«¿Acaso acaba de decir: “ha llegado el momento de Super Priscilla?», Subaru quedó conmocionado por la extraña elección de palabras. Esperaba que algunas de las candidatas fueran arrogantes, pero que alguien usase una frase parecida a la de un chūnibyō en público, en especial en este mundo; era más de lo que el chico podría imaginar.
Aunque el aparente responsable de que aquello ocurriera, no tardo en aparecer. El mismo hombre extraño con un yelmo, que estaba de pie delante de Elsa y Meili, se acercó a Priscilla levantando un pulgar.
— Al parecer, los ojos de la gentuza están todos sobre mi hermoso yo.
— Has usado eso bastante bien, Princesa. Los has rematado a todos con un gran gancho.
Con aquel intercambió de palabras tan extraño, no había otra posibilidad, más que ese sujeto fuese el autor de la frase. ¿Qué clase de caballero se viste como un bandido y le sugiere frases tan absurdas a su señora?«Esto se ha convertido en un espectáculo bastante raro».
Pensó Subaru, aunque el no era el único que tenia esa opinión, de hecho, casi todos los presentes veían con extrañeza aquello. Aunque tales miradas no parecieron importarle a la “Princesa”, que orgullosa aceptaba los halagos del sujeto del yelmo. Probablemente creía que su primer acto en escena la hizo ver asombrosa ante todos, en lugar de bizarra, como era el caso.
— Muy bien. Priscilla Barielle-sama, por favor…
La “Princesa”, sacó un abanico de su escote y declaró enfurruñada:
— Es sorprendente que a mi gran yo, lo llamarán hasta ahora. Por esta vez dejare pasar su falta de respeto y los complaceré dejándolos escuchar mi celestial voz.
»Lo único que debo hacer es que estos plebeyos me quieran como su nueva Reina, y demostrar mi majestad ante estos viejos fósiles. ¿No es así?; en ese caso, será algo fácil.
— Justo como se espera de la “Novia Sangrienta”, descarada a cada paso.
El comentario incendiario de Crusch, devolvió a la sala a su atmósfera pesada de momentos anteriores.
— Otra vez de nuevo con eso. Esas palabras ya perdieron incluso su encanto como canción de cuna —dijo la aludida con desinterés.
Ajeno al ambiente, Miklotov entonó su voz:
— Aún me encuentro sorprendido por la prematura muerte del señor, Leip Barielle —dijo con pesar—. Si no es molestia, Priscilla-sama, podría explicarme. ¿Cuándo sucedió?
— Ese anciano pervertido se volvió senil hace medio año. Incapaz de diferenciar entre el delirio y la realidad falleció hace pocos días.
— Ya veo, lamento la noticia… A decir verdad, Leip era un conocido de hace muchos años. Mmm... Entonces, ¿qué tipo de relación tiene usted con Leip, Priscilla-sama?
Leip Barielle, como administrador de la Piedra de la Historia del Dragón, aquella tabla legada por Volcánica que contenía todas las profecías, fue una figura a la que el Consejo de Sabios acostumbraba a ver en momentos de necesidad y profunda consulta.
No se podría decir que fue alguien agradable para los Sabios, la nobleza, o para los siervos que tuvieron la mala fortuna de vivir en su Baronía. Pero que la extinta Familia Real confiara en él para tal responsabilidad, lo hacía merecedor del respeto, que se le atribuye a todo aquel que vele por el sagrado pacto.
Efectivamente, el difunto Administrador era un viejo conocido como dijo Miklotov, y tal vez si el resto del Consejo se encontrara en mejores condiciones, dirían exactamente lo mismo. Pero una cosa es conocer a alguien durante mucho tiempo y otra cosa es discernir con precisión su vida privada, basándote en las pequeñas pistas que deja; aunque estas formen parte del mismo trabajo que desempeñas.
ESTÁS LEYENDO
Re: Zero 『Ser un candidato real en un mundo diferente』
Hayran KurguDespués de recuperar la insignia de Felt, resulta que Subaru es el quinto candidato perdido de la selección real. Al ver que Subaru y Emilia no quieren separarse, Roswaal propone que Subaru y Emilia se casen para tener una ventaja política.