El sonido de la madera chocando y gritos de guerra resonaron en los jardines de la Villa Karsten, pero con un suave movimiento se escuchó el leve silbido de una espada de madera volando en el aire, y el crepitar de las costillas de alguien al ser golpeadas.
- ¡..wah!
Con el rostro contraído por el dolor, y sudando como un maratonista, un joven de cabello negro cayó de espaldas en el verde césped. Mirando al cielo despejado, dejó que poco a poco sus pulmones recuperaran el aliento.
«Si empezara a llover de repente, sería algo dramático». pensó el muchacho, después de todo desde que llego a este mundo jamás había visto siquiera una llovizna. Si este mundo solo le gusta burlarse de él, este sería el momento perfecto para que callera una tormenta.
-¿Le parece bien si lo dejamos hasta aquí por hoy, Subaru-sama?
Una voz áspera, pero amable, lo sacó de sus pensamientos. A duras penas logró sentarse. Sujetando su lastimado pecho, dirigió su mirada al anciano mayordomo que le había hablado. Él, fresco como una lechuga, sostenía aun la espada de madera que lo había mandado al suelo, como si derribarlo fuera un esfuerzo menor que preparar una taza de té.
El anciano, que se suele presentar como Wilhelm Trias, tenía su cabello recogido en una cola, que se ondeaba con el viento, con aquel porte elegante y marcial daba la imagen completa de un auténtico mayordomo de combate, que se ve de vez en cuando en algún manga o un comic americano. La amabilidad caballerosa de un sirviente inglés también lo rodeaba, al momento que extendió su mano enguantada hacia el joven caído.
- Vaya, Viejo Will. Había pasado tiempo desde que me dolían las costillas por un entrenamiento.
- Me disculpo si me sobrepasé con usted, Subaru-sama.
- No es necesario hacer eso, viejo Will... En realidad, mis costillas me dicen que esta vez no te contuviste tanto como el primer día... Te agradezco que no me des un trato especial solo por ser un Candidato Real -dijo Subaru a Wilhelm, quien hizo una reverencia complacido por la virtud que demostraba el joven al momento de entrenar. Y más que todo, enfrentar de buena gana los dolorosos resultados a causa de su pobre habilidad en el arte de la espada.
Cuatro días habían pasado desde su llegada a la residencia de Crusch, y las cosas no habían cambiado tanto en todo ese periodo de tiempo. Incluso su rutina diaria no era muy diferente a la que tenía en la Mansión Roswaal. Pero por muy divertido que se le hiciese estudiar junto a Emilia, se había acostumbrado a entrenar su esgrima a diario.
Sin perder mucho tiempo Subaru le pidió, a la mañana siguiente de su llegada al territorio Karsten, permiso a Crusch para usar una parte de los jardines para entrenar. La Duquesa accedió sin problemas y le sugirió cierta zona en los jardines frontales para que pudiera practicar.
Él comenzó su rutina de entrenamiento solo, debido a que Elsa y Rem no estaban muy seguras si sería buena idea mostrarse de una forma tan agresiva hacia un Candidato Real, en medio del territorio de un rival político. Pero el chico llamo la atención de cierto mayordomo, quien le ofreció su modesta experiencia en el arte de la espada. Ciertamente Wilhelm fue muy humilde al ofrecer sus servicios, porqué resulto ser un auténtico maestro de la esgrima.
- No lo mencioné en aquel momento, pero, Subaru-sama, parece ser que usted no es de los que suelen entrenar en solitario. ¿Me equivoco?
- Bueno, usualmente solía entrenar junto a Reinhard, El 『Santo de la Espada』. Si él no podía, entrenaba con Elsa; y si ella tampoco estaba disponible, entrenaba con Rem.
Mientras conversaban, caminaron de regreso a las puertas de la mansión.
- Ya veo. Entonces, ¿nunca ha intercambiado un baile de espadas junto a su esposa? -dijo Wilhelm rascándose la barba.
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Re: Zero 『Ser un candidato real en un mundo diferente』
FanfictionDespués de recuperar la insignia de Felt, resulta que Subaru es el quinto candidato perdido de la selección real. Al ver que Subaru y Emilia no quieren separarse, Roswaal propone que Subaru y Emilia se casen para tener una ventaja política.