Cuarto año de Raquel Weasley en Hogwarts. Volverá a reencontrarse con todos sus amigos y su actual novio y se encontraran con una gran sorpresa. Muchísimos nuevos sucesos les depararan, nuevos amigos, fiestas...
Todos los personajes salvo Raquel y L...
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A las doce del día siguiente Raquel ya había recogido su habitación de la noche anterior y cada una de las chicas había desayunado y hecho su cama.
Mientras Hermione se duchaba y Ginny llevaba las cosas a su habitación, Raquel estaba eligiendo su ropa. Hoy volvería a ver a Harry y estaba muy emocionada y feliz.
Finalmente se puso una camiseta verde algo apretada y corta, la camiseta que Harry la había comprado como sorpresa el año pasado; Una falda negra, y unas zapatillas negras con unos calcetines verdes. Se puso el collar de hoja de Harry, la pulsera de las fases lunares y el anillo con la H. Se peinó el pelo ondulado natural que tenía y se lo dejó suelto. Ya estaba lista.
Pasaron una mañana medianamente normal, Raquel impaciente por ver a Harry.
Ya eran las 4:50 de la tarde y habían quedado en recoger a Harry en casa de sus tíos a las 5:00. Estaban todos reunidos en el salón, no había pensado hasta ese momento como iban a ir a recoger a Harry sin que los muggles les vieran hacer algo mágico.
—Podría aparecerme en su casa y volver junto a él —Dijo Arthur mirando el reloj.
—Pero papá, yo quiero ir contigo a por Harry —Se quejó Ron.
—Nosotros también queremos ir contigo —dijo Fred.
—Si, queremos ir a conocer a sus tíos, y ver si son tan malos como dice. —continuó George.
El tiempo pasaba y ya eran las cinco en punto. A las cinco y diez... las cinco y cuarto...
—¡Ya sé! Por qué no vamos en polvos flú —Exclamó Ron feliz.
—Muy buena idea cariño. Hagamos eso, ir llendo a la chimenea, yo cogeré los polvos —Dijo Molly.
—Mama no se si es tan buena idea —Explicó Raquel —las chimeneas de los muggles no serán igual que las nuestras.
—No, no lo son —Dijo Hermione corroborando la opinión de la pelirroja.
—Bueno pero ya no queda tiempo cielo —Continuó Molly cogiendo los polvos —Habrá que intentarlo, si no pensaremos otra cosa. Venga uno por uno...
Se acercaron todos a la chimenea. Molly con el cubo de polvos flu en las manos se acercó, y uno a uno, fueron cogiendo un puñadito.
—Pss, chicos —susurro Raquel a sus hermanos gemelos que se acercaron y agacharon junto a ella.
—¿Qué pasa peque?
—Bueno... —Susurró con una sonrisa burlona — Os dije que encontraría a alguien con quien pudierais probar esos caramelos nuevos que teneis...
