Capítulo 21: He aquí nuestra promesa

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En general, el inicio de la Selección real estuvo lleno de un buen número de sorpresas de toda clase, unas heréticas, otras estrafalarias y hasta un vistazo a una prosperidad codiciosa sin precedentes. Pero eso solo fue el abreboca, y de cierto modo, una jugarreta del destino dirigida a moderar los ánimos en la sala.

Cuando los Natsuki avanzaron majestuosamente al estrado, las miradas de curiosidad se abalanzaron como flechas sobre ellos. Aunque la sensación de ser observados con tanto detenimiento fuera intensa para la feliz pareja, no mostraron ningún ápice de preocupación en sus rostros.

Pese a ser unos completos inexpertos en las artes palaciegas, podían sentir que, en esta ocasión, la hostilidad era prácticamente inexistente. Sus rivales habían hecho un espléndido trabajo cansando a los presentes y poniendo a trabajar sus atrofiadas mentes.

Tal vez, después de tantos momentos llenos de tensión, podrían dedicar todas sus fuerzas en dar sus respectivos discursos. En lugar de luchar hasta el agotamiento, rebatiendo necios comentarios sobre sus apariencias.

Una mala lectura del ambiente podría ser problemática para ellos, en especial porque tal cosa era más una certeza que una posibilidad. Emilia en si era una niña dulce e ingenua en su interior, y Subaru era de los que admitía abiertamente de que era pésimo para leer el ambiente.

Pero no era tiempo para preocuparse por los comentarios de la audiencia que, hasta un par de despistados como ellos, podrían compararlos acertadamente con un boxeador en sus últimas.

Firmemente posicionados en el estrado, se dieron la vuelta y encararon con valor el desafío

El cabello recogido de Emilia ondeó levemente. Ciertamente dio un aire magnánimo y poderoso parecido al de cierta Duquesa galante. No fue lo que se había ensayado, pero tuvo un gran impacto en los presentes y en su propio esposo. Quien se alegró de ver una nueva faceta de su linda esposa, reavivando los motivos que lo habían llevado a emprender esta lucha por el trono. Él, quien tenía una mirada amenazante, observó con determinación a la audiencia, mostrándoles el fuego de su pasión y hasta donde estaba dispuesto a llegar para llevar a Emilia al trono.

Un inicio poderoso, que se había desenvuelto en el momento correcto, arrebatándole el aliento a nobles y caballeros por igual.

Elsa se mordió el labio, ocultando ese descuidado mordisco con su mano. Se sentía afortunada de que sus ojos presenciaran un espectáculo tan curioso. A su manera peculiar de admirar las cosas, Subaru tenía una mirada agradable, como la de una bestia feroz lista para lanzarse a por todas, una en donde el tiempo presente era lo único que importaba.

Grandes cambios a la vista, aunque ella no fue para nada sutil a la hora de escoger la ropa que usaría durante la ceremonia. Lucía un vestido ajustado, similar al que solía usar en sus tiempos como la famosa Cazadora de Entrañas, pero un tanto más ligero que el modelo original. Ganándose una que otra mirada salaz entre la multitud.

Su querida hermanita, fue más cauta que Elsa en este asunto. Meili llevaba un vestido lapislázuli, de fina confección y gran calidad en cada puntada. De cierta manera a Subaru le recordó, al que ella usó para infiltrarse en el pueblo Irlam. La única cosa que la delataría como una domadora de Mabestias, era aquel peculiar colgante, que parecía ser el cuerno cortado de alguna de esas criaturas de pesadilla.

Subaru respiro profundamente y se preparo para dar su discurso. Todo estaba resultando tal como Reinhard dijo en el carruaje.

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Una media hora antes de que el grupo llegara a Palacio. Reinhard repasaba, junto a sus señores sus respectivos discursos y las contramedidas que habían preparado, en caso de que se presentase algún altercado, a causa de la particular fisionomía de Emilia.

Re: Zero 『Ser un candidato real en un mundo diferente』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora