que, en el momento en el que le había visto de lejos en el aeropuerto, pensó que se iba a caer porque hasta le dolían las piernas de la impresión. Esta emoción no había terminado de desaparecer, pero se sentía segura. No había razones para temer si Dante estaba ahí, ¿para qué preocuparse entonces?

A él también se le notaba embriagado por la explosión interna que estaba viviendo, era bastante obvio que ninguno de los dos había tenido relaciones en todo ese tiempo y el hombre hasta se estaba cuestionando el por qué no buscó cualquier momento para ir a visitarla antes. Tampoco era como si hubiese tenido la oportunidad de hacerlo con la cantidad de trabajo que había tenido y lo lejos que estaban el uno de la otra, pero en ese instante se le ocurrían miles de maneras de poder haber estado presencialmente con su novia, aunque fuese solo un día. Se dijo a sí mismo que luego le pediría perdón por eso, pero ni siquiera pudo terminar la frase en su cerebro porque le embargó un orgasmo tan inesperado como gratificante.

A Estela ni siquiera le dio tiempo de reaccionar a esto porque el otro ni siquiera esperó a recomponerse para hundir su rostro bajo esa minifalda roja plisada que tan loco le volvía. Claramente desesperada por el mayor tacto posible, la menor movía las caderas y le atrapaba con sus muslos, como prohibiéndole huir. Él no tenía intenciones de escapar así que este gesto se le hizo algo divertido, nunca le dejaría de hacer gracia lo necesitada que se encontraba la de gafas cuando la llevaban hasta cierto punto.

– Joder, no sabes lo mucho que he echado de menos esto...

No le sorprendió esta frase porque le había manifestado muchas veces que el oral se le daba muy bien, pero nunca iba a dejar de hacerle sentir increíblemente bien consigo mismo cuando ella lo repetía. No pudo evitar ponerle un poco más de empeño, consiguiendo así también que empezase a notar por las reacciones ajenas que no le iba a aguantar mucho más ahí. Él tampoco había sido capaz de soportar mucho así que ya estaba bien con que ella demostrase poco aguante, le aliviaba hasta cierto punto.

Por mucho que la chica habría querido alargar el deleite durante muchísimo más rato, no fue posible y acabó teniendo un orgasmo en cuestión de un par de minutos. Dante salió de su escondite, se colocó a su lado y le dio la mano con una sonrisa tonta, cosa que hizo soltar una carcajada a Estela porque él tenía restos de sus fluidos en la cara y las gafas un poco empañadas.

Buscó un pañuelo con cierta pereza entre todas las cosas que llevaba en su mochila y, una vez dio con ello, se dedicó a pasárselo por la cara a su novio con una gentileza que le salía de lo más hondo de su ser. No podía evitarlo, cuando tenía que hacer cualquier tontería por él se le calentaba el corazón y una gratitud inesperada se apoderaba de ella, hasta se le cristalizaron los ojos en ese momento. Cuando el moreno quiso darse cuenta de esto, ella ya se había lanzado a abrazarle.

– ¿Vas a llorar otra vez? – notó como asentía con la cabeza contra su pecho – ¿Por qué?

– Es que te quiero mucho...

Evitó reírse para que ella no se lo tomase como un ataque, lo mejor que podía hacer era limitarse a sostenerla entre sus brazos. Le acarició la melena e hizo un poco el tonto con algunos de los mechones, algo distraído. Entonces, recordó lo que había pensado en medio del acto.

– Perdón por haberte hecho esperar tanto... – no pudo seguir porque le interrumpieron.

– ¡Pero no me digas eso, que lloro más...!

Asintió con la cabeza a la vez que sonreía, algo confundido con el dramatismo tan repentino. Tampoco era nada extraño en ella, ya sabía que vivía todo más intensamente que la mayoría de los seres humanos, pero siempre conseguía desconcertarle un poco lo emocional que podía ser para unas cosas y lo pragmática que podía ser para otras. Lo mejor que podía hacer en ese momento era seguir mimándola, ¿cierto?

***

CREÍAIS QUE ERA LA RINKA DEL 10 DE DICIEMBRE, PERO SOY YO: LA RINKA DEL 9 DE DICIEMBRE >:)

Ahora fuera coñas, el 10 voy a estar de parranda y no tengo ni pajolera idea de cuándo voy a volver a casa así que he decidido preparar esto de manera que cuando me despierte el día 10 solo le tenga que dar a publicar y salir de casa, llámalo ser una chica eficiente o llámalo ser una chica ansiosa enferma mental :D

Refiriéndonos al relato que nos concierne hoy, el contexto es que esto pertenece a la segunda vez que les tocó separarse indefinidamente porque a Dante le van ofreciendo trabajos en su ciudad natal y él pues acepta, en esta escena en concreto estamos muy cerca de cuando se van a vivir juntos en la ciudad (están en el mismo piso en el que acabarán viviendo juntos, de hecho) :p

También me hace gracia lo exagerada que es Estela porque literal que yo también soy así de desequilibrada emocional, según mi psicóloga siento todo con mucha mas fuerza que la mayoría de la población, pero eso no tiene nada de malo (no opino lo mismo, no es normal que haya veces que estoy acariciando a mi gata tan tranquilamente y de golpe me pille un dramón que te cagas y me den ganas de llorar porque es que la quiero muchísimo y no sé gestionar ese sentimiento (sí, también soy así con las personas, otra cosa es que no lo deje ver normalmente) ._.) ú_ù

Ya os estoy dando mucho la turra así que me piro, toca esperar hasta el día 11 para más contenido del que ni siquiera me acuerdo porque escribí todo esto en noviembre y tengo borrosísima toda la lista de prompts, buenos días/tardes/noches ;D

KINKCEMBER 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora