capítulo diecinueve.

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[19/09 18:08] pupiii💛: t mando hermosísimas vibras para hoy bombón mío, dale q aprobás😚 teamo con el cora💘

—¡¿Y?!¡¿Cómo te fue?! —se alteró Daniel al verme cruzar aquella puerta que lo dejó mordiéndose las uñas.

Sonreí de oreja a oreja, y colgándome emocionada a su cuello de un intenso abrazo, le respondí todo.

—Muy bien, chiquita. —celebró un Dani sonriente que no paraba de apretujarme contra su cuerpo para consentirme tan lindo abrazo. Y yo no paraba de sonreír como niña.—Sabía que te iba a ir bien, te compré algo para que comas porque seguro de los nervios no diste un bocado. —asumió, entregándome una bolsa de cartón que se encontraba en su silla. Mis ojos se iluminaron como dos estrellas al ver el logo que la bolsa presentaba, y mordí con fuerza mi labio inferior para aguantarme las ganas de desinflarlo a los abrazos por tan lindo gesto.

—¡Dios! Es un montón, Dani. —me sorprendí, y me vi obligada a caminar hacia la salida de la universidad en cuanto él me tomó de la mano con inocencia para por fin retirarnos de aquel lugar. Parecíamos hermanos.

—Es un Mc, An. —minimizó, riendo un poco—Contame que onda, ¿cómo fue el examen? —preguntó, sacándole la alarma a su vehículo para luego abrirme la puerta del lado acompañante.

—Estoy contenta porque lo pude terminar a tiempo, en realidad no sé como me fue...—aclaré en cuanto se subió al auto y yo enseguida metí mano en la bolsa para comenzar a comer las papas.

—¿Pero vos qué sentís?¿Llegas al cuatro? —consultó, yo enseguida asentí con mi cabeza, bastante segura.

—Al cuatro sí, pero la idea es tener una nota un poquito más alta así las otras materias que son más difíciles las puedo aprobar con un puntaje más bajo. —expliqué, convidándole de mis papás para que agarre. Negó con su cabeza, sonriéndome de lado.—Comé algo vos también, estas hace una hora esperándome ahí sentado. —mandé, y es que todo el mundo se merece un amigo como él al lado.

Sabiendo que Mateo tenía partido, él decidió faltar para llevarme a tiempo a rendir y encima se clavó la hora y media que tardé en realizar el exámen, sentado. Se merecía el cielo enterísimo.

—Yo me compré una ensalada, estoy haciendo dieta. —contestó. Yo rodé mis ojos.

—Como te tiene Pía, eh.

—Dale, tonta. —mordió su labio inferior, nervioso, procurando no quitar su vista del camino para no chocar, pero mirándome de reojo entre risas.

En realidad, él siempre fue de cuidarse con las comidas cuando estamos llegando al verano.

—¿Sabés algo de mi hombre? —pregunté, llevándome una incalculable porción de papas a la boca. Él asintió con su cabeza, y frenó en el primer semáforo en rojo.

—Ganaron cuatro a cero. A la nochecita van a comerse un asado en la casa de Camilo para festejar. —contó con cara de pocos amigos, yo rodé mis ojos—Obviamente no pienso ir.

—Él seguro va, y probablemente me va a pedir que lo acompañe. —suspiré, sin muchos ánimos—¿Querés venir a casa ahora? Al menos hasta que él llegue, voy a estar sola. —cambié de tema, él sonrió un poco.

—Antes de que lo digas, ya me había invitado. —aseguró, haciéndome reír.

En lo que restaba del viaje maté el tiempo disfrutando de la excesiva merienda que el Daniel me había regalado, y como si fuera poco, antes de llegar a casa pasamos por una heladería para empacharnos con muchísimo helado de crema del cielo como postre.

—¡Qué grande estás! —exclamó mi amigo en cuanto puso un pie en mi hogar y Lina ya estaba refregándose en sus piernas. Enseguida la tomó entre sus brazos para abrazarla con intensidad.

fame; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora