01. los jugadores

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Después de cruzarse con los jugadores de la selección, entre ellos, Con Enzo Fernandez y Julián Álvarez, Moira volvió a la habitación del hotel y comenzó a pasar todas las fotografías a su computadora

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Después de cruzarse con los jugadores de la selección, entre ellos, Con Enzo Fernandez y Julián Álvarez, Moira volvió a la habitación del hotel y comenzó a pasar todas las fotografías a su computadora. Había unas pocas que no salieron del todo bien, principalmente porque los jugadores habían salido con los ojos cerrados, pero el resto estaban bastante bien. Ella hizo algunos pequeños retoques de iluminación, entre algunas cosas poco visibles, y finalmente envío todos los archivos mucho antes del tiempo requerido. En la cama de al lado, Candela se encargó de subir las fotografías a las redes y poner comentarios de aliento a los jugadores. Recientemente Moira había empezado a seguir el Instagram de la cuenta de la Selección, así que le dio me gusta al nuevo post y puso un corazón en un comentario. Sentía bastante emoción al saber que ella había sido la encargada de tomar esas fotografías.

—¿Soy yo o los jugadores están muy buenos? Si no tuviera esposa, te juro que no pierdo la oportunidad.— Moira levantó la vista de su computadora y la puso en Candela, la castaña le mostró su célular, se trataba de Dibu Martínez, el arquero del equipo argentino.— ¿A vos no te gustó alguno? Vos sos más joven que yo, hay varios pibes más chicos ahora.

Moira no sabía si Candela era de fiar. Tenía que tener en cuenta que no estaban en el secundario y no podía confiarse del todo en lo que decir y lo que no decir. Incluso aunque fuera algo tan tonto cómo hablar de chicos. A decir verdades, le había parecido lindo Julián Álvarez, pero supuso que lo mismo pensaban el resto de las chicas o chicos que estaban al tanto de su existencia. Lo había stalkeado al volver al hotel y tenía varios mensajes de toda índole en los comentarios de sus fotos. También admitió que lo empezó a seguir al instante, y para no parecer como una loca obsesionada con un pibe que había visto una sola vez, también se vio con la obligación de seguir al resto del equipo. Nadie podía decir nada ni darse cuenta de lo que había hecho. Tenía una habilidad para tener crushes instantáneos con personas que veía una sola vez, y también tenía la decencia para ocultarlo.

Siendo salvada por la campana, vio el número de su papá en la pantalla. Era una llamada.— Es mí familia, tengo que atender. Cualquier cosa avísame.

Candela asintió con la cabeza y siguió mirando las fotos de los jugadores, mientras soltaba algunos comentarios y silbidos sobre las imágenes recientemente publicadas. La joven salió con el teléfono en mano afuera de la habitación y comenzó a caminar por el pasillo. No sin antes tomar su cámara personal en manos. Ya se estaba haciendo de tarde en Catar y no tenían ningún evento o participación que hacer, no ahora que el equipo se había instalado en sus habitaciones y esperaban al siguiente día para comenzar a entrenar. En unas horas podían bajar para cenar, pero por el momento estaba libre.

—Hola, papá.— saludó ella, al instante en que respondió la llamada. Ahogó un bostezo y marcó el botón del ascensor.

—Hola, hijita querida. ¿Cómo la estás pasando?— Moira hizo una mueca, anticipando que el hombre le iba a decir algo más. Su papá no era el típico que mostraba amor.— Che, contame. ¿Qué onda los pibes?

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