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En el momento en que su alarma sonó, Moira salió corriendo al baño a hacer pis, y una vez que pudo vaciar su vejiga, se tomó una ducha rápida. No había nada que pudiera sacarle el sueño, excepto un baño con agua caliente; era como si su cerebro permaneciera inactivo, al igual que sus músculos, hasta que recibía un estímulo exterior. Ahogando unos cuantos bostezos, se secó su pelo con una toalla y se hizo una trenza, porque sabía que el día iba a estar caluroso, y lamentablemente el campo de entrenamiento no contaba con aire acondicionado. Su compañera de habitación siguió sus pasos, y mientras ella se quedó sola en la habitación, eligió la ropa que iba a usar hoy. Esta vez no tuvo ninguna queja en usar una camiseta de Spiderman. Se colocó una pollera larga de color negro y su camiseta roja, en sus pies se puso unas zapatillas cómodas, en caso de que tuviera que seguir corriendo.
—¡Candela, tenemos que estar en quince minutos!— gritó ella, a través de la puerta del baño. Tomó su celular en manos, tenía varios mensajes de sus amigas, quienes habían estado bombardeando su celular a mensajes. Fue respondiendo uno por uno, aunque tampoco era como si tuviera muchas amiga. Se conformaba con tener dos mejores amigas que estaban siempre para ella. Por otra parte, su papá le había mandado un audio preguntado nuevamente por su autógrafo.
—¡Ya estoy!— su compañera de habitación salió del baño con un maquillaje impecable y con un vestido largo. Moira emitió una sonrisa. Si no lo hubiera sabido mejor, tal vez habría pensado que Candela le había dedicado horas y horas para prepararse, pero tan solo había tardado unos quince minutos.
—Que linda.— ella la halagó, tomando su riñonera y poniéndosela en su cintura. Su compañera de trabajo se veía hermosa e inalcanzable. La castaña le tiró un beso a la distancia.
—Y vos también. Estamos listas para conquistar corazones.
Ella decidió seguirle la corriente.— Ay, sí. Cosa que hago todos los días.
Ella guardó el celular en su riñonera, tomando nuevamente el resto del equipo en manos. Para darle una mano con todo el peso, Candela se encargó de llevar el trípode que iba a usar para tomar fotografías en el entrenamiento y ella llevó la mochila en su espalda. Bajaron las dos, hablando de diferentes temas y pasando el rato. Al parecer, a las dos le gustaba hablar hasta los codos y ninguna dejó de hablar, incluso cuando fueron guiadas a subir al micro. Moira soltó una carcajada y Candela la empujó con su cadera, haciéndole señas para sentarse en la parte delantera del micro. Mientras se sentaba, pudo notar que los miembros de la Selección estaban sentados atrás y charlaban casi a los gritos. Tampoco tardaron mucho en empezar a cantar canciones de la cancha.
El micro comenzó a moverse y ella sacó su celular, notó que había recibido una nueva mención en Instagram y que también tenía unos cuantos nuevos seguidores. Julián Álvarez había subido las fotografías que ella le había sacado en el jardín del hotel, en la primera estaba él sonriendo y en la siguiente estaba con sus compañeros del equipo. Moira leyó lo que él había escrito.
