Dante había aguantado ver a Estela durante toda la cena removiéndose en la silla cada cierto tiempo de una manera que solo podía significar una cosa y quedándose embobada constantemente, teniendo la lujuria inyectada en la mirada. Habiendo una reunión de tantísima gente en la masía aquella noche, nadie más se había dado cuenta del deseo latente de la chica, ni siquiera sus familiares. Solo él, que se sentaba a su lado desde el primer día a petición de la bisabuela, había podido percibir esta necesidad de su amada.
Esto le afectaba muchísimo, claro, eventualmente acabó igual de excitado o más que ella. Porque no solo tenía que aguantar lo que su propia mente imaginaba y las miraditas que le daba ella, también le empezaba a pesar el que no hubiesen podido tener sexo desde hacía más de una semana. Era muy complicado encontrar el momento idóneo para hacerlo teniendo en cuenta sus horarios y la cantidad de gente que vivía allí, no era raro que acabasen en estos lapsos de incertidumbre en los que apenas podían darse un beso. Ahora esos días pesaban demasiado y no podía hacer más que desear romper esa terrible racha.
Sufrieron enormemente la espera entre que terminaban todos los platos y la gente se dispersaba lo suficiente como para que no fuese llamativa la desaparición de ambos, no fueron capaces de lanzarse a la piscina hasta que pusieron música que resonaba por toda la casa. Huyeron al baño más alejado del salón como cobardes y se encerraron con pestillo, una vez tuvieron intimidad perdieron el control.
Habían empezado contra la pared, pero llegó un punto en el que los arañazos en su espalda y hombros fueron demasiado para Dante y se decidió a empotrarla contra el lavamanos para escapar de esas garras. A partir de ahí, todo se había convertido en puras salvajadas y ninguno podía parar. Gemidos tratando de ser reprimidos por parte de ambos, el sonido demasiado obvio de sus pieles chocando, las piernas temblorosas que apenas se mantenían en pie de Estela, la mezcla de pánico y adrenalina de que a alguien le diese por caminar por el pasillo al otro lado de la puerta... Todo era un desastre, se mirase por donde se mirase.
El mayor la estaba agarrando tan fuerte de la cadera y la cintura que temía que al día siguiente hubiese dejado marca o moratones en esas zonas, la cabeza le daba vueltas a cada embestida y la melodía de fondo no ayudaba a que pudiese hilar pensamientos correctamente. No tenía claro qué canción era esa ni por qué la habían puesto, pero sí tenía el recuerdo vago de que la más alta la tuviese a todo meter mientras se cambiaba alguna noche antes de salir con sus amigos.
La mencionada giró la cabeza para poder ver a Dante, cosa que no sorprendió al hombre. Era consciente de que a ella no le terminaban de encantar las posiciones en las que no podía mirarle, se lo había dicho en más de una ocasión. Eso no quitaba que estaban en una situación un poco extrema y que no era momento para poner peros así que la dejó estar. Además, ¿cómo le iba a molestar tener la vista de esa boquita enrojecida y algo hinchada por los besos que se habían dado anteriormente abriéndose en una O casi perfecta y esos ojos que hablaban más que cualquier cosa que le pudiese decir? Mejor así, aunque seguramente fuese a quejársele de que le dolía el cuello durante media hora para que después se le olvidase.
Dentro de esta burbuja que se había creado entre ellos era complicado prestar atención a su entorno así que, cuando escucharon que alguien llamaba a la puerta, casi les dio un infarto a ambos.
– ¡Ocupado! – el moreno lo dijo casi con rabia, pero sin parar su movimiento de cadera.
La pobre chica no sabía dónde meterse: los sonidos obscenos se le escapaban involuntariamente cuando él acertaba así de bien su punto G y le mortificaba la simple idea de que la persona al otro lado la pudiese escuchar. Algo irónico si se tenía en cuenta que su cuerpo estaba reaccionando con el doble de excitación y placer que antes, no se podía negar que a una parte de ella realmente le estaba gustando más de lo que debería una situación como esa.
– ¿Te queda mucho? – esa era la voz de una de las amigas de la abuela de Estela, de alguna manera no le sorprendía.
El simple hecho de que la señora no se hubiese ido tras saber que el estaba ahí ya le crispaba de por sí, pero ser consciente de que seguro que estaba poniendo esa mueca cínica de siempre en la que se leía que no tenía respeto por nada ni nadie solo conseguía enfadar más a ese hombre con la mecha tan corta en ciertas situaciones. Hizo todo su esfuerzo para no sonar demasiado agresivo, pero no le salió especialmente bien.
– ¡Me queda muchiiiiisimo, vete al otro baño! – tras aquello, la escuchó jurar desde el otro lado e irse – Vieja de mierda...
La chica no pudo reprimir la carcajada limpia que se le escapó por la cantidad de ira que había soltado en ese último murmuro, a ella tampoco le caía bien esa mujer y más de una vez había pensado exactamente lo mismo cuando le había tocado las narices.
Se le pasó rápido porque, antes de que pudiera predecirlo, el de gafas había colado una de sus manos entre sus piernas y estaba masajeando su clítoris de esa forma que conseguía volverla loca a niveles insospechados, mucho más cuando se le sumaba la penetración. Una parte de ella, que deseaba que la cosa siguiese un rato más, quiso arañarle la muñeca para que se quitase, pero la única respuesta que recibió fue una mordida con la que vio las estrellas tanto en el buen como el mal sentido en su hombro. Esa agresión fue la desencadenante de su orgasmo, ni siquiera pudo hacer un mínimo esfuerzo para evitarlo porque fue automático.
Esperaba que, como siempre, Dante siguiese en su interior hasta que él también terminase, pero le sorprendió notar que salía y empezaba a masturbarse peligrosamente cerca de su culo. Quiso hacer el ademán de tocarle ella, pero la apartó y volvió a dejarla completamente reclinada. Lo único que tenía en mente en ese momento era llenar ese trasero de semen, de golpe le había venido la imagen a la mente y ahora estaba obcecado en convertirla en una realidad. Solo de pensar en ello y ver la entrepierna con los restos de fluidos de la chica se corrió en tiempo récord, consiguiendo sacarle un jadeo de la sorpresa a Estela cuando se dio cuenta de las intenciones de su amante.
– ¡Menudo pervertido eres, cabrón...! – más que ofendida, sonaba burlona.
– Dijo la que casi me corta el riego de la polla cuando la vieja ha picado.
– Menuda manera más burra de decirlo...
***
Ah, sí, Dante: el hombre más refinado hablando *nótese la ironía*
No me acordaba de casi nada de lo que había escrito para este día, estoy igual de sorprendida que vosotros, no me hagáis preguntas de nada porque la respuesta va a ser un "Jaja no sé" O_O
Lo que sí os puedo decir seguro es un funfact de este día en concreto: lo de la canción de fondo, aparte de que servía para tapar un poco el sonido de estos dos fornicando como enfermos mentales, también lo añadí porque ese día estaba escuchando "Me porto bonito" en loop mientras escribía y pues me pareció buena atmósfera (el 90% del reggaetón no me gusta, pero hay un 10% que se salva y no me hace querer arrancarme los oídos) XD
Hoy no tengo mucho que decir porque los martes son un día de estos tranquilitos para mí, encima ya me he acabado el último libro que me traje de la biblioteca y las 50 páginas diarias ya son algo que me quito de encima :p
Me voy a ir ya porque ayer no escribí (porque me quedé dormida y no me daba tiempo con todo lo que tenía que hacer T-T), hoy sí quiero hacer algo porque me toca un one-shot al que le tengo muchas ganas >:)
Un saludito de bombilla para todos, que estoy medio fatigada hoy de madrugar y poco más puedo hacer, respetadme un poco ToT
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KINKCEMBER 2022
RomanceMe dio ganas de hacer esta cosa y aquí estamos, NO recomiendo para nada esta historia para menores de edad porque es medio jodido el consumir cosas tan sexuales siendo pequeño, que no se diga que no he avisado e_e