Conociendo a Rakkun.

Capitulo 4: La Madriguera Del Mapache.

Dentro de un callejón en las calles de Perú, ahí es donde me encontraba en este momento, abrazando a una chica mapache a la cual ayude a cuidar su secreto que ella misma casi revela, un típico día en mi vida al parecer.

Quería soltarme del abrazo, no porque me incomodara ni nada por el estilo, si no porque mi estómago ha estado rugiendo por casi un minuto seguido.

Sabía que ella podía escucharlo ya que su oreja estaba casi al lado de mi estómago, y ella no parecía ni inmutarse por esto, lo que lo hacía aún más vergonzoso aún.

–O-oye, creo que ya deberíamos irnos, si nos quedamos aquí mucho tiempo puede que piensen que…… ¿Acaso te quedaste dormida?

Aparte a Rakkun cuando escuche un ligero ronquido de su parte, ahí la vi dormida con una sonrisa placentera en su rostro.

–Ahora entiendo porque no reaccionaste a mi estómago… eso me alivia un poco.

Solté un pequeño suspiro de alivio e intenté despertar a Rakkun, la agite un poco esperando a que reaccionará, pero no parecía estar cerca de siquiera abrir los ojos.

–Parece que no tengo opción.

Solté un segundo suspiro, en esta ocasión de fastidio mientras cargaba a Rakkun en mi espalda. Cubrí su cabeza con su sudadera ya que era probable que sus orejas salgan mientras duerme, y camine a toda prisa al hotel.

Por suerte durante el camino ni sus orejas ni cola salieron a la luz por lo que había una cosa menos de la que preocuparme, pero al llegar al hotel, la recepcionista, a la cual he ignorado hasta ahora, me miró con un rostro pícaro mientras veía a la chica en mi espalda.

Por primera vez no pude ignorar su rostro burlon, en especial por las muecas tan extrañas que estaba haciendo.

Me subí rápido al elevador y presione el piso de mi habitación, una vez la puerta se cerró me sentí un poco más aliviado.

–Me vas a dar una gran disculpa después de esto –dije a la aún dormida chica en mi espalda.

Tras llegar a mi piso simplemente me baje del elevador y entré en la habitación, la cama aún estaba desatendida y las cobijas estaban en el suelo.

"Ella solo despertó y me siguió sin siquiera arreglar la cama, que desconsiderada."

Pensé mientras dejaba a Rakkun en la cama, ella al sentir la comodidad del colchón comenzó a girar en la cama hasta terminar como un taco enrollado por las cobijas.

–¿Cómo diablos hiciste eso?

Estaba un poco impresionado por eso, pero mi admiración terminó cuando mi estómago volvió a rugir con fuerza. Aún no había desayunado y ya era pasado medio día.

Tome el teléfono de la habitación e hice algo que jamás pensé que haría, pedí servicio al cliente.
.
.
.
Tras media hora alguien tocó la puerta de la habitación, camine algo débil hasta la puerta y la abrí solo para recibir la horrible sorpresa de que la recepcionista era la que traía la comida.

–Aquí esta su comida señor –dijo mientras miraba dentro de la habitación curiosa.

Claro que noto la cama destendida y la sudadera que Rakkun se quito mientras dormía, al terminar de inspeccionar la habitación volteo a verme con esa sonrisa pícara que llevaba molestando e un rato.

–Estoy segura que después de tanto ejercicio ha de estar muerto de hambre, así que le traje un plato extra, cortesía de la casa.

Dejo la charola dentro de la habitación y comenzó a caminar lentamente hacia el elevador, todo mientras soltaba una molesta risita cada segundo.