Amigos, les cuento: el loro desplumado y yo aprobamos el curso de la profesora Inés sin ningún problema, ¿pueden creerlo? ¡Y encima fuimos felicitados por haber presentado un proyecto tan bueno! Ah, por fin todo ya está finiquitado en el colegio. ¡Hell yeah! ¡Ahora sí a disfrutar con todo de las vacaciones! Dos semanas en las que no sabré nada de tareas, exámenes ni de levantarme temprano... un momento, ¿Cómo? ¿Qué con mi familia nos vamos de vacaciones a la capital? Vaya, esto sí que no me lo esperaba, aunque siendo franca no me quejo. Mamá nos acaba de comunicar a la familia que en su trabajo la han mandado a capacitarse por una semana a Lima, y además le han ofrecido la ganga de poder llevar a su familia con todos los gastos pagados durante el tiempo que dure la capacitación. Y bueno, como a caballo regalado no se le mira el diente, pues ya está decidido: ¡Allá vamos, Lima!
***
En un taxi la familia Carpio salió del aeropuerto y se dirigió rumbo al hotel. Como ya es costumbre en la capital por esa época del año, el cielo se mostraba totalmente nublado, a pesar de que recién eran las nueve de la mañana. La ciudad lucía deprimente y gris. Además, hacía mucho frío.
–Increíble, cariño. Así que nos vamos a un hotel en Miraflores de cuatro estrellas –el señor Harold dijo tras consultar en su celular la página web del hotel al que se dirigían–. Aquí dice que cada habitación cuenta con baño privado y jacuzzi. Y, por si fuera poco, el hotel además tiene su área de piscinas, su propio gimnasio y hasta una sala recreativa con taca taca, juegos de mesa, ruleta, y muchos otros juegos más...
–Que puedo decir: soy la engreída del notario, ¡ja! –la señora Susan se limpió las uñas en su sastre al mismo tiempo que esbozaba una orgullosa sonrisa.
–Niños, cuando crezcan deben ser como su madre, ¿entendido? – el señor Harold les aconsejó a sus pequeños.
–¡Entendido, entendido! –Robin y Tabata respondieron al unísono, ambos muy animados.
"¡Uuaaa!", Mandy bostezó. En ese momento el taxi se encontraba atascado en el infernal tráfico de una avenida del centro. Ella sacó su celular del bolsillo de su chaqueta y revisó sus mensajes. Alguien le escribió al chat. –Quien será, haber, haber –ella abrió la aplicación. Se trataba de un audio que le había mandado su amigo Max. Mandy se colocó los audífonos y reprodujo el audio.
–¡Mandy, mi gran amiga, ¿ya llegaste a la Ciudad de los Reyes?!
–¿A Lima la gris? Sí, ya llegué. Estoy en el taxi en medio de un tráfico asqueroso –Mandy respondió también mandando un audio.
–¿Con quién estás hablando, hija? –preguntó la señora Susan.
–Es Max, mamá. Me pregunta si ya llegué a Lima.
–Oh, el buen Max. Mándale mis saludos.
–Y los míos – se unió el señor Harold.
–¡Nosotros también queremos que le mandes nuestros saludos a tu novio! –exclamaron Tabata y Robin.
–Mañana, ¿ya? –Mandy giró la cara hacia la ventana–. Oye, mis papás te mandan saludos –la joven púrpura le mandó otro audio a su amigo.
–Cuidate, causita. No vaya a ser que termines enjaulada en el parque de las leyendas. ¡Jajaja! –Max le respondió.
–Ja ja, mira cómo me rio, tonto.
–¡Jajaja! Pero no te enojes, Mandy. Y, por cierto, no te vayas a olvidar de traerme lo que te pedí que me compres, ¿eh?
–Sí, no te preocupes por eso, bobo.
–Genial. Ahora me voy a patinar con los chicos. Les mandaré tus saludos. Nos hablamos al rato, entonces.
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Super Purple: One Cursed Girl
Roman pour AdolescentsBurlarse de los demás era el pan de cada día de Mandy Carpio, hasta que un buen día una compañera de su colegio ya no aguantó más sus bromas y decidió darle una inimaginable lección que le cambiaría la vida para siempre.