31. LOVEMAKING

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Lo último que esperaba Dante al despertarse a las cuatro de la madrugada para ir al baño era escuchar ese tecleo tan rabioso y característico desde el despacho. Cuando se había acostado había tratado de llevar a Estela a la cama con él, pero ella le había dicho claramente que terminaba un capítulo e iría. Eso había sido a las doce, no creía que ese final de capítulo tardase la friolera de 4 horas en escribirse. La puerta estaba cerrada y parecía que ni siquiera se había dignado a encender la luz en todo ese tiempo.

Abrió sin llamar antes, encontrándose con que su novia ni se había inmutado y seguía escribiendo con esa cara de loca tan específica que ponía cuando estaba enfrascada en su arte. Tenía el pelo despeinado y recogido en 2 coletas, la bata puesta a modo de combatir el frío y, como siempre que hacía un trabajo importante, estaba fatal colocada en la silla. Se había sentado encima de uno de sus pies, tenía la otra rodilla alzada y la espalda muy encorvada, era tan común verla en esa posición enfrente del ordenador que ya ni siquiera se inmutaba ante ello.

– Cariño, ¿qué haces? – no habló muy alto, temeroso de hacer demasiado ruido y que algún vecino de sueño ligero se despertase.

– Escribir. – sonaba algo ronca, se notaba que no había abierto la boca en mucho tiempo y el frío le estaba pasando factura.

– ¿Y por qué estás escribiendo a las cuatro de la madrugada?

– Porque he perdido el control de mi vida. – lo dijo con una voz monótona y sin siquiera mover los dedos o la mirada del teclado.

El mayor decidió que era mejor suspirar que reírse por lo surrealista que le parecía aquel momento, después se acercó y se apoderó del ratón para darle a guardar al documento de Word. Entonces consiguió la atención de la chica, que le miraba confusa mientras él cerraba la aplicación y apagaba el equipo.

– Va, has tenido suficiente por hoy, vámonos a dormir.

– Pero...

La interrumpió con un chistido mientras la obligaba a levantarse. Ya sabía lo que le iba a decir, no tenía sentido que ambos perdiesen saliva para que el resultado igualmente fuese que acabasen en la cama. Ella se dejó hacer, su cuerpo estaba demasiado cansado como para combatir al moreno. El susodicho le quitó la bata a ella y la mandó tumbarse, acto seguido se abrazó a ella en busca de confort. Estela le permitió colocarse en su pecho y le acarició el pelo, sin siquiera cerrar los ojos.

– Es imposible que me duerma estando así, tengo el cerebro demasiado activo... – notó unos besos en su mandíbula que bajaban despacio hasta su cuello, pero siguió hablando como si nada – Solo puedo pensar en que queda muy poco para el final y que, aunque siento que va a ser complicado narrarlo, ese reto me llena de emoción. Estoy demasiado centrada en mis personajes y mi historia ahora como para pegar ojo, me tienen atrapa...

Se calló en cuanto notó los dedos del mayor presionar suavemente su clítoris por encima de la ropa, consiguiendo hacerla enrojecer en cuestión de segundos. No era la primera vez que pasaba eso, pero siempre la pillaba desprevenida que el remedio de Dante para olvidarse de sus libros y dormir rápido fuese el sexo. Nunca se había quejado porque era muy efectivo, pero sí tenía ese factor sorpresa que la descolocaba de buenas a primeras.

– Cierra los ojos, princesa...

Era imposible no hacer caso a ese susurro y, como tampoco había mucho que ver en esa oscuridad, los cerró sin dudarlo. No estaba haciendo nada demasiado fuerte por el momento, solo estaba mapeando su cuerpo sin llegar a desprenderse de nada de lo que llevaba puesto en busca de calentarla sin ser demasiado intrusivo.

Ella buscó a tientas el miembro del hombre, tampoco terminaba de estar levantado porque acababan de empezar. La morena se encargó de empezar a estimularlo también a través del pantalón, lo que desencadenó en el más bajo colando por fin la mano por debajo de las bragas. No parecía tener intenciones de quitarle ni una prenda por el momento, estaba tratando de mantener la calma a pesar de todo y no hacer nada demasiado loco a esas horas. No era buena idea molestar si tenían en cuenta a la mujer que se había mudado hacía poco arriba, si se ponían a formar escándalo a altas horas de la noche era capaz hasta de llamar a la policía.

KINKCEMBER 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora