38. La segunda prueba

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˗ˏˋ CHAPTER THIRTY-EIGHT ˎˊ˗
(THE SECOND TEST)

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—¡Dijiste que ya habías descifrado el enigma! —exclamó Hermione indignada

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—¡Dijiste que ya habías descifrado el enigma! —exclamó Hermione indignada.

—¡Baja la voz! Sólo me falta... afinar un poco, ¿de acuerdo?

—Solo necesito encontrar la planta exacta, sé que existe una planta para poder respirar bajo el agua unas horas... —añadió Raquel viendo la cara de enfado de su amiga. — Veamos por esta sección de aquí.

—Bueno, yo iré mirando más opciones —dijo Hermione agarrando a Ron del brazo para llevárselo a otra sección —Y tu Ron, ayúdanos.

Se encontraban en la biblioteca. Para cumplir el encargo de Sirius de ser informado sobre cualquier cosa rara que ocurriera en Hogwarts, Harry le escribía una carta a Sirius. Que se la envió en cuanto acabó de escribirla para así centrarse en su tema principal: cómo sobrevivir bajo el agua durante una hora el día 24 de febrero.

—Por supuesto, la solución ideal sería que te transformaras en un submarino o algo así —comentó Hermione ojeando un libro—. ¡Si hubiéramos dado ya la transformación humana! Pero no creo que empecemos a verla hasta sexto, y si uno no sabe muy bien cómo es la cosa, el resultado puede ser un desastre...

—Sí, ya. No me hace mucha gracia andar por ahí con un periscopio que me salga de la cabeza. A lo mejor, si atacara a alguien delante de Moody, él podría convertirme en uno...

—Sin embargo, no creo que te diera a escoger en qué convertirte — respondió Hermione con seriedad—. No, creo que lo mejor será utilizar algún tipo de encantamiento, si Raquel no encuentra esa planta.

Tenían prácticamente media biblioteca en su mesa y Raquel podía observar como Harry estaba empezando a sentir accesos de pánico. Pero muy su pesar, ese día no encontraron nada.

Pasaban los días, sólo quedaban dos y Harry volvió a perder el apetito. Lo único bueno del desayuno del lunes fue el regreso de la lechuza parda que le había enviado a Sirius. Le arrancó el pergamino, lo desenrolló y vio la carta más corta que Sirius le había escrito nunca:

Envíame la lechuza de vuelta indicando la fecha de vuestro próximo permiso para ir a Hogsmeade.

Harry giró la hoja para ver si ponía algo más, pero estaba en blanco.

—Este fin de semana no, el siguiente —susurró Hermione, que había leído la nota por encima del hombro de Harry.

—Toma, ten mi pluma y envíale otra vez la lechuza. —le cedió Raquel —Y por favor, come un poco más.

La noche precedente a la segunda prueba, mientras Harry, Ron y Hermione se dirigían a la biblioteca Raquel se debió a las cocinas. No había encontrado la planta exacta pero recordó que para utilizarla había que comérsela, así que decidió ir a preguntar.

Raquel y el cáliz de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora