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Moira había sido llamada muy temprano esa mañana, al igual que Candela y Raúl. El equipo de fotógrafos había estado toda la mañana en una charla, donde le habían dado indicaciones de cómo continuar ahora que Argentina estaba en una etapa mucho más importante en la competencia. Al parecer, la travesía cada vez se estaba haciendo mucho más larga y diferentes cadenas de televisión y programas deportivos de diferentes países estaban pidiendo más fotografías para poder publicitar por todas partes. No sólo les alcanzaba con las fotografías que ya circulaban en redes o las que había tomado en los partidos, querían un Photoshoot especial y nuevo.
Después de algunos acuerdos y temas de tiempo, decidieron que iban a hacer la sesión en las próximas horas, después del entrenamiento. Con el acuerdo de entre todos los presentes y sus superiores, pudieron salir de la oficina una media hora después. Moira estaba un poco sorprendida ante las recientes modificaciones del horario y las nuevas fotografías que tenían que hacer, ya que les habían avisado con poco tiempo de anticipación. Había podido ver las caras largas en la mesa, especialmente la de Raúl y mordió el interior de su mejilla. De igual forma, ella no se iba a quejar de las nuevas noticias, el dinero que estaba ganando era suficiente como para vivir tranquila en Argentina por varios meses. Y con la nueva sesión de fotos, les iban a pagar un adicional.
—No entiendo porqué quieren todo ahora.— se quejó Raúl, cuando regresaron a la camioneta en la que habían ido y en parte, también entendía su punto.— Tuvieron tiempo antes para esto, ahora que los chicos y nosotros estamos a full vienen a pedir más fotos. ¿No les alcanza con todas las que le sacamos en los partidos?
—Pasa que hay nuevos auspiciantes, hay mucha plata en juego.— dijo Candela, sacando su vista de su celular por un momento.
Moira no abrió la boca, simplemente bebió su gaseosa y se quedó callada. Estaba sedienta, le dolía la cabeza y la habían sacado de la cama muy temprano. Todavía su cerebro no estaba del todo despierto, así que se mantenía mucho más callada que de costumbre. Regresaron al hotel a las ocho de la mañana, pero el día seguía y tenían que ir al entrenamiento del día de hoy. Moira aguantaba el sueño, mientras caminaba por el césped y miraba a los jugadores hacer el mismo entrenamiento que los demás días. Arrancaban con el estiramiento, después empezaban a entrar en calor y como último, empezaban a jugar un partido entre ellos. Ella se sentó a un costado, ahogó el tercer bostezo que había soltado en cinco minutos. La noche pasada se había quedado pensando hasta tarde en un jugador en especial, con todo lo que había dicho su hermano, con los avances de Julián y con la despedida de ayer, eran muchas cosas para procesar. No quería hacerse ilusiones, porque siempre era la primera en idealizar personas.
—Así que, ayer fuiste con Julián y sus hermanos a un restaurante.— Candela rompió el silencio y ella la miró, sin entender cómo se había enterado de aquello, porque no le había contado nada.— Sigo a Agustín Álvarez en Instagram, le sacó fotos a su comida y vi tus uñas, fue fácil de deducir.
